A principios de la década del noventa, el metal todavía estaba en la cresta de la ola, navegando aún el furor ochentoso que se generó con la popularidad y masividad de muchas bandas de la escena más glamorosa. Mientras la primera línea de bandas triunfaba y la veíamos en rotación permanente en MTV, la segunda, tercera y hasta cuarta línea de bandas del estilo proliferaban apoyándose en la fórmula conocida y el poder de las baladas, generando así hits fáciles y masticables… En un mercado saturado de lo mismo y tal vez sintiendo el arribo de una nueva era, Skid Row decidió tomar un camino diferente y el 11 de junio de 1991 pateó el tablero con su segundo y muy exitoso disco «Slave To The Grind». A continuación, una serie de detalles y curiosidades que tal vez no conozcas o no te acuerdes.
TRAS LAS HUELLAS DE PANTERA. «Slave To The Grind» de entrada sonaba más pesado, más áspero y jugado que el debut homónimo del grupo en 1989. En ese disco los Skid Row dieron cuenta que la fórmula la manejaban; hits, giras, portadas de revistas y reviente, todo eso estaba y también estaban las ventas. Podrían haberse repetido y, como tantos otros, ir a lo conocido, pero no: se ve que no era suficiente. Se notaba el hambre detrás de la locura y el descontrol, y tal vez, el arribo del «Cowboys From Hell» de Pantera en julio de 1990 haya tenido mucho que ver, ya que los escogieron como teloneros para la gira promocional.
JUGADOS, PERO SIN COMER VIDRIO. En este disco decidieron jugarse por canciones más rabiosas, más rápidas, más frenéticas como “Monkey Business” y “Slave To The Grind”, que tranquilamente podríamos categorizar como speed metal. Pero a pesar de esto sí, era 1991 y espacio para la balada tenía que haber, por lo que aparecieron las conocidísimas “Quicksand Jesus,” “In A Darkened Room” y “Wasted Time”. Alguna vez Sebastian Bach dijo al autor y periodista Jon Wiederhorn que si bien quisieron arriesgarse, estúpidos no eran: no iban a darle la espalda a lo que los llevó al éxito.
ESTUDIEMOS ESOS DEMOS. La mayor parte de «Slave…» fue escrita y registrada en su versión demo en un estudio de New Jersey junto al co-productor Michael Wagener, quien también había trabajado con ellos para el disco debut. El tema que da título al disco suena ligeramente diferente al resto ya que fue grabado en vivo directamente desde la sala de ensayo, y entre grabación y mezcla se tardó… ¡sólo una hora!, según comentó Wagener al Podcast “The Decibel Geek”. Skid Row quería usar tecnología más sofisticada para grabar el resto del disco, así que se dirigieron a los New River Studios en Florida para finalizar las grabaciones. Wagener, actualmente retirado de su profesión, también comentó que si bien el proceso de grabación fue fluido, la banda trasnochaba y no recordaba algunas cosas del día anterior; además, Bach se mostraba más temperamental al inicio de las sesiones. Y qué decir de Bach: de actitud desbordante y reputación de chico malo, demostró con creces que era más que el chico lindo del video de MTV encarnando una personalidad que combinaba el más rancio punk con el más duro metal.
FIEBRE DE SATURDAY LIVE POR LA NOCHE. El 2 de noviembre de 1991 hicieron una épica aparición en el popular programa de comedia «Saturday Night Live» en donde interpretaron “Piece Of Me”, de su primer trabajo y “Monkey Business”; además formaron parte de un celebradísimo sketch de un falso infomercial musical en donde el presentador del día, el actor Kieffer Sutherland (hijo del célebre Donald), oficiaba de Slash y el local –y jovencísimo- Adam Sandler hacía las veces de Axl Rose. El acto comienza con un nene preparándose para ir a dormir y la madre le pregunta si quiere leer un libro o si quiere escuchar un nuevo cassette llamado «Kiddie Metal» (metal para chiquitos); por supuesto el nene elige la música y una cortina de humo anticipa la llegada de los espurios GNR al cuarto del pequeño para rockear. Un par de canciones y de repente el infomercial presenta “La batalla del ABC” con Axel Rose, Sebastian Bach y Rachel Bolan, y éstos aparecen para interpretar en vivo la hilarante contienda.
EL CHICO DE TAPA. La imagen de la tapa y las del booklet son obra de David Bierk, artista plástico fundador de la galería de arte Artspace de Peterborough y padre de Sebastian Bach, quien solía trabajar desde el posmodernismo, tomando imágenes de la historia del arte y combinándolas con otras extraídas de los medios masivos de comunicación, con el objetivo de provocar reflexiones sobre la vida y culturas modernas, el arte clásico, la historia y la sociedad.
Cabe destacar que Bierk se inspiró en “El Entierro De Santa Lucía”, famoso cuadro del no menos famoso pintor italiano Caravaggio. Esta versión combina personajes del cuadro original con figuras de actualidad e introduce instrumentos tecnológicos modernos en la pintura. Por ejemplo, la mártir es reemplazada por una estrella de rock, a modo de alegoría crítica representando la extinción del estilo y su sustitución por la música hecha a manos de las herramientas tecnológicas. La obra se llevó a cabo dedicándole entre 12 y 14 horas diarias y se completó en apenas una semana y media (!). El artista se ayudó de modelos vivos –actores de un grupo de teatro de Peterborough- para bocetar las poses: en total, más de 75 personas fueron parte de la misma. Bonus: Si prestan atención (y tienen la tapa del álbum de vinilo a mano, o una lupa en su defecto), podrán reconocer a los hermanos de Sebastian en ella.
ESCLAVOS DE LAS LETRAS. «Slave…» no sólo tenía un sonido más pesado y agresivo, también fue arrollador desde su poética: las letras. El espíritu de su tierra obrera, New Jersey, sale a la luz de manera filosa y vomitando rabia. Abandonan los clichés edulcorados, el reviente y la hipersexualización del glam, tocando temáticas más complejas, siendo más mordaces e irónicos, como también introspectivos y críticos. Aparece una lírica llena de ira, descontento, angustia y frustración. De una creatividad supina, hablan de religión y política, critican los nuevos esclavismos de la vida moderna, y también se ocupan de la devastadora addicción a las drogas.
TIEMPO BIEN GASTADO. La última canción del disco, “Wasted Time”, fue escrita por Bach, Bolan y Dave “The Snake” Sabo y está dedicada a un gran amigo de Sebastian, Steven Adler, quien debió abandonar Guns N’ Roses por su adicción a la heroína. Este relato desgarrador narrado desde la perspectiva del amigo detalla el difícil momento de ver a un ser querido entregarse a la adicción y dejarse morir lentamente. Canción emblemática si las hay, fue el último gran hit de la agrupación, y, como crónica de una muerte anunciada, fue la banda de sonido de despedida de la era de gloria del metal, que sería desplazado de los charts tras la irrupción del grunge.
La historia dirá si algunos fans de la primera época de Skid Row se cansaron de los berrinches de Bach o si les molestó el viraje hacia la pesadez de este disco, la realidad es que a la banda no le afectó en lo más mínimo ya que «Slave…» fue el primer disco de heavy metal en debutar en el primer puesto de las listas de Billboard, vendiendo casi ciento cincuenta mil copias en la primera semana. Skid Row sostuvo el álbum con una gira que tenia a Pantera –como contamos más arriba- y a Soundgarden como teloneros, y ellos, apenas terminaron las grabaciones, ya habían sido teloneros para Guns N’ Roses en la gira de “Use Your Illusion” en varias partes de Norte América y Europa. Hasta la fecha, el disco vendió más de 2 millones de copias y es considerado por muchos fans (nosotros incluidos) como uno de los mejores discos de metal de todos los tiempos. Sin más que agregar… ¡es el momento de darle play y hacerlo sonar a todo volumen!
Profesora de Filosofía (UBA), oriunda del reducto metálico de Tres de Febrero. Escritora. Fue integrante del Grupo de Investigación Interdisciplinaria sobre Heavy Metal Argentino (GIIHMA). Es voluntaria en Chicas Amplificadas, Rock Camp. Cuenta con experiencia en gestión de redes, contenidos, producción y conducción radial. Asistidora serial a recitales de metal. Metalera femininja.