Por más que el presente a veces se olvide del pasado, el pasado siempre se las arregla para golpear la puerta. Y esta vez fue con una noticia que duele: el legendario músico estadounidense Sly Stone, cerebro detrás de la innovadora banda Sly and the Family Stone, falleció a los 82 años. Nacido como Sylvester Stewart en 1943, Stone se convirtió en una figura destacada del funk en las décadas de 1960 y 1970, fusionando rock, gospel, psicodelia y soul para crear un sonido completamente nuevo que definió la era siguiente,combinando su sonido pionero con una política progresista y un audaz sentido del arte... A continuación repasamos su vida, su obra y su final.

ADIÓS A UN GRANDE. El mundo de la música acaba de perder a uno de sus creadores más originales y visionarios: Sylvester Stewart, más conocido como Sly Stone, murió el 9 de junio en la ciudad de Los Ángeles a los 82 años. La noticia fue confirmada por su representante, quien no brindó detalles sobre la causa de su fallecimiento, aunque se sabe que el artista arrastraba desde hace años problemas de salud y adicciones que complicaron su vida personal y profesional. Sin embargo, fueron sus familiares quienes resultaron más explícitos: «Tras una prolongada batalla contra el EPOC y otros problemas de salud subyacentes, Sly falleció en paz, rodeado de sus tres hijos, su mejor amigo y su familia», declararon en un comunicado (en la web Variety), que concluye así: «Aunque lamentamos su ausencia, nos consuela saber que su extraordinario legado musical seguirá resonando e inspirando a las generaciones venideras».

Sly en sus íltimos años, con la van que le servía de casa ahí al fondo.

Justo es decir que Stone ya había hablado un poco con la prensa sobre sus problemas de salud. En octubre de 2023, se comunicó con el diario inglés The Guardian por e-mail: estaba demasiado enfermo para hablar en persona. «Tengo problemas con los pulmones, la voz, la audición y también con el resto del cuerpo«, dijo, refiriéndose a su enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), que redujo drásticamente su capacidad pulmonar. En 2019, los médicos le dijeron —y no era la primera vez— que si no dejaba de fumar, se estaría preparando para la muerte. Esa vez, la idea se le quedó grabada: «Una vez que decidí dejarlo», dijo, «simplemente lo hice»… evidentemente esto no alcanzó para salvarlo. A Stone lo sobreviven sus tres hijos: Sylvester Jr. (de su primer matrimonio con Kathy Silva), Sylvyette y Novena Carmel (de su segundo matrimonio con Cynthia Robinson)

LAS PIEDRAS FUNDAMENTALES. Nacido el 15 de marzo de 1943 en Denton, Texas, y criado en Vallejo, California, Sly fue el segundo de cinco hijos. La profunda participación de su familia en la Iglesia de Dios en Cristo le inculcó un amor temprano por la música. El futuro astro era una especie de niño prodigio musical y a los 9 años ya había grabado un single de gospel junto a sus hermanos, Freddie, Rose y Vaetta, como The Stewart Four. Su oído privilegiado, su talento para tocar múltiples instrumentos y su gusto por mezclar géneros –gospel, rock, funk, soul y psicodelia– marcarían lo que estaba por venir.

Activo en la música durante toda la secundaria, donde adquirió el apodo de «Sly» (en inglés, astuto, vivo; un juego de palabras con su nombre de pila abreviado, Syl), el joven músico dominaba el teclado, la guitarra, el bajo y la batería, y tocó en varios grupos semiprofesionales. Posteriormente, estudió teoría musical en el Vallejo Junior College. Sus apariciones en una fiesta bailable televisada local al estilo de «American Bandstand» con su grupo, los Viscaynes, le permitieron conseguir un trabajo de producción en 1965 en Autumn Records, un sello independiente fundado en San Francisco para el cual produjo el éxito top 5 del cantante de R&B Bobby Freeman, «C’mon and Swim». También produjo bandas de garage rock y psicodélicos locales, como lo demuestra su trabajo en los hits de los Beau Brummels «Laugh, Laugh» y «Just a Little», y «Somebody to Love» de la Great Society, que posteriormente se convirtió en hit gracias al cover de Jefferson Airplane, la banda de la vocalista Grace Slick.

Sly en sus épocas de DJ en la radio californiana: lo que se dice un pibe de los 60s

Ahora rebautizado como «Sly Stone», se convirtió en un popular disc jockey en las emisoras KSOL y KDIA de la Bay Area de San Francisco. Aunque ambas eran supuestamente emisoras de R&B, Stone mezclaba los éxitos soul del momento con temas de bandas de rock contemporáneo. Como si todo esto fuera poco, fue tecladista en varios shows para artistas y bandas como Dionne Warwick, the Righteous Brothers y Marvin Gaye, entre otros, mientras ganaba fama en la fértil escena contracultural californiana e iba craneando su verdadero plan maestro: armar una banda multirracial, mixta en género, explosiva en energía y con un sonido totalmente nuevo.

Sly &The Family Stone allá por septiembre de 1970, en algún aeropuerto y con toda la onda. De izq. a der. Larry Graham, Jerry Martini, Gregg Errico, Sly Stone, Freddie Stone y Cynthia Robinson. La nena que está a la derecha no era de la banda (suponemos)

NADA MÁS LINDO QUE LA FAMILIA UNIDA. Fue así que en agosto de 1966, junto a su hermano Freddie, unieron sus respectivas bandas y fundaron Sly And The Family Stone, una banda mixta en lo racial y en el género, algo totalmente inédito para la época. Integrada por blancos y negros, hombres y mujeres -que no solo cantaban sino que tocaban sus instrumentos-, la agrupación se destacó en lo musical por fusionar el soul con el rock psicodélico, gospel, jazz, ritmos latinos y R&B con la energía contestataria del momento. La formación clásica incluía a sus hermanos Freddie y Rose en teclados; dos italo-americanos, Greg Errico y Jerry Martini, en batería y saxo respectivamente; una mujer negra, Cynthia Robinson, en la trompeta, y Larry Graham en bajo; Sly tocaba teclados y guitarra además de compartir las voces junto a los demás intérpretes. En pleno apogeo de la lucha por los derechos civiles, cuando Estados Unidos se partía en dos, Sly armó una fiesta donde todos eran bienvenidos… y encima podías bailar. Canciones como “Everyday People”, “Dance to the Music” y “Thank You (Falettinme Be Mice Elf Agin)”, no solo encendían pistas sino también conciencias.

En la Family no faltaban miembros de la familia de Sly. Ahi se ve a su hermana Rosie (de rubio, a la izquierda) y a su hermano Freddie (tapado por el pelo de Sly); también están Cynthia Robinson (detrás de Rosie), Larry Graham, Greg Errico y Jerry Martini (semitapado por el pelo).

LOS AÑOS FELICES. El ascenso fue meteórico: entre 1968 y 1973 editaron una seguidilla de discos fundamentales como «Life» y «Fresh», al tiempo que canciones como “Everyday People”, “Dance to the Music”, “Family Affair”, «I Want To Take You Higher» o “Thank You (Falettinme Be Mice Elf Agin)” no solo sonaban en la radio sino que redefinieron el groove, adelantándose años al hip hop, al funk ochentoso e incluso al pop de Prince. El grupo alcanzó su punto más alto en 1969 con su legendaria actuación en el no menos legendario festival de Woodstock, pero asimismo con los álbumes «Stand!» de aquel mismo año (vendió más de tres millones de copias) y «There’s a Riot Goin’ On» (1971), obras que mezclaban funk, rock, psicodelia y crítica social con una maestría pocas veces vista. Mientras otros se conformaban con repetir fórmulas, Sly se animaba a destruirlas y volver a inventarlas. No por nada es considerado uno de los pilares del funk moderno, influencia directa en artistas tan diversos como Prince, George Clinton, Outkast y D’Angelo, entre muchos otros.

UNA FAMILIA DISFUNCIONAL. Con la llegada de la década de 1970, la música de Stone adoptó un cariz más sombrío y cínico, reflejando las crecientes tensiones raciales y el profundo impacto que causaron en la sociedad yanqui los asesinatos políticos, como los del Dr. Martin Luther King Jr. y el presidente John F. Kennedy, así como los horrores de la guerra de Vietnam… Aún así, Sly tenía todo a su favor: era un maestro del estudio y un performer hipnótico, pero también un tipo cada vez más inestable y -por desgracia- no tardó en confirmar una regla no escrita del mundo del espectáculo que dice que quien brilla demasiado intensamente se consume con la misma intensidad… y velocidad. La fama lo devoró: se volvió adicto a las drogas, paranoico, impredecible. Las giras eran un caos, la banda llegaba tarde (o no se presentaba) a los festivales, las grabaciones se demoraban por años, las tensiones internas en el grupo crecían y la Family terminó por colapsar en 1975.

«no odies a los blancos, no odies a los negros – si te muerden, odiá la mordida»

DOS DÉCADAS DE DECADENCIA. A pesar de haber sentado las bases rítmicas de la música disco, Stone no pudo sostener su carrera a finales de los 70 y su adicción a la cocaína empeoró. Continuó tocando con colegas como Funkadelic y Bobby Womack, pero los lanzamientos de álbumes se detuvieron después de «Ain’t But The One Way», de 1982. Alejado de los escenarios y de la industria musical, para mediados de los 80s Sly era un mito viviente pero casi sin actividad. Fue arrestado en 1983 por posesión de cocaína y por conducir bajo los efectos de la cocaína en 1987, lo que lo llevó a huir de California a Connecticut. Fue detenido dos años después y condenado a 55 días de prisión, cinco años de libertad condicional y una multa. Poco se supo de él en los 90s: el otrora ídolo vivió en la calle, pasó por centros de rehabilitación y mantuvo un perfil bajísimo, aunque vez en cuando hacía alguna aparición esporádica: en 1993 estuvo en la ceremonia de inducción de su banda en el Rock And Roll Hall Of Fame y no volvió a tocar hasta la ceremonia de los premios Grammy en 2006, cuando reapareció para su primera presentacion en casi 20 años subiendo al escenario con una cresta rubia platinada (!) para tocar un breve set que dejó a todos atónitos. Al año siguiente actuó con la Family Stone en una gira de reunión, pero a menudo de forma errática, y tuvo una participación deslucida en el festival de Coachella de 2010.

Sly con su peculiar look de rubio platinado protopunk, en la ceremonia de los Grammy de 2006

EL LIBRO DE LA VIDA. En 2011 llegó a lanzar un álbum solista que sería además el último de su carrera; titulado «I’m Back! Family & Friends», incluía versiones actualizadas de sus clásicos y la participación de invitados como Jeff Beck, Ray Manzarek y Bootsy Collins, aunque el disco pasó sin pena ni gloria, como su carrera en solitario (Solo el álbum «High On You» de 1975 fue editado bajo su propio nombre; el resto daba el crédito a Sly and the Family Stone records). “Durante mucho tiempo, fue como un mito urbano: se decía que vivía en una furgoneta, que hablaba solo, que era un genio perdido”, recordó recientemente Questlove, baterista de The Roots, cuyo documental sobre Stone, «Sly Lives!», se estrenó a principios de este año. «Desde el momento en que su música me llegó a principios de los 70, se convirtió en parte de mi alma», escribió en Instagram. «Sly fue un gigante, no solo por su trabajo pionero con la Familia Stone, sino por la inclusividad radical y las profundas verdades humanas que vertía en cada nota… Su obra miraba directamente los aspectos más brillantes y oscuros de la vida y exigía que hiciéramos lo mismo».

Volviendo a la furgoneta, lo que cuenta Questlove no era exageración: en 2011 se supo que Sly estaba literal -y voluntariamente, según sus propias palabras- viviendo en una casa rodante en la calle Crenshaw de L.A., recibiendo comida de un matrimonio amigo, sin dinero y sin los derechos por su música… Recién en los últimos años Sly Stone recibió algo de la justicia poética que merecía. En 2015 ganó un juicio contra su ex manager y recuperó más de 5 millones de dólares en regalías. En 2023 publicó su autobiografía “Thank You (Falettinme Be Mice Elf Agin)”, escrita junto al periodista Ben Greenman, en la que narró su historia con una crudeza desarmante (“Toqué el cielo, me arrastré por el infierno y logré volver para contarlo (…) La vida me pasó por encima, pero nunca dejé de escuchar música en mi cabeza”, dice en el libro), relato que devolvió el interés del público por su figura, especialmente al revelar detalles brutales y conmovedores de su trayectoria.

«Gracias (por dejarme ser yo mismo de nuevo)», podría traducirse la biografía de Sly

UN LEGADO A TODO RITMO. Paradójicamente, la muerte lo encontró en el momento en que su legado empezaba a ser redescubierto por nuevas generaciones, que lo redescubrieron gracias a las reversiones de sus temas y los samples eternos: Public Enemy, 2Pac, Janet Jackson, Beastie Boys, Dr. Dre… todos le deben algo. Incluso los Red Hot Chili Peppers reconocen que su groove es puro Sly. El mismísimo George Clinton lo llamó “el profeta del funk”. Desde Miles Davis hasta Herbie Hancock citaron su obra como una inspiración clave, y cuando el rap y el hip-hop surgieron en los 80, su música fue sampleada por artistas como Public Enemy, Ice Cube y los Beastie Boys. Y aunque Sly nunca tocó en Argentina, su música fue esencial para toda una camada de artistas locales que bebieron de su groove y su actitud, en un abanico que va de figuras como Charly García y Fito Páez a bandas más ligadas al funk como Illya Kuryaki o Los Brujos, pasando por los grupos locales de neo soul y acid jazz, el ADN de Sly está presente. Muchos músicos argentos crecieron escuchando sus temas, sampleándolos o inspirándose en ellos… En una entrevista de 2023 con The Guardian, Stone reflexionó sobre su amplia influencia, diciendo: «Siempre me alegró que alguien tomara lo que yo hice y le gustara lo suficiente como para querer hacerlo por su cuenta. Estoy orgulloso de que la música que hice inspirara a la gente».

SLY SE FUE… PERO NO SE FUE. Hoy las redes se llenaron de homenajes que van a ver al final de este artículo, de parte de nombres de fuste como Mick Jagger, Paul Stanley, Chaka Khan, Bootsy Collins, Lenny Kravitz, Erykah Badu, Kamasi Washington, el Sex Pistol Steve Jones, el ex Blondie Jimmy Destri y el cineasta británico Don Letts, entre otros, hasta cientos de fans anónimos. Nadie se olvidó del tipo con pelo afro, chaleco psicodélico y voz de terciopelo que te decía que eras parte de la familia… Como bien dice la declaración de su familia: «Sly fue una figura monumental, un innovador revolucionario y un verdadero pionero que redefinió el panorama de la música pop, funk y rock. Sus icónicas canciones han dejado una huella imborrable en el mundo, y su influencia sigue siendo innegable«. Su combinación de ritmo irresistible con letras de fuerte contenido social fue un faro para quienes buscaban hacer algo más que canciones pegadizas. Y en tiempos donde se habla tanto de la diversidad, la inclusión y la lucha contra la discriminación, no está de más recordar que Sly ya lo venía haciendo desde fines de los 60. Su lema “Different strokes for different folks” (Algo así como «sobre gustos no hay nada escrito») sigue siendo más actual que nunca.

Quienes hacemos MADHOUSE lamentamos profundamente la partida de Sly Stone, pero también celebramos su legado. Porque, como todo buen músico, nos dejó algo mucho más grande que él mismo: un sonido, una actitud, una revolución hecha beat. Como decía Sly en su biografía, «He sido muchas cosas para mucha gente –un genio, un adicto, un fantasma– pero por sobre todo fui música»… Por eso, te invitamos a recordarlo como suponemos él hubiese querido: no con un minuto de silencio, sino con una vida entera de música a todo volumen… Buscá entonces «There’s a Riot Goin’ On» (o cualquiera de sus discos o canciones), subí el volumen y dejá que la música te mueva el alma.

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