La siempre fría (y más en este invierno) letra de la historia cuenta que el tercer álbum de estudio de Metallica, el recordado «Master Of Puppets» se el 3 de marzo de 1986. Y poniéndose aún más fría pero también precisa, agrega que el 2 de julio del mismo año la canción que da título al álbum fue editada como single. Por fortuna está la letra de MADHOUSE, ardiendo a puro rock, para contarles la historia del estreno en vivo de este trascendente tema de la banda (hasta la fecha el que más han tocado en vivo), acontecido en la víspera de Año Nuevo de 1985. Preparen entonces el champán para brindar y las cañitas voladoras para festejar, que los detalles ya llegan.
El concierto de Metallica en el Civic Auditorium de San Francisco la noche del 31 de diciembre de 1985 tenía todos los motivos para ser considerado especial. En ese momento, era el evento más grande que el cuarteto protagonizara en los EE.UU. como cabeza de cartel, y a ellos se unieron Exodus, Metal Church y 6000 de los más entusiastas fans de la escena metalera de la Bay Area de San Francisco para sumarse a las celebraciones. En lo que fue un gesto generoso hacia un viejo amigo (o un recordatorio agudo de su propia superioridad, sí así lo prefieren), James Hetfield y Lars Ulrich invitaron también a Megadeth, con su ex guitarrista Dave Mustaine (que quizá no se haya sentido muy feliz al tener que mirar el show triunfal de sus ex compañeros desde un costado) para abrir el espectáculo después de que Anthrax se viera obligado a retirarse del cartel. Prometía ser una gran noche.
Haciendo un pequeño flashback en esta historia, señalemos que Ulrich había regresado a su ciudad adoptiva solo 72 horas antes, después de haber pasado la navidad con su familia en Copenhague, Dinamarca. El 26 de diciembre, junto al productor Flemming Rasmussen regresaron al estudio Sweet Silence de la ciudad para darle una última escucha y quizás un último retoque a las canciones en las que la banda californiana había estado trabajando durante los últimos tres meses: «Master Of Puppets», el tercer álbum de Metallica, ya estaba abrochado. “Me gustaría decir que había algo mágico en el aire en el verano que escribimos ‘Master Of Puppets’, algo que no ha estado allí antes y que nunca ha existido desde entonces”, dijo Ulrich en 2006. “Pero eso sería mentir. Supongo que teníamos la actitud correcta y la apertura correcta a las ideas. Toda la banda estaba ganando más confianza».
La canción, como explicara en su momento Hetfield, «básicamente habla de drogas. Cómo cambian las cosas, en lugar de que vos controles lo que tomás y lo que hacés, son las drogas las que te controlan. No se trata de ninguna droga en especial, sino de la gente controlada por las drogas, y no al revés». Hubo ejemplos tristes en los cuales inspirarse: «Fui a una fiesta en San Francisco y había un montón de fans enfermos inyectándose, y eso me enfermó», dijo Hetfield en 1986 sobre la razón por la que escribió el tema. Con su tartamudeante línea de guitarra de apertura, un solo temperamental y una ruptura artística, este temazo de de ocho minutos y medio pronto se convirtió en la apoteosis del sonido de Metallica. El rubio cantante/ guitarrista aporta otros detalles: «Recuerdo haber escrito el coro de ‘Master Of Puppets’ en nuestra sala de estar y pensar que era demasiado comercial, demasiado obvio», explicó en «Back To The Front», la historia autorizada de Matt Taylor sobre la realización del álbum. “’Si es demasiado fácil, algo anda mal’. Ese sería el mantra de Metallica. Lars dijo: ‘No, no, es muy bueno, es ganchero’. Pensé, ‘bueno, tal vez yo sea el chico melódico y ganchero, y eso está bien'».
Y no se equivocó: la canción prendió inmediatamente en los fans, incluso dentro de la propia banda: “Mi canción favorita es ‘Master of Puppets’”, dijo el bajista Cliff Burton (QEPD) en una entrevista de 1986 reimpresa en el libro de K.J. Doughton, «Metallica Unbound». Rasmussen también tiene cosas que decir: «Creo que es la mejor canción de Metallica a la fecha. Nos tomó algo de tiempo”, recuerda el productor; «Hay muchas partes y melodías diferentes, pero es una canción excelente». Para endurecer el sonido, el productor recuerda haber pedido a la banda que afinara sus instrumentos un poco más bajo de lo habitual para poder mezclarlos con las cintas corriendo más rápido a fin de que sonara como si estuviera afinado. «Lo grabamos un par de veces y nos decidimos por el que tenía el mejor feeling, porque tendrían que tocarlo en vivo». Y en vivo lo tocaron, por supuesto.
Una vez en el escenario del Civic Auditorium, el 31 de diciembre de 1985, después de comenzar el concierto donde su banda jugaba de local (y con toda la hinchada a favor) con los favoritos de los fans como «Creeping Death», «Ride The Lightning» y «No Remorse», Hetfield presentó la primera interpretación pública del todavía inédito «Master Of Puppets» informando a los headbangers presentes que estaban a punto de escuchar la canción principal del próximo álbum de Metallica: lo que se dice un momento histórico.
Entre el público esa noche estaba Ron Quintana, el editor del fanzine local Metal Mania, de quien Ulrich tomó el nombre de su banda. En «Back To The Front», Quintana comparte sus vívidos recuerdos de escuchar a sus amigos interpretar «Master Of Puppets» por primera vez. “Creo que la mayoría de los fans ya tenían cintas piratas del demo”, dijo, “pero escuchar la canción en vivo fue increíble. La gente se volvió loca. Seis mil metaleros borrachos se balanceaban y golpeaban. Había sangre, cerveza y sudor volando por todas partes. Fue realmente increíble, toda esta enorme escena local, llenando uno de los lugares más grandes de los alrededores».
La grabación de la actuación que hoy se puede encontrar en Youtube no es la mejor, pero es posible sentir la energía de aquella noche desde el principio: tengan cuidado de no destruir el living mientras la escuchan… como dijo Quintana, “Fue el mayor logro de Metallica. Habían regresado del extranjero para gobernar su reino. Lo curioso es que muchos de nosotros vimos ese show como el pináculo del grupo. Nadie se dio cuenta de que era solo el comienzo». Damas y caballeros, a darle play entonces (y cantar el feliz cumpleaños después, si les queda voz y energía)
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