Como diría el amigo Mc Cartney si tuviera que describirla, la de Horcas ha sido hasta acá «una larga y sinuosa carrera». Con casi cuatro décadas de vida, innumerables cambios de formación que incluyen la pérdida de su creador y emblema, Osvaldo Civile, hoy el quinteto parece estar recogiendo las mieles de tanta perseverancia con un año plagado de actividad, que incluye el lanzamiento de «El Diablo», decimotercer álbum de su carrera, y la presentación del mismo en el templo de Obras Sanitarias el próximo 17 de agosto. En el cálido ambiente de The New York Dogs ( nuestro bunker de Montevideo 667 – CABA), situado en el porteñísimo barrio de Tribunales, Topo Yañez, el otro «veterano» de la agrupación junto a Walter Meza, se entregó a una larga charla al respecto, acompañada por birras y rock and roll
Horcas es una de las bandas con más trayectoria dentro del metal argentino, con 36 años de historia desde que arrancaron allá por 1988. Hoy les toca llegar por primera vez como cabeza de cartel a un recinto tan emblemático como es Obras. ¿Cómo se preparan para ese momento tan especial?
Es algo parecido a una caricia al alma. Es una meta que nos hemos propuesto durante muchos años. Estamos muy contentos de tocar ahí. Tocamos un montón de veces en Obras, pero siempre como teloneros. Ahora se dio, justo en este momento en nuestra carrera y estamos super felices. Por diversos motivos nunca se daba y como somos una banda a la que no le gusta quedarse quieta y sí arriesgar un montón, esta es una gran apuesta que vamos a hacer. Es más que nada una caricia hacia nosotros y a los fans de tantos años. Porque en definitiva si estamos vigentes es gracias a nuestro público. Por más que hagamos buenos discos o malos discos, en definitiva la última palabra la tienen los fans que nos vienen a ver
¿Lo toman como el show más importante de la carrera de la banda?
Personalmente creo que sí. Estoy feliz y ansioso a la vez por esto que va a pasar el 17 de agosto. Nunca me imaginé después de 36 años de tocar en Horcas llegar hasta este momento. Cuando uno empieza a los veintipico de años, tenés otros intereses, otras metas. No había hijos, no había familia. O sea, la vida pasaba por otro lado. En mi presente veo cómo se congenia eso de ser una persona ya madura y que tiene familia, y poder seguir en la ruta viviendo la vida de un rockero. En mi caso pude seguir haciéndolo y tener una vida dentro de todo ordenada también
Recién hablabas de salir a la ruta. Horcas es una banda muy activa, de tocar seguido en vivo
-Realmente viajamos muchísimo por todo el país. Para que te des una idea, el mes pasado hicimos 12 shows. Ahora estamos en plena gira. Nos estamos yendo mañana para hacer fechas en Rafaela y Paraná, no somos esa banda que se encierra a grabar temas para subirlos a Spotify, creemos que un grupo se hace saliendo a la ruta como decías recién. La vida de un músico, pasa por vivir mucho de noche tu faceta laboral y al revés de la mayoría de la gente. Cuando todos se están divirtiendo nosotros estamos trabajando. Pagás con el corazón después. A mí me costó dos matrimonios, no es fácil. Más siendo un músico de heavy metal todo te cuesta el doble o el triple. Muchos colegas no viven de la profesión. Nosotros vivimos de la profesión hace 25 años y dependen 16 familias de lo que haga Horcas. Por suerte a partir del 2000 empezamos a vivir de la música dignamente y esto es todo gracias a esa gente que nos apoyó durante años, por eso nosotros le metemos tanta pasión. Viajamos mucho por el interior del país, hacemos a veces más de 80 show por año gracias a la gente
Tal vez para un metalero porteño o del Gran Buenos Aires no haya registro de que hay tanta movida en el interior. Una realidad que no está tan visibilizada.
Sí, pero hay que decir algo. No todas las bandas tienen la posibilidad de viajar por el interior, es muy caro. Ya los costos de los micros, no te imaginas lo que valen. Nosotros viajábamos en micros de 18 camas, con Playstation, con video, con DVD, con todo lo que te puedas imaginar y ahora viajamos en una Sprinter, ¿me entendés?. Nos achicamos en equipos y en personal también y claro que se le complica a los chicos poder viajar, y más a alguien que no vive de la música, es muy complicado. Una pena porque el interior es hermoso, está lleno de bandas que son muy profesionales, lo que sucede es que no tienen acceso a tocar en lugares, dignos y respetables. Lo loco es que hay lugares hermosos que por ahí no los tiene Buenos Aires. Una banda como nosotros que no somos una banda ni grande ni chica, no tiene a veces un lugar intermedio adonde ir. O queda muy grande o queda muy chico.
DE ESCENAS PRESENTES Y PASADAS
¿El hecho de que haya menos oferta de shows en el interior es generador de una mayor avidez por parte del público?
Sí, es así. Pero, cuidado. Cuando tenemos fechas en Capital peleamos contra justamente lo contrario. Tocás acá un viernes y esa misma semana te meten tres fechas de bandas de afuera. Me encanta que pase eso porque significa que la música metalera sigue estando súper viva. El que toca metal en Argentina sabe que tiene que ser como Rocky: pelear sólo contra todo. El género hoy no está en su mejor momento de popularidad. Los medios difunden otros estilos musicales y está bien. Pero también a veces la música es un círculo. Tal vez en algún explota un revival del rock en general y del heavy en particular. de todas maneras al metal no lo van a poder eliminar. Es como el tango, ya es un clásico que siempre va a estar. Adecuándose a los cambios de época, claro.
¿Qué cambio te parece el más importante dentro de la actualidad del metal como género?
Buena pregunta. Lo vengo diciendo hace un montón. Me encanta la inclusión de las mujeres en la música, lo que sumó fue un montón y más en un género que fue históricamente muy machista. Cuando empezamos a tocar, allá por los 90s, ver una mujer en un show metalero era casi imposible, tuvieron que pasar muchos años. Y ni hablar para que agarren un instrumento o un micrófono y formen bandas. El nivel artístico que tienen, la calidad de la ejecución. Es increíble. Hoy eso por suerte no es más así. Es un cambio que va más allá de lo musical, es un cambio social enorme.. Como ex jugador de fútbol (ndr:Yañez jugó en las inferiores de River) también lo ves en las canchas. Y en nuestros shows nos asombra ver la cantidad de chicas que vienen, incluso a los padres que vienen con sus hijas chiquitas a ver un show nuestro.Es hermoso eso.
¿Cómo veterano de la escena, qué pensás con respecto a los medios y oportunidades que tiene una banda nueva en comparación con tus inicios en la música?
Hoy hay mucho estímulo, o sea hay muchísimas bandas. Cuando empecé, allá por la década del 80 no había tantas bandas como ahora. Además tenés las herramientas para llegar inmediatamente a poner tu material a disposición del público. Creo que lo que se perdió es un poco la pasión. no era así, no, pero había otra pasión. Yo era socio del Centro Cultural del Disco, que estaba en Av. Cabildo, en Belgrano. Recuerdo con la pasión que esperaba la salida de discos de bandas que me gustaban. Iba a salir el último de Iron Maiden y me acuerdo que cuando llegaba a mis manos y lo escuchaba, me volvía loco. Cuando escuché “La Rima Del Anciano Marinero” (:Powerslave», 1985) me largué a llorar de la emoción. La música se escuchaba de otra manera. Se disfrutaban las canciones tema por tema y si el disco no te gustaba, lo escuchabas 40 veces hasta que te gustara (risas). Lo positivo de este presente que nos toca es que todo es más profesional, tenés acceso a mejores equipos, grabar es mucho más fácil. Cuando empezamos a tocar, tocábamos arriba de una mesita como esta con cuatro lamparitas (risas) y ahora las bandas actúan en teatros hermosos, con luces robóticas, con luces móviles, con baños decentes. Cuando fuimos soportes de Metallica en el 93 no teníamos plomos. De plomo hizo un amigo, y me compró las cuerdas para tocar ese día, porque no tenía cuerdas nuevas. A ese nivel era todo.
Álbum nuevo, vida nueva
Antes del concierto en Obras se viene lo nuevo de Horcas. ¿Cómo describirías a “El Diablo”?
Se van a encontrar con un Horcas versión 2024, diferente en algunos aspectos pero manteniendo la esencia. Hay un par de temas en ese estilo de la de la vieja época, pero también el disco tiene una impronta nueva. Tenemos a Cristián Romero en batería y a Lucas Romero en guitarra, dos músicos que vienen de una banda muy buena, Morthifera, que aportaron al nuevo álbum una dosis de aire fresco y un profesionalismo increíble. Ahora los pibes de esta generación tienen un nivel como intérpretes que no lo teníamos en mi época. Realmente impresionante. Estoy muy ansioso porque falta poquito para que salga el disco, falta menos de un mes (ndr: el álbum se editó el pasado viernes 12 de julio). Hicimos dos vídeos clips para promocionarlo y ahora se está haciendo un tercero que será lanzado en estos días
Recién salido del horno para poder presentarlo en Obras
Sí, cae justo para esa fecha tan importante, nos viene bárbaro que haya estado listo ahora. Volviendo al material, digamos que puede sonar un poquito más progresivo por momentos, por momentos un poco más extremo. Nos va a costar elegir qué y cuántos temas vamos a meter en el setlist. Tenemos con este 13 discos, y de ahí hacer un repertorio de entre 15 y 18 canciones es una ardua tarea.
¿En cuánto a las letras, qué nos podés adelantar?
Creo que es el disco que menos hablamos políticamente. Decidimos dejar de hablar un poco de la Iglesia, de los políticos, de la policía y sí hablar de historias cotidianas. Esperanzas, sueños, frustraciones, de los demonios internos. Todas estás canciones creo que hablan de nosotros. Hay un par de temas que no puedo obviar, vivo en Argentina y me enojo con lo que pasa en el país, hay un par de canciones de ese estilo político, pero la mayoría habla de lo que sentimos nosotros, de que se puede y que hay que darle para adelante. Supongo que musicalmente también es diferente a todos los discos y creo que como va por ahí. Después te puede gustar o no. Pero eso ya está del otro lado, tiene que ver con el que está del otro lado y escucha. Y está bien.
Porteño, cincuentón, melómano, cinéfilo, amante del whisky y la cocina. Licenciado en comunicación, fue agente de prensa en organismos públicos, se desempeñó como productor e investigador periodístico en Arte Canal y participó como redactor de los suplementos “No” y “Turismo 12” de Página/12 y de la versión impresa de Madhouse. Como Do Carmo, baterista frustrado, padre de dos rubias y hombre librepensador.