Estuvieron presentes en el año cero del punk rock, cuando este se consideraba un peligro para el imperio británico. Aún así, 35 años después, la portada de su álbum más famoso adornaba un sello postal de Royal Mail… The Clash lanzó “London Calling” un 14 de diciembre como este, pero de 1979. El tercer álbum de estudio de la así llamada “The Only Band That Matters” (la única banda que importa) no solo presentó dos de sus canciones más conocidas -el corte que da nombre a la placa y “Train in Vain”- sino también esa emblemática tapa que ha quedado como una de las imágenes más representativas del punk y de la historia del rock todo: un delgado Paul Simonon capturado en un borrón, golpeando su bajo Fender Precision contra el escenario... Si una imagen (y su historia) vale por mil palabras, prepárense para leerlas.
Esa foto fue tomada en el Palladium de la ciudad de Nueva York el 20 de septiembre de 1979, solo tres meses antes del lanzamiento del álbum. La fotógrafa británica Pennie Smith no se preocupó mucho por esa toma, creyéndola demasiado borrosa, pero los Clash se percibían de esa manera, como un borrón a toda velocidad. Joe Strummer literalmente vibraba en el escenario, la voz al borde de quebrarse, la banda dando vueltas como un leopardo enjaulado y alimentado con anfetaminas.
Pennie no era precisamente una fotógrafa amateur ni mucho menos del montón; de hecho se había hecho famosa trabajando para el diario-revista musical inglés NME y en esos momentos estaba acompañando a The Clash en su gira por los Estados Unidos. Había conocido a la banda en 1976 y ya había confianza; tiempo después también haría las fotos de tapa de los álbumes “Sandinista!” (1980) y “Combat Rock” (1982). “(La banda) conocía mi trabajo en NME, y creo que ellos decidieron llevarme a EE.UU. como fotógrafa de la gira porque yo podía hacer en imágenes lo que ellos hacían con ruido”, cuenta Pennie. A pesar de los innúmeros elogios que desde entonces se le han dado a su toma a lo largo y a lo ancho del planeta, lo curioso es que Smith inicialmente no quería que se usara debido a que estaba un poco fuera de foco dado que ella se estaba alejando un poco del escenario para evitar ser golpeada por Paul Simonon en el momento del revoleo del bajo. Incluso ahora, tantos años después y con tanta agua que ha pasado bajo el puente, no es muy entusiasta al hablar sobre su fotografía más conocida.
“Es muy agradable ser elogiada, pero no puedo ver esa imagen ahora”, dijo Smith en 2003. “Se ha utilizado en varias formas tantas veces que se parece un poco al papel tapiz. De todas las fotos de Clash que tomé, hay otras que tal vez prefiero, por todo tipo de razones. Sí, me gusta esa foto, pero fue hace tanto tiempo… La he visto muchas veces para obtener la reacción visceral que tuve en ese momento. En cuanto a la onda de The Clash, hay otras fotos más onda instantáneas, que todavía me llevan de regreso a esa sensación visceral que tuve entonces; quizás una toma extraña detrás del escenario, tal vez otras que nunca se haya visto antes”.
La onda de The Clash que menciona Pennie, otro detalle para prestarle atención. Antes que el punk fue el rock, claro. La canción que ven aquí arriba, cabe destacar, no es una canción de Clash a pesar de su presencia en “London Calling”. “Brand New Cadillac” data de 1959, cuando fue grabada por Vince Taylor And His Playboys. Los Clash no estaban solos en su respeto por el rock ‘n’ roll inicial. Steve Diggle, de The Buzzcocks, declaró a la prensa estadounidense en una entrevista reciente que el punk se trataba de volver a las raíces del rock: “Little Richard sudando en un traje y las luces sobre él… Era como, wow, esto es rock and roll”, se extasía describiendo.
El Reverend Horton Heat nos lo explica aún mejor: “Mi percepción de esto fue que en vez de mirar la actitud, el vestido y la cultura del punk, me concentré en cosas más técnicas musicalmente. En los años 50, tenías a Jerry Lee Lewis y Little Richard golpeando al piano y Chuck Berry haciendo lo mismo con la guitarra. Después de que eso se extinguió, en algún momento de la época en que los Beatles se volvieron psicodélicos, en realidad ya no tenías mucho rock and roll. Tenías este tipo de rock, o blues rock, o lo que sea. Y cuando llegó el punk rock, esas canciones de Ramones eran igual de directas. Rítmicamente, rompiendo todo. El punk rock fue la manera que tuvo el rock and roll para encontrar su camino de regreso”.
Lo que nos lleva de vuelta a la portada del álbum de “London Calling“. El diseño no era nuevo –letras rosadas y verdes que enmarcaban una foto en blanco y negro; de hecho, databa de 1956, cuando se lanzó el álbum debut autotitulado de Elvis Presley. “Cuando aquel disco de Elvis se lanzó”, recuerda Simonon, “el rock’n’roll era considerado algo salvaje y muy peligroso. Y supongo que cuando sacamos nuestro disco, también tenía material peligroso”.
La tapa del disco del Rey captura al músico en un acto de creación: casi podemos escuchar la canción que está tocando. La de los Clash captura un momento de destrucción, con Simonon golpeando su guitarra contra el escenario. ¿Acaso la banda estaba cerrando el primer tomo de la historia del rock and roll destruyendo lo viejo para dar paso a lo nuevo? ¿O estaban satirizando la imagen de Presley que parecía tan peligrosa en 1956 pero tan dócil en 1979? Ese es el lenguaje de la crítica, ese ejercicio post facto de significado e interpretación. Pero la simple verdad puede extraerse de los protagonistas de la historia.
Ray Lowry, que diseñó la tapa de “London Calling”, contó su versión en el libro “Thorgerson’s and Powell’s 100 Best Album Covers”: “La mayoría de los observadores informados entienden que fue un verdadero homenaje al genio original, desconocido e inspirado que creó el primer disco de rock ‘n’ roll de Elvis Presley y que eso no fue una estafa calculada. Lo más obvio parecía ser combinar todo y dejar en claro las fuentes obvias de todas nuestras locuras al integrarlas en el gran diseño. Tenía una vieja y maltratada copia del álbum de Elvis en Chicago y pude hacer un par de bocetos de la tapa en varias habitaciones de hotel antes de tener la obra terminada… en el departamento de arte de CBS Records en Los Ángeles”.
Joe Strummer se enamoró de la imagen tan pronto como la vio y decidió usarla para la portada de “London Calling”, que debía entregarse a fin de año. La fotógrafa, aún insegura sobre el valor de su trabajo, trató de convencer al cantante de no usar la imagen. A pesar de la reticencia de la Smith en usar la foto, Lowry terminó por convencerla aduciendo que la falta de foco de la misma era, en cualquiera de los casos, algo positivo ya que hacía lucir la imagen aún más auténtica y espontánea. Y a partir de ese momento, la imagen borrosa se convertiría en una imagen icónica no solo del punk rock, sino también del rock and roll.
Dejando de lado los guiños a Elvis y al “genio original, desconocido e inspirado” detrás de la portada de su primer álbum, todavía queda el tema de la foto de Paul Simonon tomada por la Smith. Pocas imágenes captan mejor la energía y el espíritu del punk. No obstante, en la noche en que fue tomada, la precoz banda dirigida por Joe Strummer esperaba convertir la sala de conciertos en un pandemónium. Nueva York tenía fama de ser el sitio de nacimiento del punk en el continente americano: pruebas al canto, había dado a luz a dos de las bandas más electrizantes de aquellos años, a saber The Ramones y The New York Dolls. Sin embargo, el público al cual se enfrentó The Clash en aquel septiembre no fue ni por asomo tan enérgico como la banda inglesa había esperado.
Se suponía que los conciertos punks eran un espacio para la catarsis, un momento de necesario desahogo contra el establishment donde se pogueaba salvajemente y se rompía todo lo que estaba a la vista. No obstante, en aquel concierto en el Palladium, la concurrencia era tan dócil como una manada de ovejas. Para colmo de males, el teatro tenía butacas fijas, y los pocos espectadores que se ponían de pie eran sentados de inmediato por el personal de seguridad. Esto no solo decepcionó a los miembros del grupo. Los enojó. Y el que se puso más furioso con la situación fue el alborotado bajista Paul Simonon. A pesar de sus esfuerzos por animar a la multitud, la banda londinense no obtuvo respuesta. Todo fue apático, aburrido. Nada podría irritar más al bajista…
Años más tarde Simonon le contó a Thorgerson y Powell su estado de ánimo en aquel concierto, que forma indisoluble parte de la historia detrás de la imagen: “El show había salido técnicamente bien esa noche, pero para mí, en mi interior, simplemente no estaba funcionando bien, así que me descargué con el bajo. Si hubiera sido realmente inteligente habría agarrado el bajo de repuesto, ya que no era tan bueno como el que rompí… Desafortunadamente uno siempre tiende a destruir las cosas que ama”.
El momento que pasaría a la posteridad tuvo un detalle extra: a punto estuvo de no ser registrado: “Recuerdo haber pensado que algo andaba mal”, cuenta la Smith. “De algún modo me di cuenta de que Paul iba a romper el bajo y esperé. El disparo está fuera de foco porque me agaché, ya que él estaba más cerca de lo que parece”, explica. Y agrega un detalle casi escalofriante, para quienes creen en el destino y todas esas cosas: “Tomé esa foto y eso fue todo, ahí se me terminó la película”, comenta entre risas.
Luego de tan violento golpazo contra el piso del escenario, el bajo quedó destruido por completo. Pero incluso en el calor de aquella noche, la banda parecía estar de alguna manera consciente del significado del acto. Simonon incluso recuerda que “[Joe] Strummer tomó una de las piezas y estaba a punto de irse con ella”, recordó Simonon. “Simplemente se la quité y le dije ‘Creo que eso me pertenece’”… Con todo, actualmente lo que más lamenta el bajista no es la rotura de su instrumento, sino otro pequeño gran detalle: “Ahora, cuando miro la tapa del álbum, pienso que me hubiera gustado levantar la cara un poco más”.
Como vemos, los protagonistas del detrás de la escena no estaban tratando de hacer ninguna de las cosas que a mucha gente le gusta atribuirles. Pennie Smith no estaba tomando una fotografía borrosa para capturar algunos valores del punk primitivo: simplemente no estaba preparada para que Paul Simonon rompiera un bajo tan cerca de su lente gran angular. Ray Lowry no estaba tratando de diseñar una portada que implicara que The Clash estaba destruyendo lo viejo para que sonara nuevo: solo estaba rindiendo homenaje a un diseño genial.
¿Y Paul Simonon? Solo desearía haber mostrado más su rostro en la imagen y no haber arruinado su bajo bueno… Pero esta es la razón por la que a veces tenemos que proteger el arte del artista. Independientemente de cuáles fueran sus intenciones, el equipo que diseñó la tapa de “London Calling” eligió esta iconografía. La historia que fuere que cuenta depende del espectador, pero cuando se considera que el álbum se tituló originalmente “The New Testament” (El Nuevo Testamento), la interpretación crítica de “romper con lo viejo y sonar con lo nuevo” parece apropiada.
Hoy la portada del álbum es universal, forma parte de la cultura pop mundial y es quizás más conocida que la música que contiene. Además de la estampilla de correos antes mencionada, la tapa de “London Calling” aparece regularmente en las listas de “mejores portadas de álbumes de todos los tiempos”. La revista Q llegó a nombrar a esa fotografía -la misma que Pennie Smith consideraba de descarte y no quería usar- como “la mejor foto de rock de todos los tiempos”, argumentando que la imagen describe a la perfección el momento de cambio irreversible en la historia del rock’n’roll, una total y absoluta pérdida de control. El bajo destrozado de Simonon reside en el Rock and Roll Hall Of Fame, donde seguramente luce mucho más cool que el “bajo de repuesto” de la anécdota.
A pesar de todo, el verdadero test de la influencia es la imitación, y fue así que innumerables tapas de álbumes punk, posters y tapas de libros han sido inspirados por “London Calling” en los últimos 35 años. Al igual que con “Never Mind The Bollocks” de los Sex Pistols, todo lo que uno tiene que hacer para invocar al “punk” es copiar la tapa del álbum. Es un truco tan confiable que incluso el ex guitarrista de Clash, Mick Jones, lo usó en la tapa de “F-Punk” de su banda Big Audio Dynamite.
Y hablando de Mick, para despedirnos los dejamos con uno de sus mejores momentos… y de “London Calling” también.
Periodista especializado en artes, espectáculos, gastronomía y cultura pop. Co-fundador de las revistas argentinas Riff Raff (entre 1985-86) y Madhouse desde 1989 hasta 2001. Director del primer fanzine de habla hispana dedicado a Kiss y autor junto a Carlos Parise del libro «Heavy Metal Argentino» (1993).