Son tiempos difíciles para los artistas, es por eso que en MADHOUSE seguimos bancando la movida emergente. Biomas es un cuarteto formado por Danilo Miocevic en voz, guitarras y teclados, Maximiliano Román en guitarra líder, Agustina Lloret en bajo y Hernán Mora en batería, que mezcla el rock corrosivo de referentes como Sonic Youth o My Bloody Valentine con el universo distópíco del cine de ciencia ficción. Con el flamante lanzamiento de su nuevo single “Brazil” inspirado en el clásico film de Terry Gilliam, como excusa, aprovechamos para intercambiar reflexiones con Danilo sobre los limites entre la realidad y la ficción, el mundo en que vivimos y lo distópico del futuro (¿o del presente?). Todo eso en esta interesante charla que les dejamos a continuación.

El 2020 fue un año que nunca olvidaremos ¿Cómo los afectó artística y humanamente?

Tal cual, un año bastante distópico. Seguramente detectamos algunos cambios a nivel humano, y empezamos a aceptar que ciertas cosas no van a volver a ser como antes. Pero se hace muy difícil dimensionarlo. Nuestra percepción es realmente muy limitada. Procesos tan masivos y contundentes, posiblemente toquen fibras muy subliminales cada uno de nosotros. Efectos que no vamos a terminar de dimensionar hasta que pasen varias décadas. Es como pedirle a un insecto que analice el cambio climático. Imagino que el insecto sólo quiere buscar comida, reproducirse o, tal vez, dormir, no sé si los insectos duermen. Pero por debajo de una sofisticada cáscara y muchas luces de colores, la mayoría de las veces las grandes fuerzas que nos movilizan no se alejan mucho de las que mueven a ese insecto. ¿Buscamos complacer deseos? Y si. Y el confort es completamente adictivo. Lo que sí puedo decirte es que se abrieron puertas que no se van a cerrar nunca más, y otras se cerraron para siempre. Procesos que indefectiblemente se iban a dar, se aceleraron bruscamente. Eso se percibe. Bueno justamente uno de los cambios más categóricos es la percepción. Cada vez es más difícil distinguir algunos estratos de la realidad. ¿Dónde empieza lo real? Uff, ¡cada vez es menos nítido!

¿Que nos pueden contar sobre “Brazil” su nuevo corte?

“Brazil” es uno de los pasajes que más me gustan de “Metadata”, porque sinceramente me toca una fibra. Pone sobre la mesa uno de los mayores peligros de todos, la oportunidad, la posibilidad. Loco, están los buitres en el aire. No vas a vivir para siempre. Más temprano que tarde vas a deshacerte en partículas. Entonces, ¿Qué hacer? Podes elegir la complacencia, como veníamos hablando. Caer en la adicción del confort. O podes pegar un salto hacia afuera. Nadie te asegura que tengas éxito, pero bueno, la mayoría ni siquiera lo intenta. Y ahí está el peligro de la oportunidad. Sabes que tenés todo dado para saltar. Pero “ahora” no es el momento. Quedás atrapado en ese “ahora” estático. El mejor año siempre está más adelante. Ese trabajo, ese proyecto, ese viaje, está allá, adelante, cuando sea el momento correcto. Y lo peor es que cada vez la cama es más cómoda, cada vez el cuerpo duele más, y eso es irreversible ¿Qué vas a hacer al respecto?

En su disco tienen varias referencias a películas que presentan un futuro distópico. ¿Cómo surge ese vínculo con las obras de ciencia ficción?

Te tomo lo de distópico, pero no te tomo lo de futuro. Eso es lo apasionante con la ciencia ficción. El futuro sólo es un disfraz, para que penetres en ese escenario, sin miedo. Para hacerte sentir seguro. Como si fueras un mero espectador. Alguien ajeno a esos tiempos venideros, a la comunicación telepática o a la vida artificial. Pero llegás indefectiblemente a un punto en que comprendés que ya estás ahí, y que el resto eran sólo luces de colores. “Metadata” no plantea futuros. La mayor parte del trabajo en la industria publicitaria mundial, la industria del entretenimiento, el funcionamiento de las mediciones de mercado, la defensa, los transportes públicos, la logística aeronáutica, y cientos de rubros, lo hacen los algoritmos, que aprenden, se afinan, se vuelven más precisos. Es decir, sacá los autos voladores y la estética cyberpunk, y estamos en “Blade Runner”. ¿Qué diferencia encontrás? Eso es lo apasionante. La ciencia ficción es un foro en donde podemos hablar del presente, de nuestros miedos, y nuestra inconmensurable vulnerabilidad ante lo gigante del progreso, sin esos filtros de lo políticamente correcto. Podés analizar tu vida, sin tener que mentirte, jugando un poco al “futuro”.  En “Metadata” intentamos sumergirnos en ese juego.

¿Cómo se dio la participación de Delfina Campos y Aníbal “La Vieja” Barrios, el ex asistente de Spinetta, en “Metadata”?

En ambos casos fue muy natural, hasta casual te diría. Delfina grabó un EP tremendo, muy lindo, llamado “lento”, en Kimono Studio, en el barrio de Nuñez. Se trata del mismo estudio donde estábamos produciendo “Metadata”. Compartíamos con ella el mismo productor, Martín Misenta, quien fue fundamental para vincularnos. Después fue todo como por un tubo. Se nos ocurrió que su voz iba a funcionar increíble en “ovejas eléctricas”, se lo propusimos, aceptó, se paró frente al mic y en una sola toma, plasmó el momento más lindo del disco. Tiene un timbre de voz y un estilo, que son alucinantes. Por otro lado, Aníbal frecuentaba Kimono Studio, hacía años, incluso solía venir con el Flaco, para chusmear. En los descansos de las grabaciones,  nos fumábamos un pucho, escuchábamos historias nunca publicitadas, sobre sus andanzas con Spinetta. Me las llevo conmigo a esas. Y bueno, un día le propusimos hacer la intro de “Los Pájaros”. Tenía que simular ser una especie de androide, en un mundo devastado donde solo quedaban pájaros. Maxi, el guitarrista, agarró 15 pedales y empezamos a distorsionarle la voz, hasta que quedó ese engendro que da inicio al tema. Aníbal estaba como loco, lo disfrutó muchísimo. Y nosotros: ¡Imagínate!

¿Cómo se hace pare llevar adelante un proyecto artístico en estos tiempos tan complicados?

La verdad, acomodándoos al existente. Le damos para adelante, como sea. El día que empezamos con el proyecto lo desafié a Maxi, le dije que Biomas iba a sacar 10 discos. Estamos en 30%, y como sea, vamos a llegar. Te soy sincero, esta situación pandémica trajo resultados muy copados en el proceso compositivo. Cada uno se armó un mini homestudio en su casa, empezamos a hacer maquetas. Agustina grababa una batería, se la pasaba a Maxi que le agregaba un bajo, yo le ponía una voz y le cambiaba el bajo, Agus le ponía una guitarra. Y así… después de ese caos, hacíamos un zoom, debatíamos. Ese proceso dio como resultado 25 temas. Hermosos. En diciembre nos juntamos y elegimos 8 canciones. ¡Hubo sangre ese día! (Risas) Quedaron afuera muchos temazos, pero bueno, ese va a ser nuestro próximo disco, que ya estamos produciendo. Estoy completamente emocionado, porque es un disco muy visceral. Va a ser un disco muy 90´s, muy cerca del espíritu de nuestra preadolescencia, y eso me entusiasma como nunca antes. 

¿Cuáles son los planes para este 2021?

El cuarto disco, que como te digo, es casi una realidad ya. Posta, lo tenemos muy avanzado. Luego, cuando se abran las puertas de los lugares, saldremos a tocar. Objetivo claro: conocer nuevos lugares. Todavía no pudimos ir a Rosario, Córdoba, el sur. Era la idea para 2020. Pero sigue completamente vigente.

Por último ¿por qué los lectores de MADHOUSE deberían escuchar tu música?

¡No se si deberían! (Risas) No quiero obligar a nadie a hacer nada. Lo que si te puedo decir es que si te sentás y ponés “Metadata”, si prestás atención, vas a empezar a encontrar migajas, pistas, cositas, preguntas. Después quedará en vos darle una vueltita de tuerca y asomar la cabeza, o pasar a otra cosa. Pero esa puertita está, te lo garantizo.

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