
No por previsible (dado su estado de salud en los últimos tiempos) la noticia del final de Ozzy Osbourne resulta menos dolorosa, sobre todo en un año donde lamentablemente muchas figuras nos han abandonado… Así es, el mítico cantante británico y ex frontman de Black Sabbath falleció hoy martes 22 de julio de 2025, en lo que constituye un día negro en la historia de la música. En MADHOUSE lo despedimos como mejor sabemos hacerlo: con música y memoria, repasando los momentos más relevantes de su vida, su obra y su despedida del mundo del rock.

EL FINAL. El mundo del rock pesado y la música popular en general perdió este martes 22 de julio de 2025 a una de sus figuras más emblemáticas: hablamos de John Michael “Ozzy” Osbourne, quien falleció a los 76 años en su hogar de Los Ángeles, California, rodeado de sus seres queridos. La noticia fue confirmada por su esposa y manager Sharon Osbourne a través de un comunicado publicado en sus redes sociales, firmado por ella y sus hijos Jack, Kelly y Aimee, además de Louis, el hijo mayor de Ozzy (de su primer matrimonio): “Con más tristeza de lo que pueden expresar las palabras, tenemos que reportar que nuestro adorado Ozzy falleció esta mañana. Estuvo rodeado por su familia y lleno de amor. Les pedimos a todos que respeten nuestra privacidad familiar en este momento»
LAS CAUSAS. Aunque la causa oficial del deceso no fue revelada de inmediato, se sabe que Ozzy atravesaba desde hace años un deterioro progresivo en su salud, tras ser diagnosticado con Parkinson en 2019 y sufrir múltiples complicaciones físicas derivadas de una caída doméstica en 2020, que afectó su columna vertebral y lo obligó a cancelar varios compromisos en vivo. Pese a ello, había participado activamente en los últimos meses en entrevistas y apariciones públicas, y parecía estar de buen ánimo.

A modo de antecedente en los últimos años, Ozzy se rompió el cuello, la clavícula y las costillas en un accidente de quad bike en su casa de Buckinghamshire en 2003. Sharon declaró posteriormente que dejó de respirar durante un minuto y medio «y no tenía pulso»; también le dijeron que estaba casi paralizado por el accidente. En 2013, tras años de sobriedad, admitió haber estado bebiendo y consumiendo drogas durante un año y medio, pero se comprometió a recuperar la sobriedad, declarando: «Estaba en un momento muy oscuro y fui un imbécil con las personas que más quiero, mi familia». En 2019, Osbourne realizó la que se anunció como su última gira mundial, titulada No More Tours 2. (Anunció su retiro por primera vez en 1992 con la gira No More Tours, pero posteriormente revirtió su decisión). Una enfermedad lo obligó a posponer las fechas europeas de 2020. «Parece que desde octubre, todo lo que toco se ha vuelto una mierda», declaró en un comunicado pidiendo disculpas por los shows cancelados; también estuvo hospitalizado para recibir tratamiento por una infección en la mano.

Pero la mala racha no terminó ahí: en 2020 anunció que le habían diagnosticado mal de parkinson y en 2022 se sometió a una cirugía de columna, tras sufrir otra caída en 2019 que agravó las lesiones previas sufridas mientras conducía quads. En 2023, canceló una gira por Inglaterra y Europa debido a su «debilidad física», describiendo «tres operaciones, tratamientos con células madre, interminables sesiones de fisioterapia y, más recientemente, el innovador tratamiento Cybernics (HAL)». Osbourne se deprimió durante el extenso tratamiento, como describió en una entrevista con The Guardian en mayo de 2025. «Te despertás a la mañana siguiente y descubrís que algo más ha salido mal. Empezás entonces a pensar que esto nunca va a terminar», dijo. «Sharon se dio cuenta de que estaba bajoneado y me dijo: ‘Tengo una idea’. Fue algo que me dio una razón para levantarme por la mañana».
LA DESPEDIDA. De hecho la muerte de Ozzy se produjo a poco más de dos semanas después del multitudinario concierto de despedida de Black Sabbath, titulado “Back To The Beginning” (la idea que Sharon le propuso), celebrado el 5 de julio de este año en el Villa Park de la inglesa Birmingham, su ciudad natal. Este show, que reunió por última vez a Tony Iommi, Geezer Butler, Bill Ward y Ozzy sobre el mismo escenario, fue transmitido en vivo por plataformas globales y tuvo a miles de fans presentes y millones conectados en todo el mundo. Allí, los Sabbath hicieron un set de cuatro canciones (por supuesto estuvieron los megaclásicos “Paranoid”, “War Pigs” y “Iron Man”), tras un set solista de Ozzy de cinco canciones. Osbourne actuó sentado en un trono adornado con un murciélago, pero ofreció una actuación llena de energía, diciéndole al público: «¡Soy Iron Man: vuélvanse locos!». El concierto también contó con actuaciones de leyendas como Metallica, Slayer y Guns N’ Roses y todo el evento fue un verdadero viaje al origen del heavy metal, con una carga emocional que ahora adquiere un nuevo y doloroso significado.

LA VIDA. Nacido el 3 de diciembre de 1948 en Aston, un barrio obrero de Birmingham, Inglaterra, Ozzy Osbourne fue uno de seis hijos en una familia humilde. Tuvo una infancia difícil. Además de vivir en relativa pobreza, tenía problemas escolares, en parte por la dislexia y en mayor parte porque a los 11 años sufrió repetidos abusos sexuales por parte de dos compañeros de la escuela: «Fue terrible… Parecía eterno», declaró al Mirror en 2003. Sus perspectivas tras dejar el colegio a los 15 años parecían inexistentes. Incluso sus intentos de convertirse en delincuente terminaron en una farsa. Era, como él mismo comentó e 2014, «un inútil» como ladrón: un televisor que intentaba robar se le cayó encima; operando a ciegas, robó sin querer ropa de bebé en lugar de la ropa de adulto que pretendía vender en los pubs de su Aston natal, en Birmingham. Finalmente, fue capturado y enviado a prisión durante seis semanas. Llegó a trabajar en alguna fábrica hasta que finalmente pudo encontrar su verdadero destino en la música.

LA ERA SABBATHICA. «Ozzy Zig needs a gig» (Ozzy Zig necesita un concierto), decía el aviso que dejó en el tablero de una tienda de música local, y «necesidad» parece haber sido la palabra clave: en 1968, para cuando se unió a una banda de blues rock pesada llamada Earth como vocalista (allí estaban Tony Iommi, Geezer Butler y Bill Ward) ya no le quedaban otras opciones. Ni siquiera era como si Earth, o Black Sabbath (como pasaría a llamarse) ofrecieran un boleto obvio a la fama y la fortuna: su gran idea para impulsar su carrera consistía en llenar su camioneta con los equipos, conducirla a los conciertos de otros artistas sin invitación, y sentarse afuera por si acaso alguna de las bandas que tocaban se retiraba y ellos pudieran reemplazarlo. Y cuando Osbourne abría la boca para cantar, no hacía falta saber de su deprimente currículum para darse cuenta de que la vida no le había dado una gran mano. Su voz era un lamento desolado e inculto, ideal para interpretar canciones que encajaban con la definición de rock’n’roll que una vez ofreció el difunto líder de Dr Feelgood, Lee Brilleaux: «Música sobre la ley de Murphy y la mala suerte».
Volviendo a Sabbath, el oscuro ambiente obrero industrial alimentó el sonido del proyecto musical que definió a Osbourne, cuyo sonido pesado revolucionó la música rock británica. «Queríamos reflejar nuestra visión del mundo en aquel momento», declaró el bajista Geezer Butler en 2017. «No queríamos componer canciones pop alegres. Les dimos ese aire industrial». Bautizada con el nombre de una película de terror de Boris Karloff, la banda lanzó su álbum debut homónimo en 1970, seguido de otros álbumes considerados piedras fundamentales del género que más adelante sería llamado heavy metal, del que Sabbath indudablemente ha sido uno de los pioneros más destacados. «Paranoid» (1970) contenía los inoxidables himnos «Iron Man» y «War Pigs» y encabezó la lista de álbumes del Reino Unido, mientras que el sonido cacofónico y psicodélico de «Master of Reality» (1971) sigue siendo una gran influencia en el sonido más lento del doom metal.
Osbourne consideró dejar la banda durante la grabación de «Technical Ecstasy» de 1976, un intento confuso de expandir su sonido ante un clima musical cambiante. Consideró formar una nueva banda llamada Blizzard of Ozz, pero en cambio fue despedido tras el lanzamiento de su decepcionante continuación, «Never Say Die!». Sus compañeros de banda culparon a su falta de fiabilidad relacionada con el alcohol y las drogas, y Osbourne insistió en que no era más indulgente que los demás. Sea cual sea la verdad, incluso el propio Osbourne pareció considerar su despido en 1979 como el fin de su carrera musical: se refugió en una habitación de hotel de Los Ángeles, aparentemente decidido a gastar su indemnización en alcohol y drogas, convencido de que «después de esto volveré a Birmingham y al paro«»«. No contaba con la intervención de la formidable Sharon Levy, enviada a Los Ángeles por su padre, Don, el mánager de Black Sabbath, para vigilar al cantante. La pareja no solo se involucró sentimentalmente, casándose en 1982, sino que también emprendieron una radical reinvención de la carrera de Osbourne, basada en un feliz accidente y una idea inspirada.

LA ERA SOLISTA. El feliz accidente fue que Osbourne se topó con un guitarrista prácticamente desconocido llamado Randy Rhoads. Según Rhoads, Osbourne estaba tan borracho en su audición que lo contrató solo después de oírlo afinar (!). La idea inspiradora era aprovechar la atención negativa que Black Sabbath siempre había intentado evitar. De modo que Ozzy dejó de lado al cantante excitable que parecía cualquiera del público y dio paso a Ozzy Osbourne, el caricaturesco Príncipe de las Tinieblas, capaz de cualquier atrocidad (como la vez que se desnudó y mojó sus testículos en una copa de vino en una cena con los jefes de su sello discográfico alemán, por citar un solo ejemplo). No estaba del todo claro si Ozzy estaba trabajando en algún brillante plan maestro de autopromoción o simplemente era un alcohólico furioso que hacía cosas ridículas cuando estaba ebrio, pero de cualquier manera, la controversia que lo acompañó elevó su popularidad a la estratósfera, ayudado por el hecho de que sus dos primeros álbumes solistas, «Blizzard of Ozz» de 1980 y «Diary of a Madman» de 1981, eran discos infinitamente mejores de lo que cualquiera que hubiera conocido a Osbourne hacia el final de su mandato con Sabbath hubiera creído que era capaz de hacer.
Fue así que contra todos los pronósticos resurgió con una explosiva carrera solista, que comprendería once álbumes y se extendería hasta 2020. Acompañado por talentosos músicos a lo largo de su carrera como los guitarristas Jake E. Lee o Zakk Wylde, los bajistas Robert Trujillo y Rudy Sarzo, los bateros Carmine Appice y Mike Bordin (por nombrar solo algunos), Ozzy grabó discos fundamentales como el debut “Blizzard Of Ozz” (1980) y el que lo siguió, “Diary Of A Madman” (1981), que incluían hits como “Crazy Train” y “Mr. Crowley”. Su carrera solista se extendió por más de cuatro décadas e incluyó festejadas obras como «Bark At The Moon» (1983), «The Ultimate Sin» (1986), “No More Tears” (1991), “Ozzmosis” (1995), “Black Rain” (2007) y “Ordinary Man” (2020), elogiado por la crítica y grabado junto a artistas como Elton John, Slash y Chad Smith. En los 80 y 90, tuvo éxitos ocasionales en el Top 40 del Reino Unido, incluyendo «Bark at the Moon» (1983) y «Perry Mason» (1995). Finalmente, alcanzó el número 1 en 2003 con «Changes», un dueto con su hija Kelly, de 34 años.
LA LOCURA. Dejando de lado lo sucedido con la copa de vino, el incidente más notorio que involucró a Osbourne ocurrió en 1982, cuando de un tarascón le arrancó la cabeza a un murciélago muerto… creyendo que era un objeto de utilería (!). La hazaña ocurrió en 1982, durante una actuación en Des Moines, Iowa, cuando un fan lanzó al animal al escenario. Ozzy, que no estaba en su momento más sobrio y creyendo que era un muñeco de goma, tomó el cadáver del quiróptero muerto, le arrancó la cabeza de un solo mordisco, la escupió lejos… y posteriormente tuvo que ser inyectado con numerosas vacunas contra la rabia. ¡Lo más bizarro es que este acto de Ozzy tenía antecedentes! En 1981, le arrancó la cabeza de un mordisco a dos palomas durante una reunión con una discográfica en 1981 en una maniobra que, bueno… le salió mal (!), ya que la idea original era soltarlas al viento, en señal de paz (!!!).

No fue lo único ni lo peor que hizo: en su momento aspiró toda una línea no de cocaína sino de hormigas (!!!… ya no tenemos signos de admiración que alcancen) durante una gira con la famosa banda Mötley Crüe en los 80. Fuera del escenario, el rockero también acaparó titulares por apariciones impactantes, como la vez que -totalmente ebrio- orinó en el Cenotafio de El Álamo en Texas, EE.UU., para colmo ataviado con uno de los vestidos de Sharon (!!! etc. etc.), que le había escondido su ropa había escondido su ropa en un intento de evitar que saliera a la calle… el incidente terminó con la expulsión del cantante de la localidad de San Antonio durante una década.

EL MATRIMONIO. En 1982 Ozzy se casó con Sharon, quien había comenzado a representar su carrera solista después de su alejamiento de Sabbath. La pareja se había conocido tres años antes y esta unión (y la presencia de Sharon en particular) fue decisiva para la vida del cantante: la perspicacia empresarial de ella, sumada a la duradera popularidad de él, les ayudaron a amasar una enorme fortuna (la pareja, con una fortuna de U$ 196 millones, ocupó el puesto número 17 en la lista de los músicos más ricos de Gran Bretaña del Sunday Times de 2018). Eso sin contar que Ozzy tuvo siempre al lado a alguien que no solo lo quiso, sino que lo ayudó a encauzar su carrera y más de una vez le sacó las castañas del fuego.

No todas fueron rosas ni platos de duraznos con crema, claro: en 1989, él fue arrestado por intentar asesinar a Sharon estrangulándola mientras estaba borracho. Relató el incidente en una entrevista de 2007: «Me desperté en una pequeña celda con excrementos humanos por las paredes y pensé: ‘¿Qué demonios he hecho ahora?’… [Un policía] me leyó un papel y me dijo: ‘Está acusado de intentar asesinar a la Sra. Sharon Osbourne’. No puedo expresar cómo me sentí. Simplemente me quedé paralizado». La pareja se reconcilió posteriormente, aunque se separaron brevemente en 2016 tras la infidelidad de Ozzy con una peluquera.

LOS PROYECTOS. Además de su carrera musical, Ozzy se convirtió en ícono de la cultura pop gracias al reality “The Osbournes” (2002-2005), que mostró su caótica vida familiar y lo convirtió en una celebridad intergeneracional. Junto a Sharon, Kelly y Jack, mostraron todo tipo de situaciones domésticas, con terapeutas caninos, «médicos de vagina» (sic) y un sinfín de palabrotas imaginativas: huelga aclarar que este programa emitido por la señal MTV se convirtió en un éxito de audiencia y, en 2002, ganó el segundo Emmy al mejor programa de telerrealidad (si se nos permite el término). El popularísimo show se mantuvo al aire hasta 2005 y retrató momentos desgarradores para la familia, como la lucha de Sharon contra el cáncer y el accidente de quad que casi mata a Ozzy. Posteriormente, la familia protagonizó el reality «The Osbournes Want to Believe» y el especial «The Osbournes: Night of Terror», ambos centrados en investigaciones paranormales.

LOS LOGROS. Dejando de lado la TV, no olvidemos al Ozzfest, festival de música metalera fundado por Sharon en 1996, que realizó giras por Estados Unidos casi todos los años y también tuvo presentaciones en Inglaterra y Japón, donde impulsó a numerosas bandas emergentes del metal y el nu metal en los años 90 y 2000. Por supuesto, hay mil logros y anécdotas más… A lo largo de su carrera, Ozzy vendió más de 100 millones de discos, recibió un Grammy, fue incluido en el Salón de la Fama del Rock and Roll con Black Sabbath y fue nombrado “ícono global” en múltiples premiaciones. Pero más allá de los galardones, su verdadero legado fue haber sido un puente entre generaciones, un símbolo de rebeldía con una sensibilidad especial para las melodías y un magnetismo innegable. Su estilo vocal, sus shows teatrales, sus excesos y su carisma forjaron una leyenda que trascendió el género.

LA REPERCUSIÓN. Las redes sociales estallaron tras conocerse la noticia. Desde sus compañeros de banda en adelante, desde Metallica a Duran Duran, desde Elton John a Tom Morello, los homenajes de músicos de todo el mundo -argentinos incluidos- se multiplicaron. “Ozzy fue la razón por la que quise estar en una banda”, escribió James Hetfield. “El metal nunca será lo mismo sin él”, agregó Corey Taylor. “Era único, insustituible y más humano que cualquiera de nosotros”, dijo Jack Black. Estos y muchos más los encontrarán aquí debajo.
Mientras los tributos se amontonan, quienes hacemos MADHOUSE lamentamos la pérdida de tan notable artista, figura irrepetible del rock y el heavy metal e ídolo irremplazable de millones de fans en todo el mundo. Y los invitamos a recordarlo no del modo más original, sino como suponemos que a Ozzy más le hubiera gustado: a todo volumen, sacudiendo la cabeza y dejando que “Crazy Train” (o la canción suya que más les guste) suene una vez más. Porque el tren descarrilado, amigos y amigas, ya partió… y su conductor dejó una marca imposible de borrar.

Fundada por Frank Blumetti, la edición digital de la recordada revista de los 90 cuenta con colaboradores de la vieja época y nuevas incorporaciones. Basada en el gusto por la música y centrada en todas las manifestaciones de la cultura joven, esta web busca estar al tanto de lo que ocurre a diario en Argentina y el mundo y estar al día con los desafíos que las nuevas tecnologías imponen al periodismo.