
El festival más grande de música pesada volvió a nuestro país y ahí MADHOUSE estuvo firme y estoico tanto bajo el implacable sol con el que se inició la jornada como el imprevisto frío con el que cerró. Así que abrochensé los cinturones de cuero y tachas, qué allá vamos.

Como un moderno aquelarre musical (aunque esta vez iniciado a plena luz del dia) los festivales metaleros cumplen con esa impronta celebratoria de adorar a sus ídolos durante horas. Tal objetivo requiere de una organización precisa que por lo general suele ser el talón de Aquiles de este tipo de eventos. Para este en particular, llamó la atención la extensión del Campo Vip (una decisión ya de por sí discutible), que hizo que los que lo pagaran tuviesen una comodidad indispensable para este tipo de shows, pero que necesariamente afectó a los del campo trasero quienes no pudieron gozar de la experiencia completa. La decisión de armar dos escenarios jugó a favor de la dinámica organizativa, ya que ni bien terminaba un show, de inmediato arrancaba el otro.

Y así fue que pasó la tanda de artistas nacionales: Renzo Leali, La Carga, Tandem, Against, y los más aplaudidos: Horcas y Entre El Cielo Y El Infierno, el proyecto de los ex Rata Blanca. Finalmente, con el dúo instrumental On/Off como curiosa transición, todo estaba dado para el comienzo del bloque internacional.

OPETH: VAMPIROS DEL AMANECER, AL CREPÚSCULO
La imagen era elocuente: un Mikael Åkerfeldt calcinándose bajo el sol de las 4 de la tarde con un rictus de felicidad en su imperturbable rostro gótico. Es que la incógnita para los oriundos de Estocolmo era como podía reaccionar el público a su particular propuesta, más disfrutable en un recinto íntimo que en un gran festival. Y la banda conquistó hasta a los más incrédulos con un sonido impecable, potente y prolijo a la vez y un Åkerfeldt poniéndose la 10 con el tecladista Joakim Svalberg y el crédito casi local, el bajista uruguayo Martín Mendez como principales laderos.
«En aquel escenario están los fans de Queensrÿche y acá bueno… los de la siguiente banda supongo» bromeó Åkerfeldt antes del impactante cierre con «Deliverance», dejándonos a todos con ganas de hacer una escala directa al teatro Gran Rivadavia donde darían un show completamente agotado al día siguiente.
QUEENSRŸCHE: OPERACIÓN RESURRECCIÓN
Si hay un concepto que aglutine lo vivido por Queensrÿche desde 2012 (cuando en uno de los culebrones más difundidos del metal la banda despidió a Geoff Tate y lo reemplazó por Todd LaTorre) es la idea de resurgimiento, algo que se profundizó con la salida del baterista Scott Rockenfield, dejándole al resto de los miembros sobrevivientes (el guitarrista Michael Wilton y el bajista Eddie Jackson) la dura tarea de recuperar la credibilidad perdida. ¡Y vaya si lo hicieron!

En un set más que contundente y con una lista orientada exclusivamente en su etapa dorada de los ’80 (enfocada en un 75 % en esas gemas llamadas «Operation: Mindcrime» y «Empire») Queensrÿche apostó a seguro, dejando de lado sus discos más recientes y con una soberbia labor de «Gambetita» LaTorre (que demostró que no necesita ser un clon de Tate para cumplir su labor a la perfección), probó que el crédito sigue abierto.
SAVATAGE. Y LA ORQUESTA SIGUIÓ SONANDO
Sin dudas, la banda de Florida fue, de todas las del cartel, la más cercana al status de culto, y la que más sorprendió por su inclusión en la grilla, debido a su conocida inestabilidad a nivel formación, lo cual hizo que las expectativas por su presencia fuesen altas. Y la orquesta (no Trans Siberiana esta vez) de siete músicos (Johnny Lee Middleton en el bajo, Chris Caffery y Al Pitrelli en las guitarras, Jeff Plate en la batería y el inefable Zak Stevens en la voz, además de dos tecladistas invitados) no desaprovechó la oportunidad de cautivar a propios y conquistar a ajenos.

Es que, más allá de lo discutible de llamar Savatage a un proyecto sin ningún Oliva en el escenario, esas canciones merecían ser tocadas en vivo. ¡Y que canciones!
Con un setlist variopinto qué recorrió su discografía con momentos destacados como «Jesus Saves» (que convirtió a los mas infieles), «The Wake Of Magellan», «Gutter Ballet» y el punto más emotivo: «Believe» con el capitán Jon Oliva en piano desde las pantallas (homenaje al hermano Criss incluido)
antes del obligado final con la coreadísima «Hall Of The Mountain King».
Pulgares arriba para esta vuelta a las tablas de Savatage, que dejaron el crédito abierto para una esperada nueva visita cuando gusten.
EUROPE: ROCKEANDO AL LLEGAR LA NOCHE
«¿Qué onda Buenos Aires? ¡Aguante!» dijo un elegante y siempre carismático Joey Tempest mientras su banda arrancaba «On Broken Wings» el primero de varios de los clásicos que Europe desgranaria dentro de un set con un sonido impecable que nos retrotrajo sin escalas a los dorados ochentas.

De todos modos, el quinteto sueco sabe que, si bien el público espera los temas de «The Final Countdown» (1986) y «Out Of This World» (1988), los discos post regreso de la banda bien merecen una oportunidad, y por eso sonaron «Walk The Earth» y «Last Look At Eden» mechados entre la power metalera «Scream Of Anger», la melódica «Cherokee» y los dos himnos infaltables en cada uno de sus shows: «Carrie» y «The Final Countdown» (coreado hasta por la chica que repartía las Tarjetas Cashless) esta última con Fredrik Åkesson de Opeth en el solo
Con el carisma de Tempest intacto (con referencias a su ídolo David Coverdale incluidas), una destacada labor de John Norum en guitarra y Mic Michaeli en teclados y la solidez habitual de la base rítmica de John Leven y Ian Haughland, Europe entendió a la perfección lo que significa un Festival, y dejó el escenario en llamas.
Y YA LO VE, ES LA GLORIOSA JP
Faltaban todavia bandas, pero en lo que respecta a la coordinación de los escenarios, todo había salido a la perfección. Sin embargo el tiempo pasaba y Judas no salía a escena. Tras 20 minutos que parecieron eternos, se encendieron las luces del segundo escenario (en el que debería tocar Scorpions) y el vocero de la productora anunció que la presentación de la banda alemana se suspendía por una laringitis de Klaus Meine que le impedía cantar, y que en consecuencia el set de Judas se extendería.

Luego de la incertidumbre inicial, y 20 minutos después se apagaron las luces y la banda arrancó con «Panick Attack», el primero de los tres temas de «Invincible Shield» que sonarian en la noche.
Y si en un principio, el sonido podía dejar alguna duda sobre el desempeño de la banda, Halford dijo: «You’ve Got Another Thing Coming» … y nos conquistó. Mas aún si le pegan «Rapid Fire » y «Breaking The Law» que sonaron como dos dagas de acero (británico) bien afiladas.
Es que este Judas con un Travis solvente como siempre, el abuelo Ian Hill apuntalando, las dos hachas de Faulkner y Sneap con el ADN de Downing y Tipton impregnado en la sangre, sigue manteniendo vivo el legado de la leyenda.
¿Y que decir de Halford? Con 73 años a cuestas y achaques varios, el Metal God lo dejó todo y demostró que, a nivel vocal, todavia sigue dando la talla.
Es que, después de tantas turbulencias en la nave JP, Rob dejó bien en claro que es el único irreemplazable del grupo. Obviamente no le pidamos que mantenga la misma potencia qué en las épocas de «Painkiller«, ni que corra el escenario a lo Dickinson (cosa que tampoco nunca hizo), pero con su andar cansino y sus inflexiones precisas (llegando a ESE agudo en «Victim Of Changes») el Tío Roberto dirigió al grupo con puño cerrado firme, y recorrió casi toda su discografía, agregando cuatro canciones al setlist programado, para cubrir la ausencia de Scorpions.

Y casi llegando al after midnight nos encontramos con el final de fiesta, que resultó en lógica decepción para los fans de Scorpions (¿habrá posibilidad de revancha con un Meine tan debilitado?) y una sonrisa de oreja a oreja para el resto, larga vida al Sacerdote, y que se repita pronto
Cronista: Alejandro Do Carmo
Fotos: Martín Delgado y Prensa Ake Music

Baterista frustrado, docente y periodista especializado en cultura y espectáculos. Creador del programa La Isla de los Monos, ha colaborado en Rock.com.ar y las revistas Efecto Metal, Mala Difusión y Devils Beat Records Mantiene su blog Film Song (www.film-song.blogspot.com) desde 2005.