PACIENTE: GHOST- “Skeleta”(Reaktor Records, 2025)

HISTORIA CLÍNICA: Sigo la carrera de Ghost desde sus inicios y me considero un fan de la banda. Por lo tanto compartía la expectativa que generó el anuncio de “Skeleta”, sexto LP del combo sueco. Sin embargo, al darle play debo reconocer que me costó engancharme con el disco en las primeras escuchas, más aún a medida que iban pasando los tracks. Creo que esto último se debe al curioso ordenamiento de los mismos, eligiendo meter de entrada los tres cortes de adelanto que circularon por plataformas y redes dejando las novedades para lo que seguía de la escucha. Me daba la sensación de estar oyendo un disco partido en dos, con un comienzo ya más masticado mientras que la otra parte hacía que mi interés fuera decayendo.

También hay que tener en cuenta que la vara había quedado muy alta con “Impera”, uno de los trabajos más logrados del Papa Diabólico ( esta vez Forge encarna al Papa V Perpetua, un nuevo integrante de la larga dinastía de pontífices del averno) y sus adláteres. No es la primera vez que algo así me ocurre como oyente. Hay discos a los que hay que darles tiempo a veces. Y así, de a poco y sin sangre, la letra fue entrando.

Está claro que los suecos han dejado hace tiempo esa etapa inicial en la cual eran otra oscura banda satánica con marcadas influencias de colegas como Mercyful Fate (obviando el riff de “Lachryma, el único título que suena realmente old school de Ghost) o Blue Oyster Cult. El pop hace rato que viene ganando terreno en la paleta musical del grupo, y sus acciones compositivas tienden más a llenarte la cabeza de estribillos abrasivos y melodías gancheras antes que a provocar susto. Quizás la novedad esta vez es que en la fórmula, en vez de mixturar armonías poperas con riffs de oscuridad metalera, ahora hay un guiño bastante subrayado al hard rock más accesible de los ’80. Como mejor ejemplo se me ocurre la muy defleppardiana “Missilia Amori”, la cual es además uno de los puntos altos del disco. La balada (muy radial, por cierto) “Guiding Lights” es otro claro ejemplo.

En el mismo rango encontramos a “Excelsis”, canción que cierra el disco, siendo algo más climática que la anterior. En “Umbra”, si no tuviéramos tan presente la imagen del artista en cuestión, podríamos imaginarnos tocándola a un grupo con pelos batidos, spandex y el sol de California pegándoles en la frente. No obstante la canción sorprende sobre el final con un volantazo a lo Deep Purple, con un solo de teclado que recuerda al querido Jon Lord. Y ya que estamos, es remarcable el protagonismo que tienen las teclas en “Skeleta”, tal vez con una preponderancia nunca vista en trabajos anteriores de Ghost. Lo mismo puede decirse de los varios pasajes acústicos que pueblan el álbum. 

DIAGNÓSTICO: Una vez más Tobías Forge se salió con la suya, con otro trabajo destacable desde lo artístico y mostrando astucia en el plan maestro de hacer que su criatura sea cada vez más grande en términos de popularidad. De hecho, este es el disco de Ghost que más alto escaló en el ranking de Billboard en toda la carrera del grupo y no creo que sea casualidad. Podría decirse que este es el álbum menos europeo y más americano en términos de sonido y propuesta. El hombre detrás de la máscara ha demostrado a esta altura sobradamente que ideas y talento le sobran, y que el lugar de privilegio que ocupa dentro de la escena rockera actual es todo un acto de justicia.

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