Avantasia en el año 2000 cuando Sammet aprendió de Grosskopf a poner boca de pato para las fotos.

Si alguna vez existió algo así como “la era de oro” del power metal, seguramente se hablará del inicio del siglo XXI como tal, y la obra que coronaría esa era, con justísima razón, sería la opera prima que acá nos convoca: «The Metal Opera» de Avantasia. Lanzado un 10 de julio como este pero hace exactamente veinte años, este ambicioso proyecto del por aquel entonces jovencísimo músico alemán, Tobias Sammet, reuniría en un mismo álbum a talentos del género de la talla de Michael Kiske, Rob Rock, André Matos, Kai Hansen, Markus Grosskopf, Alex Holzwarth y Sharon Den Adel, entre muchos otros que se sumarían con el correr del tiempo para hacer historia. Hoy, a dos décadas de su edición, repasamos el disco y te contamos algunos datos y curiosidades que tal vez no conocías de este disco que revolucionó el metal alemán, allá por el año 2001.

Avantasia nace en el momento en que Tobias Sammet, con poco más de 20 años, estaba trabajando con su banda Edguy, de éxito creciente, y por otro lado, estaba escribiendo una historia de fantasía con cierto –y bastante libre- anclaje en hechos históricos de su Alemania natal vinculados a la caza de brujas. Tobias quería musicalizar esta historia llena de magia y coloridos personajes que cuenta la historia de un lugar fantástico, un mundo «más allá de la imaginación» llamado “Avantasia” (el nombre combina las palabras “Avalon” y “Fantasía”), y para ello pensaba en una ópera en la que varios cantantes interpretasen a los personajes de la historia en clave power metalera.

EL ORIGEN. Ideada originalmente como una historia completa que se desenvolvería en dos discos, «The Metal Opera» partes I y II, compuestos en solamente un año de 1998 a 1999, y grabados entre octubre de 1999 y junio del 2000, los compromisos de Tobias con Edguy y su cuarto disco «The Savage Poetry» interrumpieron por un tiempo el trabajo, y el lanzamiento de esta primera parte se pactó para el año 2001, y su secuela para el 2002. A fin de llevar a cabo esta tarea, Tobias convocó a un dream team de músicos del estilo para que pusieran música, voz y vida a esta historia. Los músicos estables eran Henjo Richter de Gamma Ray en guitarra, Markus Grosskopf de Helloween en bajo, Alex Holzwarth de Rhapsody en batería y en teclados, el mismísimo Toby.  Para algunos temas los músicos invitados fueron Jens Ludwig y Norman Meiritz de Edguy en guitarras eléctrica y acústica respectivamente, y el sesionista Frank Tischer en piano. Para la secuela, los músicos invitados fueron, además de los mencionados, Timo Tolkki de Stratovarius en guitarra y Eric Singer de Kiss en batería.

Una de las cosas por las que destacó el papado de Clemente VIII fue la condena a Giordano Bruno, quien acusado de herejía, murió en la hoguera en febrero de 1600.

LA HISTORIA Y SUS PERSONAJES. Antes de sumergirnos en este mundillo de fantasía, es importante señalar que si bien Tobias Sammet se encargó de crear personajes originales, recurrió también a dos figuras históricas de relevancia como el Papa Clemente VIII, interpretado por Oliver Hartmann (ex At Vance, hoy Avantasia) y el Obispo Johann Adam von Bicken (Rob Rock de Impellitteri), ambos involucrados en la caza de brujas organizada por la Iglesia Católica.

Sammet con cara de «cómprenme el disco
que puse todos mis ahorros ahí»

Nuestra historia comienza en el año 1602 en la ciudad germana de Mainz. El personaje principal es Gabriel Laymann (interpretado por Tobias Sammet), un joven novicio de la orden Dominicana; hay que señalar que en ese momento la orden estaba a cargo de una gran caza de brujas de la que Gabriel también formaba parte. Como parte de sus tareas, el novicio fue enviado a la torre de las brujas y allí descubre que una las acusadas de hechicería era su propia hermanastra, con quien se reencuentra en ese momento, Anna Held (Sharon den Adel – Within Temptation). Para ayudarla, va en busca de su mentor, Fray Jakob (David DeFeis – Virgin Steel) a la biblioteca, y allí manifiesta una actitud sospechosa, ocultando un libro. Más tarde Gabriel regresa a curiosear ese misterioso libro, el cual resultó ser uno de los libros prohibidos; Jakob lo sorprende leyéndolo y en consecuencia, lo encarcela.

Ya en prisión, conoce a un druida, Lugaid Vandroiy (Michael Kiske –de pie señoras y señores), quien le cuenta que hay una dimensión más allá de la de los humanos, un mundo llamado Avantasia (¡claro!), que se encuentra en grave peligro. Vandroiy se compromete entonces a ayudar a Gabriel a rescatar a su hermana a cambio de que nuestro protagonista lo ayude a salvar a Avantasia de la destrucción. Más personajes forman parte del desarrollo de la obra, completando la descomunal alineación de cantantes: Regrin, el enano (Kai Hansen), Elderane el elfo (André Matos, QEPD); el alguacil Falk von Kronberg (Ralf Zdiarstek), la misteriosa Voz de la Torre (nada menos que Timo Tolkki) y –nos ponemos nuevamente de pie- el Árbol de la Sabiduría, que aparece para la segunda parte, interpretado por el gran Bob Catley (Magnum).

El famoso «Malleus Malleficarum»

LAS CANCIONES. La ópera abre con un preludio, de título originalísimo: «Prelude», una intro standard dentro del estilo, que anticipa lo que vendrá. Un tema rápido y helloweenoso sigue a continuación presentando las voces de Sammet y Kiske introduciéndonos al meollo de la historia, «Reach Out for the Light» es una gran canción que nos sumerge en el universo Avantasia a la vez que en la cabeza magistral del buen Toby, el regalo: Kiske cantando heavy metal nuevamente fue una gratísima sorpresa en su momento. Sigue «Serpents In Paradise», interesantísima pieza con increíbles guitarras y un DeFeis sublime, rompiéndola por todos lados. «Maellus Maleficarum» es un interludio oscuro que no destaca a nivel musical pero contextualiza la cara hegemónica de la historia haciendo referencia al famoso libro renacentista homónimo (trad: “El martillo de las brujas”, obra que compila los argumentos en los que la Iglesia Católica basaba su práctica feminicida). El momento del escape de la prisión es representado por «Breaking Away», tema que exuda power metal y teclados, con un nuevo dueto de «Ernie» y Sammet que definitivamente oficia de homenaje a la gran voz retornante.

Un severo Kiske aprobando la tradición Helloweeneana de Sammet para las fotos

La siguiente pieza es una de las vedettes musicales del disco: la conocidísima «Farewell», en la que se frena el metal por un rato y la música se convierte en dulce balada folkie aportando al todo una frescura inusitada gracias al memorable trabajo vocal de Sharon Den Adel; el aporte final de Kiske, por su lado, aporta magia en colores. Con «The Glory Of Rome» volvemos al power riffero, con estribillos coreables y un excelente trabajo baterístico de Holzwarth que combina perfecto con las eclesiásticas voces de los malos de la historia. Sigue otro, tal vez innecesario, interludio: hablamos de «In Nomine Patris», el cual no cumple un rol mucho más severo que simplemente oficiar de pasaje hacia el mundo mágico. La canción «Avantasia» es la otra vedette de este disco en donde claramente la composición es Sammetiana y nos aleja del estricto metal para brindar lo que por antonomasia llamaríamos “ópera rock”, de exquisita instrumentación, detallista en voces y arreglos, brilla por sí misma y representa el nudo musical de la historia anticipando que lo que vendrá de acá en más es epicidad in crescendo. (Nota de la autora: EN VIVO ES INCREÍBLE).

La versión de «Farewell» con Amanda Sommerville

«A New Dimension», otro momento instrumental de enlace que después de lo anterior, sirve para pasar a «Inside» con el esperado dueto Hansen-Matos, una balada no muy destacable pero que funciona aportando color y sensibilidad a la obra. «Sign Of The Cross», el tema siguiente, es grandilocuente, ambicioso, ostentoso y de alguna manera representa la riqueza eclesiástica con su poder barroco y sus peligros; eso sí, tiene un estribillo magistral y polifónico, un gran momento coral que hace que el oyente se ponga a cantar indefectiblemente. El cierre con «The Tower» es épico, los momentos vocales son maravillosos y diversos, los «hallelujah» que suenan en medio de los coros aportan un clima más enriquecido, la instrumentación es impecable: destaca nuevamente Alex Holzwarth en la batería y, en diálogo con el experimentado bajista Grosskopf, brindan un clima contencioso que indica la guerra venidera, mientras Timo Tolkki nos asusta desde la torre. Y la obra termina dejándonos con ganas de más.

Kiske, acreditado como «Ernie» y luego con su nombre y apellido

MISTERIO E INCÓGNITA. Kiske, alejado del ambiente del metal por esa época, había hecho una serie de declaraciones polémicas sobre este género, por lo que -tras la insistencia de Sammet para unirlo al proyecto- puso la condición de que participaría pero sin estar acreditado en el mismo y por tal motivo usó el seudónimo «Ernie», bajo el cual aparece en las primeras ediciones de «The Metal Opera». A pesar de su intención de pasar desapercibido, instantáneamente fue reconocido por los fans, y con el tiempo, apareció ya acreditado como corresponde, como Michael Kiske. La realidad es que a pesar del divorcio de Kiske con el metal, este trabajo sirvió para que vuelva al estilo, reviviendo su carrera en el mismo.

SAMMET, EL RESUCITADOR. Otro músico que vivió un renacer musical gracias a la ópera metal de Sammet fue Bob Catley, que en ese entonces estaba retirado. Cuando Tobias lo invitó a formar parte del proyecto, aceptó sin miramientos y esto significó el revival de su carrera ya que Magnum volvió a los escenarios y a los estudios con energías renovadas.

Sammet nos habla de la pared de sonido que experimentó con el público argentino en el tour de testeo de Avantasia y cómo no podía escuharse a si mismo ante el fervor local

LA FANTASÍA Y LA REALIDAD. Avantasia, como proyecto, fue pensado para los dos discos de «The Metal Opera» y nada más, pero en 2006 los rumores de un nuevo disco del proyecto se hicieron cada vez más fuertes, debido a las reuniones entre Sammet y Sascha Paeth, quien se subió al barco de Avantasia como guitarrista y productor; así, en 2007, dos EPs llamados “Lost In Space” parte I y parte II vieron la luz. En enero de 2008, se lanzó “The Scarecrow”, un disco completo que era la primera parte de «The Wicked Trilogy». Paeth fue el responsable no solo de que Sammet volviera a componer para Avantasia, sino de convertir al supergrupo en una banda prolífica y llena-estadios. Para testear las posibilidades de llevar la banda de gira, se organizó un tour de prueba, que los trajo de visita a Obras en el año 2008.

NIÑO PRODIGIO. Si bien la carrera de Sammet con Edguy estaba consolidada, el músico, hasta ese momento, no había llegado a ganar dinero gracias a sus composiciones. Fue el contrato con Avantasia el que hizo la diferencia, mostrándolo no solo como un músico profesional sino consolidándolo como una importantísma figura del metal alemán y mundial.

PALABRAS FINALES. La publicación de esta ópera metal dio lugar a que se utilice el término “Metal Opera” como un sub-género dentro del heavy metal, lo que no es poco. Este disco no solo coronó la era de oro del power metal, sino que además es una joya en sí mismo. A la distancia, hoy se ve como si Sammet hubiera querido honrar la tradición del metal alemán que iniciaron los Keepers de Helloween, tanto es así que el mismo Kai Hansen, consultado por una posible continuidad de los mismos, dijo a un medio alemán “no es necesario, ya los escribió Tobias Sammet”… Independientemente de si se es o no fan del estilo, es innegable la calidad que porta de principio a fin: cuando un disco es bueno, es bueno. Y este lo es, con creces. Entra cómodo al hall de grandes discos del metal y trae consigo a las mejores voces del género para el disfrute de todos los fans, además de sumar más grandes e increíbles nombres al proyecto como Klaus Meine, Eric Martin o Alice Cooper. Es una pieza indispensable de cualquier amante del género más clásico o melódico dentro de la música pesada… que aquí abajo les dejamos para que descubran/ redescubran y disfruten.

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