VENOM, GROOVE, 28/11/2024
Curiosa situación se vivió el pasado jueves 28 de noviembre en la noche palermitana. Es que un show cuyo aspecto más relevante fue su más que corta duración tenga como protagonista a una banda cuyo líder se llama Cronos, no deja de ser una fina ironía del destino. Justo a él no deberían escapársele las cuestiones temporales. Sin embargo, así fue. Apenas una hora por reloj para un set que aunque no dejó demasiado para el análisis, te proponemos repasar a continuación.
EN EL NOMBRE DE BELCEBÚ. Formados a fines de los ’70 en la localidad inglesa de Newcastle, Venom fue una agrupación que hizo mucho ruido -sonoro y del otro- dentro de la llamada New Wave Of British Heavy Metal que contenía a futuros gigantes como Maiden, Judas o Def Leppard. Pronto el trío de la mano de una propuesta que combinaba la suciedad sonora de Motorhead y la espectacularidad escénica de Kiss, se separaría un tanto de esa movida gracias a una temática e imagen extremadamente satánica y blasfema, que llevaba la oscuridad del género hacia una dimensión inédita. A tal punto llegaba la cosa que la crítica de entonces se refería a la propuesta de Venom -junto a la de los daneses de Mercyful Fate, hay que decirlo- bajo una nueva etiqueta: el Black Metal. Claro que aquello lejos está del corpse paint, la quema de iglesias, los logos inteligibles, o el low fi sonoro típico del género tal como lo conocemos hoy. El grupo tuvo sus cinco minutos de gloria (fundamentalmente con sus tres primeros discos, “Welcome To Hell”, “Black Metal” y “At War With Satan”) y en el mientras tanto, influyeron a cuanta futura banda de metal extremo hubiese por ahí (Metallica incluido).
HA LLEGADO LA HORA. Pero eso es el pasado. En el presente Venom es la banda de Conrad Landt, más conocido como Cronos, mientras que las otras deidades oscuras que conformaban el mejor Venom, los amigos Mantas y Abbadon, armaron su propio quiosquito denominado Venom Inc.
De esta actual encarnación del diabólico trío tenía referencias gracias a shows en festivales europeos de los últimos años subidos a YouTube. En los mismos, me encontré con tres músicos que suenan ajustados y mucho más prolijos que la formación clásica de la banda. El violero Stuart “Rage” Dixon y el batero Danny “Dante” Needham tienen una relación más amistosa con el pentagrama que Mantas y Abbadon. En los ya lejanos ’80, el trío era una bola de volumen altísimo, mucha actitud, pero su ex miembros eran bastante primitivos y rústicos en el manejo de sus instrumentos (hoy se han pulido muchísimo en ese aspecto). En la noche de Groove -con poca gente hay que decirlo-, todo eso estuvo presente. La presentación del grupo fue correcta, y sonaron decentemente clásicos como “Black Metal”, “Don’t Burn The Witch”, “Welcome To Hell” o “Countess Bathory”.
PIDIENDO LA HORA. El problema pasó por la poca garra que el trío le puso a lo suyo. Cronos estuvo muy lejos de ese demonio musculoso que azotaba su bajo a pura presencia escénica, y sus compañeros no poseen el carisma de Mantas y Abbadon. Poquísimas arengas al público -público que tenía ganas de agitarla y hasta llegó a entonar el infaltable “olé, olé, ola, cada día te quiero más”-, y la sensación de que el show para los ingleses era un trámite que había que sacarse de encima lo antes posible, lo que quedó demostrado cuando tras tocar “Warhead”, sin decir agua va, ni despedirse de la audiencia, se prendieron las luces y los roadies ganaron el escenario para levantar los equipos.
Habían pasado sesenta minutos exactos de un show con menos onda que un renglón. Como era lógico, la gente respondió con sorpresa primero y con desazón después. Pocos aplausos y marcada velocidad para ganar la puerta y olvidarse de una presentación intrascendente, que olió a choreó. Una pena, Cronos, realmente una pena.
Txt: Hernán Mariotti
Porteño, cincuentón, melómano, cinéfilo, amante del whisky y la cocina. Licenciado en comunicación, fue agente de prensa en organismos públicos, se desempeñó como productor e investigador periodístico en Arte Canal y participó como redactor de los suplementos “No” y “Turismo 12” de Página/12 y de la versión impresa de Madhouse. Como Do Carmo, baterista frustrado, padre de dos rubias y hombre librepensador.