PACIENTE: KERRY KING/ “From Hell I Rise”- Reigning Phoenix Music, 2024
HISTORIA CLÍNICA: “Lo que los fans pueden esperar de este disco es básicamente el tipo que he sido durante estos 40 años de carrera, con todas mis influencias a cuestas. Además es la primera vez que todos los temas tienen mi firma, creo que es mi trabajo más personal”, declaró el calvo guitarrista en declaraciones previas al lanzamiento de este “From Hell I Rise”, su primer disco solista. Basta con escuchar “Diablo”, el primer track del álbum, para confirmar que Mr.King no ha mentido. Todos los elementos que conforman su ADN musical dicen presente a lo largo de los 13 títulos que componen la placa.
Riffs aplastantes y con esa malevolencia que caracterizó a Slayer, una batería infatigable (a cargo de otro conocido de la casa, Paul Bostaph), las temáticas entre violentas y oscuras de las letras…, en fin, podríamos seguir enumerando rasgos identitarios de la carrera musical en cuestión hasta el infinito. ¿Por dónde vienen las novedades en este disco, si es que las hay?. En primer lugar, si bien muchas de sus canciones podrían haber estado en un imaginario nuevo trabajo de Slayer, es justo decir que tienen un toque de elaboración, con partes algo más trabajadas y una mayor presencia de melodía. Podría decirse que este lanzamiento está emparentado en cierta manera con el material más “experimental” de Slayer, me refiero a títulos como “South Of Heaven” y “Seasons In The Abyss”. Algo en todo esto tienen que ver los músicos convocados para el proyecto, todos nombres importantes dentro del mundillo del thrash metal.
El criterio que siguió Kerry para convocar a los integrantes de su banda fue “reunir a mis mejores amigos dentro del ambiente, podría haber tenido a quién quisiera, pero para mí era fundamental que además de talento los que vinieran trajeran buenas vibras” ( al final, tan mala onda como parece no era el hombre). El ex Vio-lence y Machine Head, Phil Demmel agrega esa cuota melódica desde las seis cuerdas, algo que anteriores laderos de King como fueron Jeff Hanneman y Gary Holt, no supieron o no quisieron plasmar. Por su parte Mark Osegueda (Death Angel) es muy superior en rango y ductilidad a Tom Araya, a lo que hay que sumar una performance mucho más extrema desde lo vocal a la que nos tiene acostumbrados en su banda de origen, siendo tal vez el aspecto que genera más sorpresa a primera oída.
En cuanto a las canciones, hay que decir que son de un nivel muy parejo, y que tal vez tantos temas en una misma vena, pueden generar cierta saturación a medida que se avanza en la escucha, pero hubiese sido raro encontrar alguna composición que bajase las revoluciones en cuanto a intensidad, conociendo la intransigencia en cuanto a los niveles de la misma que maneja el dueño de la pelota.
DIAGNÓSTICO: el disco que nos ocupa sale a la luz en un momento un tanto confuso para los fans de su mentor. Tras varios años de inactividad, tras su “gira despedida” (tratándose de rock & roll, el slogan debe escribirse siempre con rigurosas comillas), Slayer anunció una reunión de la banda para hacer un par de fechas en festivales en EEUU. Si se trata de una reunión específica para esos shows o una reunión que se sostenga, Dios -o en este caso sería más apropiado decir Satán-, dirá. Habrá que ver qué pasa con esta nueva faceta como solista de Kerry King en un futuro. Por lo pronto, los primeros resultados artísticos de su nueva faceta son más que promisorios, con un álbum que seguramente estará dentro de lo más destacado del año dentro de su género.
Porteño, cincuentón, melómano, cinéfilo, amante del whisky y la cocina. Licenciado en comunicación, fue agente de prensa en organismos públicos, se desempeñó como productor e investigador periodístico en Arte Canal y participó como redactor de los suplementos “No” y “Turismo 12” de Página/12 y de la versión impresa de Madhouse. Como Do Carmo, baterista frustrado, padre de dos rubias y hombre librepensador.