La fecha del 15 de noviembre en The Roxy Live no era una más para AVERNAL. Los festejos se triplicaron para la ocasión: la veterana banda de death ‘n’ roll celebraba la salida de su noveno disco de estudio, “Ekpyrosis” (a gusto personal, lo más destacado del año), el lanzamiento del libro «Necrografía – Autopsia de una banda de Death Metal» (por nuestro colaborador Facundo Llano), que cuenta la historia de la banda a lo largo de estos 30 años y, como cereza del postre, el cumpleaños Nº 50 de su vocalista Cristian Rodríguez.
La fiesta era completa y, por tal motivo, nos hicimos presentes en el local de Palermo porque las cosas no te las tienen que contar: hay que vivirlas.

Desde las 20:30 hs, el ambiente en Niceto Vega al 5000 ya estaba plantado: mucha remera negra, bermudas, gorras, tatuajes y barbas por doquier (además de un modesto público femenino) se adueñaban del lugar. Algo positivo de este tipo de fechas es que los horarios se cumplen casi a rajatabla. Una vez dentro del recinto ya había un clima sólido y, mientras la gente seguía ingresando, Dead Rooster se encargaba de abrir la noche a puro death metal. Mucho taca-taca-taca, voces podridas y un set contundente que funcionó como un buen aperitivo para lo que se venía. Buena aceptación y mucho respeto del público que llegó temprano, y la banda agradeció la invitación.

EL INFIERNO ESPERA
Cerca de las 22 hs empezó a sonar “Ekpyrosis”, instrumental que abre el flamante disco, y las pulsaciones subieron de inmediato. Sin pausa, la banda atacó con “La Tormenta Después De La Calma” de («El Sangriento«), una canción que transpira ese hermoso tufillo a Slayer. Inmediatamente siguió “Voracidad”, con esa lírica cargada de violencia y un groove que te pasa por encima.

Las primeras canciones del set dejan algunas cosas claras: el sonido era nítido y potente, aunque todavía le faltaba esa cuota extra de power que Avernal suele tener en vivo. Ojo: se escuchaba todo perfecto, solo con un puntito menos de ese volumen demencial al que, al menos, la banda nos tiene acostumbrados.

Cristian es un vocalista de pocas palabras, dice lo justo y necesario. “Gracias a todos por acercarse”, esbozó de manera muy tranquila. La fecha mostraba una muy buena concurrencia. De inmediato, la gente arrancó con un “Que los cumplas feliz”, sacándole una sonrisa al cantante (eso sí, faltó la torta).

Retomando el show, la banda sacudió el lugar con una seguidilla de canciones de «La Quimera de la Perfección»: “Habitante De Cadáveres” (el riff inicial y los estribillos son un polvo), la veloz “Mediador”, “Alquimia” y “Arquetipo de Saturno”, que hacía rato que no sonaba.

La lista parece dividirse según las diferentes etapas de la banda. Cristian pregunta si nos gustó el nuevo disco y aclara que este es el show lanzamiento, no la presentación oficial. Era una buena oportunidad para escuchar cómo se acomodan las nuevas canciones dentro del setlist, y la sensación fue muy positiva. Como una trompada atrás de otra sonaron: “El Verdugo De Si Mismo”, “Logia Obscena” (muy festejada), “Tripalium”, “Arconte Egregor” y “El Fin De Los Miedos”. Estas dos últimas, para mí, están entre lo mejor del álbum y fue un golazo escucharlas en vivo. Es importante recordar que el disco salió una semana antes de esta fecha.

Casi sin darnos cuenta, el show entraba en sus últimos tramos y la banda metió mano a su viejo catálogo con un doblete: primero “Catalepsia”, del álbum homónimo (1997), cuando la propuesta de Avernal era más rústica y al hueso; y luego la climática “Ocultando mi furia” incluida en el EP «Destino En Común» (2023). ¿Vieron que antes mencioné que el sonido estaba muy bien pero le faltaba un saltito de power? Bueno, desde este momento llegó ese plus: si los bombos de Germán Rodríguez y el bajo de Tulio Navia te pegan de lleno en el pecho, entonces las noticias son buenas.

La última parte del show llegó con una seguidilla de bombas pertenecientes a «Tzompantli»: “Hilera De Cráneos”, “Arquitectura Pestilente” (temazo), “La Densidad” (una que ya se corea como futuro clásico) y “Carne Para la bestia”. Tras las últimas palabras de agradecimiento, no solo a la gente sino también a todas las personas que trabajan detrás de la banda, ahora sí: “La resurrección” y luego “Podés pudrirte” (con ese corte de batería infernal a los 00:40) pusieron punto final a una noche cargada de mucha violencia sonora.

En la previa, la banda había anunciado que iban a tocar canciones que hacía tiempo no sonaban, y cumplieron, aunque lamentablemente discos como «ILL» (2004) o el hermoso EP «Réquiem Para Los Rebeldes – Necrología» (2011) fueron completamente ignorados.

Tras 22 canciones, una lista asesina y varios estrenos que están a la altura del legado, los quilmeños volvieron a demostrar una vez más por qué son una de las bandas más sólidas del metal extremo argentino. ¡Cuernos en alto y nos vemos la próxima!

Crónica: Nicolás Arroyo
Fotos: cortesía Jonatan Alejandro Rios

Agradecemos a: Terror Producciones por la acreditación

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