BAD MANNERS en la Sala Siranush, 01/05/2022

La coqueta sala Siranush se vistió de gala ska para recibir una nueva visita de Bad Manners, el legendario combo ska liderado por el inefable Buster “Fatty” Bloodvessel (a quien habíamos entrevistado hace algunas semanas),y ahí estuvo MADHOUSE para contarte todos los detalles, en una tarea altamente reflexiva. ¡A ajustarse los tiradores que ahí empezamos!

(REFLEXIÓN POST SHOW DE LUNES POR LA MAÑANA EN LA MENTE DEL CRONISTA)

… Bueno dale, tenemos que hacer la reseña del domingo…

Ah, es verdad, ya me estaba olvidando…

¡Qué cabeza la tuya eh! A ver, ¿cómo empezamos?

No sé, todavía me duele la cabeza, hace mucho que no iba a cubrir un show.

No, eso es por la edad.

Bueh, empecemos de una vez. “Bad Manners en Buenos Aires, regreso con gloria”

Muy original el título, ¿lo registraste?

Cállate que yo estuve ahí y vos no.

Tenés razón, te doy la derecha. ¿Cómo empezó todo?

La cosa empezó temprano, ideal para un domingo primero de mayo en el cual sólo se puede pensar en comer asado y hacer siesta. Encima hacía un frío importante, pero eso no amedrentó a los rude boys nacionales. Los créditos locales Los Casettes y Sombrero Club abrieron el fuego (más que necesario, ya que todos estaban abrigadísimos), la banda de Mariano Goldenstein fue bien recibida y más aún cuando hicieron su cover de Los Fabulosos Cadillacs “Número 2 En Tu Lista”.

¿Había mucha gente?

En ese momento no, pero de a poco se iba poblando y los que estaban eran bastante entusiastas. La gran mayoría lookeados a la manera correcta de vestir: mucha camisa a cuadros, jeans con botamangas arremangadas, zapatos Creepers/Doc Martens, chombas, parkas, y todo eso coronado con la característica pelada skin/rude. Lo bueno del ambiente ska es que tiene esa cosa de amistad y camaradería, y al ser una música que conecta directo con el baile, se da un clima festivo muy lindo.

¿Tranquilo el público?

En general, sí. Pero siempre, a pesar del paso de los años, hay algunos energúmenos que se escudan detrás de una ideología o movimiento para dar rienda suelta a su violento fascismo.

Ah sí, los dinosaurios se niegan a desaparecer

Y si, al final parece que ir a ver un grupo es solamente beber, fumar y hacer sociales…

¡Ah, pero qué viejos que estamos eh!

Mejor sigo con la reseña.

…Perate, ¡contame algo del lugar!

Uffff una hermosura la Sala Siranush. No tengo idea por qué se hacen ahí los shows, pero es todo un acierto. Ya no estamos para andar peregrinando por tugurios de mala muerte con show larguísimos que se eternizan para salir de madrugada en busca del camino de regreso. Queda en pleno Palermo armenio, toda una edificación referida a esa cultura, con esculturas y toda la comodidad posible para que uno se siente cómodo.

¡Bien ahí la organización!

¡De una! Encima desde temprano estuvo Luciano Griguol AKA Selector Lucho pasando de todo un poco de música. Un placer poder disfrutar de temazos como “Stop That Train” de Clint Eastwood.

¿El actor?

¡No, paparulo! El cantante de reggae.

Ya me parecía que ese no cantaba.

Y además del selecto público, también hubo visitas ilustres como Sergio Rotman, Midnerely Acevedo AKA Mimi Maura, Walter “Mosky” Velázquez, Hugo Irisarri, Damián “Chino” Biscotti…

La creme de la creme

Sí, todos en su rol de fans del estilo. Hasta bebidas y choripanes había, mira lo que te digo.

¡Me dio hambre!

Hambre de gloria tenían los Out of Control Army, estos mexicanos que pisaban por primera vez estas tierras.

Cuéntame más.   

Una LOCURA, así nomás. Arriba del escenario son pura fiesta, y encima tienen un cantante por demás carismático que se puso al público en el bolsillo ya que además de cantar de vez en cuando se suma a la sección de vientos y es descomunal todo. Súper emocionados por “estar en el país de bandas que escuchábamos de chicos como Satélite Kingston y Los Intocables, el país donde empezó el ska Latinoamericano”, según sus propias palabras. La frutilla del postre fue la versión del clásico “Night Boat to Cairo” de los Madness, ahí sí que fue el primer momento de la noche en el que todos nos pusimos a bailar.

¿Vos también?

Y sí, viejo. Uno tiene su corazoncito.

Claro que sí. ¿Y cómo siguió la cosa?

Después de un largo parate en el cual todos aprovechamos para salir a tomar aire, y otras cosas también se tomaron, subió Juantxo Scalari a hacer lo que mejor sabe. 

A ver, dame data.

Un ska punk crudo y directo, con letras que hablan a favor de los trabajadores y las minorías, todo en plan rude boy y con mucha acogida por parte del público más aguerrido, por así decirlo. Sin tantos matices, más trompada en la cara y a otra cosa, a pesar de contar con vientos y un cantante que parece querer destruir las injusticias del mundo con su garganta.

Interesante la banda.

Sí, tal vez no tan acorde a una noche de ska más tradi como era ésta, pero valen la pena si te gustan las bandas con garra. Ovación final para estos visitantes españoles.

Joder, tío. ¿Y ahí cómo estaba la gente?»

Exaltados y con todas las ganas de ver a Bad Manners. Y cuando estos locos salieron al escenario, fue una pista de baile la sala. Intro instrumental, sale Buster/Fatty y apenas dice “¡This is Ska!” ya sabes que tenés para un buen rato de lo mejor del two tone.

Ahora me da envidia por no haber ido.

No sabes, hubo de todo: Buster te compra apenas lo ves, es uno de esos tipos que son pura personalidad e histrionismo. La banda un relojito, súper contentos de estar tocando acá. Tanto que el del saxo terminó tirándose entre la gente mientras tocaba.  

La gente extasiada, imagino.

Sí, pero viste que nunca faltan los que se suben al escenario y se quedan a vivir o gritan incoherencias en el micrófono. No había vallas, se subían y hacían del escenario el living de su casa. Una vez los bajaron educadamente, luego de una invasión masiva se acabó la paciencia y volaron un par de golpes.

“¡Lucho, por supuesto viejo!”, diría Andy Chango. Dejen tranquilos a los músicos.

La fiesta seguía, y los Manners metían hits a diestra y siniestra: “Lollipop” (acá recordada por la versión de Viuda e Hijas), “Fatty Fatty”, “Walking in the Sunshine”, “Just a Feeling”, una delirante versión de “Can’t Take my Eyes off You”

¿La de los Pet Shop Boys?

Bueno, acá se conoce por esa versión, pero la original es de Frankie Valli, allá por fines de los 60s. Siguieron tirando con artillería pesada y ni te cuento el desmadre cuando hicieron “Woolly Bully”.

¿La de Los Perros Calientes, la banda de Gabriel Carámbula?

Vos me estás cargando, ¿no? Es mucho más vieja, pero digamos que para el caso es lo mismo. Hubo lugar para una dupla explosiva: el híper clásico “Sally Brown” y mi corazoncito ska retrocedió hasta los 90s con ese himno que es “Inner London Violence” que paradójicamente conocí por la versión que hacía Attaque 77 en uno de sus primeros demos. Ahí se prendió fuego el piso, todos skankeando con esa oda al lugar que vio crecer a la banda.

Yo ahí ya estaría para el cachetazo.

Y llegó el K.O nomás, porque estaban “Special Brew” y “Lip Up Fatty”

¿No tocaron el cover de Deep Purple?

Ah, ¿ves que cuando queres tiras buena data?. No, no sonó “Black Night” en versión two tone, pero hubiera estado genial para cortar un poco con esas antinomias maniqueas de que si te gusta un estilo no te tiene que gustar otro. Y cerró la noche a todo vapor con “Can Can” con el púbico bailando como posesos y la banda satisfecha por lo logrado.

Final feliz entonces.

Casi. A la salida, esas cosas que parecían olvidadas, pero siempre resurgen. Parece que no se puede terminar un show en paz sin que alguno se agarre a las trompadas con otro. No aprenden más. Les gusta más la violencia que el ska.

Qué raro, siempre dando la nota.

Pero lo importante es que Bad Manners volvió y dio cátedra de ska two tone añejado como el mejor.

Totalmente. ¿Cerramos acá?

Dale, gracias.

¡A vos! (Se va gritando) ¡Rude boys, rude boys!

Textos: El Yo y el Otro Yo de Rodrigo Cardozo exclusivo para MADHOUSE

Fotos: Huberto Andrada

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