PACIENTE: MONSTER MAGNET – «A Better Dystopia» (Napalm Records, 2021)

HISTORIA CLÍNICA: Se va otro año olvidable donde, al revés de lo que dice aquel viejo refrán, dejamos para mañana lo que podíamos hacer hoy – en más de una ocasión, para ser sinceros. Pero, haciéndole caso a lo que dice otro viejo refrán (y como para comprobar que de cada refrán existe otro que lo desafía, desmiente o niega), más vale tarde que nunca… y este comienzo quizá distópico acaso justifique por qué comentamos ahora el más reciente álbum de los no-tan-recientes Monster Magnet. Uno piensa que el frontman Dave Wyndorf, embolado en estos tiempos de reclusión y aislamiento, debe haber pensado que era una buena idea desempolvar sus viejos vinilos y darles un repasito auditivo. «¿Por qué no?», puede que haya dicho, y enseguida haya agregado: «Hagamos un buen disco de covers». Y esa es, básicamente, la premisa de «A Better Dystopia»: una selección deliciosamente psicótica de canciones psicodélicas y proto-metaleras de los sesenta y setenta, revisitada por los campeones invictos de las drogas infinitas, en esa ocasión en el papel de profesores universitarios honorarios dando cátedra sobre lo que el desierto, el humo y el rock’n’roll alucinatorio ha dado -y puede dar- a los fieles discípulos de la Palabra distorsionada.

El álbum abre sus puertas con «The Diamond Mine», donde Wyndorf recita un monólogo clásico de Dave Diamond, un DJ radial estadounidense cuyos programas a fines de la década de 1960 y principios de la de 1970 ayudaron a popularizar muchas bandas de rock ácido y psicodélico; pero es con «Born To Go» de los inefables Hawkwind donde la fiesta realmente comienza: sonando ajustada y aún más sabático (Wyndorf más Ozzy que nunca), la apertura musical nos convence inmediatamente de arrojarnos a un caos con sonido fuzz & flanger de telón de fondo que no deja mucho espacio para otras interpretaciones. Las visiones y los vórtices de colores llegan a su densidad planetaria con ácidas versiones de “Mr. Destroyer «de Poo-Bah, donde uno casi casi se ve luchando contra dinosaurios en planetas devastados por meteoritos en llamas, y con una de las canciones más fieles al original como lo es «Be Forewarned» de Pentagram. Todas señales de un éxito garantizado, para qué negarlo. Aún así, no se encuentra un auténtico momento culminante o particularmente re-magnetizado por completo; da la impresión de que la fusión en sí y la elección específica de la lista de temas fueran ya en sí mismos la matriz para dar soporte y sustento a la idea de que este es definitivamente un disco de Monster Magnet. Desde luego escuchar el cover y el sonido de «Situation» de Josephus es ciertamente un mundo nuevo, pero no da para detenerse en esta salida espacio-temporal, para ser sinceros.

Claro que Monster Magnet no es solamente Wyndorf y cabe aquí el aplauso para Phil Caivano, su socio en el crimen además de guitarrista, bajista, ingeniero de sonido y productor, ya que sus huellas digitales están en todo este disco, al igual que las del guitarrista Garrett Sweney. Alec Morton se luce desde las cuatro cuerdas y el baterista Bob Pantella, propietario de Freakshop Studios donde se grabó el disco, también tiene una actuación estelar aquí, como baterista y co-productor. El sonido de «A Better Dystopia» es vintage y old school, denso y pesado, reverberado y psicodélico, como uno imagina sonaría un gurú hippie que permaneció congelado durante décadas y se despierta medio siglo después con todo su equipo. Ciertamente menos visionario y experimental que esos vagabundeos hipnóticos que hicieron gigante al inolvidable «Dopes To Infinity», el atractivo de este nuevo trabajo está ciertamente más en el corazón que en la mente. Wyndorf resuena como el loop infinito sobre el que descansa el espacio-tiempo y una vez más logra ganar aplausos. La banda hace absolutamente su parte, sólidamente anclada en saber qué les gusta a los rockeros psicodélicos de hoy y de ayer: básicamente, lo mismo de siempre… De la vieja escuela hasta la médula, es innegable que esta corriente de canciones no representa la historia de la psicodelia distorsionada. Hacer comparaciones con las versiones originales es solo un pasatiempo para los fans, pero el punto fundamental de este disco es que representa una nueva jugada de una banda fundamental para la historia del rock psicodélico: desempolvar a los Cavemen, Jerusalem, Pretty Things, Dust, Morgen y, por supuesto, a los Stooges y Black Sabbath, aunque sin declararlos. No hay ningún intento de ir más allá de todo esto. Y es por eso que el disco da en el blanco y llega perfectamente a donde quiere ir, trascendiéndose y configurándose como un viaje en compañía de amigos inmortales cuyas viejas proezas se relatan a lo largo de estas versiones.

DIAGNÓSTICO: El álbum termina -nos gusta pensar que no es casualidad- con una versión atómica de «Welcome To The Void» de Morgen, que invita a comenzar la carrera una y otra vez en esta calesita que nos lleva atrás en el tiempo, mientras que, lamentablemente (o afortunadamente, según el caso), uno se encuentra palmeando una pancita que ha crecido a lo largo de los años. Las cervezas y los alucinógenos, junto con el tiempo, han hecho su parte… Monster Magnet son la ejemplificación de esta metáfora y «A Better Dystopia» es el portavoz inmemorial de un sonido y un estado de ánimo que perdurará por mucho tiempo, compuesto de la materia de la que están hechos los sueños del buen, viejo, querido y rogamos que inmemorial rock’n’roll.

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