A fines de 2023, Abril Sosa fue echado abruptamente de Catupecu Machu, sin motivo aparente. Como la primera vez que dejó esa banda, en 2002, y tal cómo contamos en esta entrevista, el músico recurrió a Cuentos Borgeanos, que se transformó en un refugio donde la amistad y las canciones funcionan como bálsamo. Con solo las ganas de volver a tocar, la banda se presentó con dos Niceto a sala llena.

Pasadas las 21 sale el cuarteto original a escena con “Cuenta Despacio”, canción que invita a detener el tiempo. Y algunos pueden decir que durante las dos horas que dura el show, lo logran. Al cabo de las primeras canciones, vemos un grupo de personas que no parece no haber tocado juntos hace quince años. Es la magia o la esencia que tienen las bandas que han crecido juntos y se han formado a raíz de la amistad. Recientemente, Abril Sosa, nos comentaba la importancia de sentirse amigo entre ellos. Y claramente eso en escena no se puede negar. Lo que vemos arriba de las tablas es un grupo de amigos que han logrado que una cuantas de sus canciones hagan mella en miles de extraños.

Si bien el grueso de las canciones de Cuentos, lidia con cuestiones existencialistas, hoy las preguntas que se hacen esas canciones resurgen como celebración. Podemos hablar de temas como “Volar” o “Mírame” coreados por todo el lugar. Un público, mayormente, entre los treinta y cuarenta, que claramente vuelve a ellos, sí, un poco por nostalgia, pero también porque canciones como “Marzo” o “Cuentos Imborrables” siguen resonando en su vida.

El repertorio se pasea por todas las etapas del grupo y todos los matices posibles, desde la agresión de “Schumann”, el baile de “Animales” o la intimidad de “Te Verde”. En esta ocasión, la base musical es lo mas minimalista posible, sin teclados y sin segunda guitarra. Lo que hace entrever la destreza musical de sus miembros, y ahora aun mas, luego de tantos años de trayectoria. Aun así, el grupo se permite ser descontracturado. En “Fantasmas De Lo Nuevo”, por ejemplo, donde hacen un cruce de instrumentos entre todos sus miembros y Sosa hasta se permite cantar entre la gente. Curiosamente la banda no entrega ninguna de sus canciones nuevas, pero podemos intuir que la decisión se trata a raíz de transformar este show en un reencuentro más que en asentar algún presente.

Obviamente la emoción en una noche como esta se encuentra a flor de piel, con sus integrantes visiblemente emocionados, y derramando lágrimas en el proceso. Es que hay un sentimiento genuino de volverse a encontrar y atravesar todo lo que las canciones cuentas.

Luego de dos horas que pasan rápidamente, la sensación de no querer irse es palpable, por eso la banda se saca de la galera “El Ocaso De Mis Ídolos”, fuera de lista. En tiempos de nostalgia programada y novedades artificiales, el show de Cuentos Borgeanos se sintió genuino. Solo era la necesidad de cuatro amigos de volver a hacer sus canciones y compartirlo con su gente. A veces esa es la única intención que la música debería tener.

Fotos: Holy Smoke

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