Además de ser reconocido como el baterista de Def Leppard y uno de los símbolos del hard rock de los últimos 40 años, Rick Allen es también un ejemplo de perseverancia y superación ya que logró sobreponerse a uno de los dramas más importantes que pueda vivir un músico: la pérdida de uno de sus miembros. A 36 años del accidente que le costó un brazo, repasamos los detalles del hecho y su posterior recuperación.
Nacido en Derbyshire, Inglaterra, el 1 de noviembre de 1963, Richard John Cyril «Rick» Allen fue siempre dueño de una personalidad muy inquieta y dinámica. Ya a los cinco años improvisó su primer set de percusión con unas cacerolas de su madre y una pandereta, hasta que finalmente a los diez logró, a fuerza de perseverancia, que sus padres le regalaran su primera batería. Al poco tiempo empezaría a adquirir experiencia en las típicas bandas barriales con nombres como Grad, Smokey Blue, Rampant y Johnny Kalendar Band, las cuales le sirvieron más que nada para poner en practica varios yeites que había tomado de sus dos máximos referentes del instrumento: Roger Taylor de Queen y Brian Downey de Thin Lizzy
UN LEOPARDO CON AUDÍFONO. Ya con 15 años recién cumplidos y en medio de una crisis vocacional, el joven Rick leyó un aviso que le cambiaría la vida, el cual decía: “Leopard loses skins” (el leopardo pierde la piel) en un periódico de Sheffield, el cual hacía referencia a la partida del baterista Tony Kenning, de una prometedora banda local llamada Def Leppard, quienes ya habían reservado horas en un estudio para la grabación de su EP debut, y necesitaban con urgencia un reemplazo… «Fue algo medio accidental», le contó Allen a SiriusXM en 2018. “A la madura edad de 14 años decidí dejar la batería, porque estaba harto de las bandas de Sheffield”, agregó. “Probablemente estaba en tres o cuatro bandas al mismo tiempo y en un momento arrojé un par de platillos por los escalones de lo frustrado que estaba. Me enojé mucho porque a todas las bandas con las que había estado tocando, lo único que les interesaba era hacer covers. Hasta que un día mis padres me mostraron ese aviso y en cuestión de minutos ya estaba al teléfono con Joe (Elliot, el vocalista) y un par de días después, me reuní con él y Steve (Clark, el guitarrista) en un bar”.
Fue en ese encuentro, que los tres se dieron cuenta de que se habían cruzado sin darse cuenta en el circuito de pubs de la zona. Pero, a pesar de la buena onda inicial, Def Leppard ya había decidido grabar su debut con Frank Noon, un baterista experimentado que tocaba en el grupo Next Band, a quien incluso invitan a convertirse en miembro pleno. Ante la negativa de Noon, quien prefirió seguir apostando por su banda, Def Leppard invitó a Rick a una audición el 27 de noviembre de 1978. “El baterista original regresó, quería recuperar su trabajo. Y también fue a probarse otro chico. Decidí ser el último”, recordó Allen.
UN EP A TRAVÉS DE LA NOCHE. Uno de sus dos héroes, el ya mencionado Brian Downey, sería la clave para que Rick pudiese quedarse con el puesto: «Le preguntamos a Rick si conocía ‘Emerald’ de Thin Lizzy», dijo el bajista Rick Savage. «Tocamos eso y de repente la canción sonó seis veces mejor que la forma en que la tocamos habitualmente. Incluso a los 15 años, ya era un baterista sobresaliente”. De esta forma, Rick Allen, con tan solo 15 años, se convertía en el nuevo baterista de Def Leppard… La buena repercusión del casi artesanal “Def Leppard EP” le permitió a la banda grabar su LP debut “On Through The Night” en marzo de 1980, el cual llegaría al puesto 15 del ranking británico; a este le siguió “High And Dry” en julio de 1981, que les daría un hit con la power ballad “Bringin’ On the Heartbreak».
Pero el gran golpe llegaría con el fundamental tercer disco: “Pyromania”, con la producción del reconocido Robert John “Mutt” Lange (que había llevado a la gloria a AC/DC unos años antes) y con el ingreso de Phil Collen en reemplazo de Pete Willis, uno de los guitarristas fundadores. “Pyromania” vendería más de diez millones de copias a nivel mundial y los convertiría en estrellas. El sueño de convertirse en ídolos de rock and roll se había convertido en realidad, aunque con tan solo 20 años, Rick Allen todavía tenía mucho por vivir… o al menos eso parecía.
ROCKEA HASTA CAERTE. En la tarde del 31 de diciembre de 1984, mientras Rick manejaba su Corvette junto a su por entonces novia Miriam Barendsen, a tan solo unos kilómetros en las afueras de Sheffield para pasar el año nuevo junto a sus padres; un Alfa Romeo comenzó a pasarlo y encerrarlo durante varios metros. En un momento, Rick (quien posteriormente admitiría que llevaba unos cuantos tragos encima), aceleró para pasarlo, pero perdió el control del auto al no darse cuenta de que el camino se cerraba en una curva, tras lo cual el Corvette se despistó y chocó contra una pared. Rick venía con el cinturón de seguridad flojo, lo que provocó que, tras el impacto, su cuerpo saliera despedido a través del parabrisas mientras que su brazo izquierdo quedó atrapado en el cinturón. Miriam sufrió lesiones en la cabeza, el cuello y la columna por un latigazo cervical severo.
Afortunadamente, enseguida se hizo presente una vecina del lugar y le dio los primeros auxilios a Rick, quien gritaba desesperadamente en estado de shock: “¡Soy un famoso baterista de rock!” y puso el brazo en hielo hasta que llegara la ambulancia. En el hospital las primeras noticias fueron alentadoras, ya que los médicos pudieron implantarle el brazo. Pero lamentablemente una profunda infección hizo que se decidiera la amputación definitiva, lo que a priori daba por finalizada su carrera comió baterista. Pero la perseverancia de Rick no dejaría que su sueño se truncase.
RETROCEDER NUNCA, RENDIRSE JAMÁS. A las pocas semanas, y todavía en pleno proceso de recuperación, Rick comenzó, junto a su amigo Jeff Rich, el baterista de la banda de rock clásico Status Quo, a replantearse la posibilidad de volver a tocar. Para eso, la empresa de baterías electrónicas Simmons creo un kit especial que consistía en un set de pedales que reproducían electrónicamente el sonido del tambor, y unos pads acústicos, los cuales Rick podría tocar con su brazo derecho.
Luego de mucha practica y el noble gesto de sus compañeros de banda, quienes se negaron rotundamente a reemplazarlo a pesar de las exigencias de su compañía discográfica por lanzar al sucesor de “Pyromania”, finalmente Rick Allen volvió a los escenarios un año y medio después de su accidente para tocar el 16 de agosto de 1986 en el célebre festival Monsters of Rock, llevado a cabo en el predio de Castle Donnington, Inglaterra.
El regreso se vería coronado el 3 de agosto de 1987 cuando, luego de unas maratónicas sesiones de grabación, la banda publicó “Hysteria” que vendería la friolera de 30 millones de copias, posicionando a Def Leppard como una de las bandas más exitosas de la década del 80… y a Rick Allen como uno de los bateros con más coraje de toda la escena.
Baterista frustrado, docente y periodista especializado en cultura y espectáculos. Creador del programa La Isla de los Monos, ha colaborado en Rock.com.ar y las revistas Efecto Metal, Mala Difusión y Devils Beat Records Mantiene su blog Film Song (www.film-song.blogspot.com) desde 2005.