
Steven Edward Duren, Blackie Lawless para el mundo del rock. 68 años, 1.93m. de altura, Blanco, AngloSajón y Protestante de pura cepa; y sobre todo un baluarte del shock rock. Un self made man que dejó atrás una promisoria carrera como beisbolista, para construir su rockero camino obviamente con influencias (Gene Simmons de Kiss, Alice Cooper y los mismísimos New York Dolls, banda que supo integrar brevemente), las cuales supo moldear a su medida. Un verdadero sobreviviente que, sin disco nuevo y sólo con el peso de su leyenda, pudo anunciar un sold out en una Buenos Aires repleta de propuestas

Y mientras buscábamos un lugar dentro del calor, sudor y hedor de un Teatro Flores repleto como pocas veces, la pregunta era si Blackie aún se mantenía a las altura de su historia, luego de tanto tiempo en el circo del rock and roll.Y si, como en el truco, la primera vale doble, esta primera valió oro: el himno «I Wanna Be Somebody» para arrancar bien arriba el show y no decaer por los siguientes 90 minutos.
La consigna era demostrar que Blackie todavía era capaz de cargarse todo un show al hombro con varios de sus trucos, y para eso que mejor que repasar casi en su totalidad el mítico debut «W.A.S.P» a 40 años de su salida. Y el sonido potente y sucio del cuarteto (Doug Blair en guitarra, Mike Duda en bajo y el ex Angra Aquiles Priester en batería acompañandoal Jefe) le funcionó como anillo al dedo para esa primera parte del set donde sonaron clásicos como «L.O.V.E. Machine», «Tormentor» y la brutal «On Your Knees», aunque obviamente sin la blasfema «Animal (Fuck Like A Beast)» autocensurada por el propio Blackie, que fuera del escenario es un señor de fuertes convicciones religiosas.

DE PIE O DE RODILLAS
Para la segunda parte, el Negrito Sin Ley (poco comunicativo pero con buena predisposición) se guardó bajo la manga una buena cantidad de clásicos que fue desgranando en formato medley: primero «Inside the Electric Circus» pegada con «I Don’t Need No Doctor» y «Scream Until You Like It» y después el cover de The Who «The Real Me», mechada con la power ballad «Forever Free» (el único tramo calmo de la noche) y «The Headless Children», que significó el momento con más épica de la velada.

EL CHICO SALVAJE DEL METAL
Con una banda que se conoce de memoria, aprovechando el empuje de Priester tras los parches y la lograda escena del tandem Blair/Duda (este último casi un clon del Blackie de los ’80 y fundamental en el complemento vocal), llegarían los bises, que estuvieron reservados para «Wild Child» y la coreadisima «Blind In Texas» para coronar una noche que no buscó conmover tanto como intentar recuperar el tiempo perdido.
Cronica: Alejandro Do Carmo
Fotos: Martín Darksoul (cortesía Icarus Music)

Baterista frustrado, docente y periodista especializado en cultura y espectáculos. Creador del programa La Isla de los Monos, ha colaborado en Rock.com.ar y las revistas Efecto Metal, Mala Difusión y Devils Beat Records Mantiene su blog Film Song (www.film-song.blogspot.com) desde 2005.