¿Cuántos grandes discos tiene The Ramones? ¿Uno, dos, tres, cuatro? Si bien su ópera prima sentó las bases de su sonido, podemos decir también que el tercer opus de los Fab Four fue el disco más redondo, más conciso que hayan grabado hasta entonces. Si quieren bailar como adolescentes lobotomizados de una familia feliz, pasen y lean este informe exclusivo de MADHOUSE (¡Y si no les importa, también!)

1977 fue un año fundamental para la música, especialmente para lo que al punk rock refiere. Ese año fue particularmente prolífico para The Ramones, el cuarteto de Forest Hills que ya contaba con dos producciones anteriores. Los dos primeros LPs del grupo habían causado un gran impacto entre los jóvenes de aquellos días, siendo innegable influencia para bandas como The Clash, por ejemplo. Estos dos trabajos eran el inmortal Ramones de 1976 y el Leave Home de 1977, que en verdad parecían ser un sólo disco y no era errado, ya que de las 28 canciones, la gran mayoría pertenecían a las primeras composiciones del grupo y se fueron grabando en orden cronológico.

Decíamos que ese fue un año prolífico para Ramones, puesto que habiendo sacando el “Leave Home” a principios de 1977, ya para agosto estaban trabajando en su sucesor. Con un presupuesto mayor por parte de Sire Records (casi 30 mil dólares, que fueron destinados más a la producción que a la grabación), y de la mano de Tony Bongiovi (el tío del carilindo cantante de Bon Jovi) y Tommy Ramone (en lo que sería su última grabación como baterista del grupo) como productores, la grabación tuvo lugar en el Midtown Manhattan en los Media Sound Studios (un local de una antigua Iglesia Episcopal), contando además con John Holmstrom, dibujante de la revista Punk, como responsable del arte del disco.

Aunque en los créditos figuren Tommy y Bongiovi como responsables de la grabación, fue en verdad el siempre presente Ed Stasium quien llevaría adelante ese trabajo. El guitarrista Johnny Ramone, haciendo gala de su proverbial cortesía, llegó incluso a afirmar que Bongiovi ni siquiera estaba allí cuando se grababa el disco”, pese a que la masterización final del “Rocket to Russia” se realizó principalmente en el estudio Power Station de Tony.

Como comentábamos antes, el adelanto de dinero se gastó más en producción que en grabación. Y esto tiene que ver con que sólo empleaban el estudio para una primera toma que solía quedar como grabación final. Otra vez Johnny opina que “lo mejor es hacerlo rápido. No quieres sentarte allí y hacer boludeces, es tu dinero lo que estás gastando”. La ley del mínimo esfuerzo siempre fue lo que guió al buen John.

El álbum llevó durante un buen tiempo el título de “Get Well”, aunque fue modificado para el momento de verse publicado. La foto de portada (nuevamente los 4 ante una pared de ladrillos, como en el 1er disco) fue tomada por el manager Danny Fields en un callejón cercano al C.B.G.B. Como siempre, 7 temas en cada lado del vinilo (toda una costumbre que mantendrían durante largo tiempo).

Así como la discográfica decidió invertir más dinero en el grupo, también esperaban un trabajo más prolijo y ordenado que los anteriores. ¿Y qué fue lo que sucedió? Para muchos, es el primer trabajo de Ramones donde empieza a notarse que todo se volvía más pulido, acusándolos de limpiar demasiado su sonido. Lo que sucede en verdad es que suenan más claros, más limpios, pero eso no afecta en absoluto el resultado final, sino que incluso lo realza. Ya no eran un grupo que quisiera sonar en mono como en 1976 sino que empezaban a jugar un poco con lo que encontraban en estudio (cosa que se haría mucho más evidente en su siguiente LPRoad to Ruin y más aún con la incorporación de un baterista de verdad como Marc Bell AKA Marky Ramone).

Yendo a lo que hay dentro del disco (que salió al mercado el viernes 4 de noviembre del 77) , es claro que dejan de ser un grupo monocorde y cavernícola, dando lugar a otras influencias tan genuinas como las anteriores. Aquí demuestran su amor por el rock n roll y la surf music, lo que los llevó a buscar más armonías en las melodías. Se hace evidente la influencia de artistas como Gene Vincent, Beach Boys o el propio Elvis Presley, lo que resulta quizás en el primer disco de “punk pop” viéndolo a la distancia.

El “Rocket to Russia” ofrece una catarata de clásicos instantáneos como la introducción a cargo de “Cretin Hop”, inspirada en la Avenida Cretin de St. Paul (Minnesota) que lleva el nombre del ex obispo Joseph Cretin. Este tema aparece en el soundtrack de la película “SLC Punk!” de 1998. La inmortal “Rockaway Beach” (que ya había sido editada meses antes como single) fue compuesta por el bajista Dee Dee Ramone, como homenaje tanto al barrio y la playa de Queens de la cual él era adepto, como a bandas de la surf music con Beach Boys a la cabeza. “Here Today Gone Tomorrow” es la típica “broken heart ballad” que tan bien le quedaba a la voz de Joey Ramone, que entregaba todo su corazón en composiciones de este estilo. También encontramos aquí uno de sus temas más viejos, “I Don´t Care”, que pertenece a la primerísima etapa del grupo y ya había sido grabado en demos anteriores a la aparición del primer álbum. “Sheena is a Punk Rocker” es letra de Joey, que cuenta la historia de una chica que se aleja de la música de moda del momento y se vuelca al punk. El tema da inicio con el bajista Dee Dee vociferando “Four!” en lugar del clásico “One Two Three Four!” al que nos tenía acostumbrados, y esto se debe (según el propio Stasium) a que el músico empezó la cuenta antes de que la cinta empiece a grabar. “We’re a Happy Family” es tal vez la mejor descripción gráfica de una típica familia disfuncional yanqui, con un sentido del humor ácido y brillante. “Teenage Lobotomy” es otra de las tantas canciones del grupo en la que hacen referencia a problemas mentales o instituciones psiquiátricas. Johnny afirmó en su momento que con ese tipo de temas “estábamos pidiendo ayuda a gritos”. También encontramos no uno sino dos covers de sus temas favoritos: por un lado, “Do You Wanna Dance?”, un tema original de Bobby Freeman versionado por bandas como Cliff Richard and The Shadows, los Beach Boys o Mammas and the Pappas en los ’60, y por el otro su  visión del clásico de los Trashmen, “Surfin’ Bird”.

Es así como Ramones logra cerrar el año con una piedra angular de su discografía, un disco redondo por donde se lo mire y cuyas canciones brillan con luz propia, donde empiezan a virar hacia otros lados (Johnny hace su primer solo de guitarra en “Here Today…” y mete guitarras acústicas en algunas canciones) y logran sonar divertidos y frescos homenajeando al sonido que los vio nacer. Todo un logro para 4 tipos sin futuro que sólo querían aspirar pegamento y golpear pendejos con un bate de baseball.  

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