PACIENTE: PAUL STANLEY’S SOUL STATION – «Now And Then» (xxx, 2021)

HISTORIA CLÍNICA: ¿Qué le queda por hacer a Paul Stanley, a esta altura del partido, con tanto pero tanto camino recorrido y con 69 pirulos encima? ¿Buscar fama, chicas, popularidad? Nah, ya las tuvo y de sobra: Paul es ahora un padre de familia que al parecer hace buena letra. ¿Reconocimiento, dinero, records de lo que sea? Quizá, cómo no, puede ser; todo eso nunca está de más, aunque no parece la principal motivación. ¿Darse los gustos que siempre quiso? Bueno, por ahí vamos queriendo… Después de casi cincuenta años interpretando con todo éxito al Starchild con Kiss -maquillaje blanco en la cara, lápiz labial rojo en los labios y estrella negra pintada en el ojo derecho- parece querer darse los (pocos) gustos que aún le deben faltar: fue así que formó una suerte de big band con quince músicos, volvió su mirada hacia sus años juveniles y se dedicó a rendir homenaje a las canciones con las que creció, las que escuchó en la radio en los años sesenta y setenta: la edad de oro del soul y el rhythm & blues. El músico neoyorquino, en más de un reciente reportaje, expresó claramente su amor por ese género musical: “Mucho antes de escuchar a las grandes bandas británicas crecí escuchando Philly Soul y Motown y tuve la suerte de haber visto a Otis Redding y Solomon Burke. Esa música y esas letras me dieron fuerza y ​​esperanza, especialmente en tiempos difíciles. Considero los grandes clásicos de esa época como medicinas mágicas que todo el mundo debería redescubrir”. La pregunta: ¿qué sabor tendrá, entonces, su versión de esta medicina?

En aras de la precisión, hay que decir que Soul Station no es una muestra de ingenio de último minuto: de hecho, Stanley & Cía. han estado activos desde septiembre de 2015 como una banda en vivo de versiones de canciones de soul y rhythm & blues. Evidentemente satisfechos con la experiencia, lanzaron un disco, «Now And Then», que consta de catorce canciones: nueve son covers, mientras que cinco son de nueva escritura. Para este álbum debut, Soul Station incluyó canciones que forman parte de su habitual playlist y así se midieron (apuntando alto) con los Five Stairsteps de «O-o-h Child» (1970, primer single de este álbum), luego con los Spinners de «Could It Be I’m Falling In Love» (1972), los Four Tops de «Baby I Need Your Loving» (1964), los Miracles de Smokey Robinson con «The Tracks Of My Tears» y «Ooo Baby Baby» (ambos de 1965, año de nacimiento de quien suscribe – sí, Paul no es el único vejete en esta reseña), los Temptations de «Just My Imagination (Running Away With Me)» (1971), el inmortal Al Green de «Let’s Stay Together» (1972), los Stylistics de «You Are Everything» (1971) y los Delfonics de «La-La – Means I Love You» (1968)… la primera conclusión es admirarse ante lo bien que conserva, usa y maneja su voz (disminuida si se compara con épocas pasadas; bastante decente si se la considera en el actual contexto) el frontman de Kiss; lo segundo, admitir que los resultados de esta aventura son óptmos, sin lugar a duda, y la placa se mantiene más fiel a las huellas del homenaje que a las muy resbaladizas de la imitación simiesca.

Paul puso su alma, sudor y corazón en este álbum… aunque el gesto que hace parece más un gato o una calabaza o un pacman dado vuelta.

Con todo, la mayor sorpresa al escuchar el disco, más que el decisivo cambio de género musical del Polestanli que conocemos por su sólido trabajo en Kiss, es encontrar una sorprendente capacidad para interpretar a la perfección el sentimiento inherente a esa música que esencialmente pertenece a la tradición negra. Además de mostrar una maestría vocal que amerita un sincero aplauso (incluso aunque Stanley argumenta que en última instancia «cantar es cantar», independientemente del género musical), hay que tirarle flores a la acertada composición del tracklist por la homogeneidad entre lo antiguo y lo nuevo que conforman una amalgama perfecta. Las nuevas canciones, de hecho, no pagan gravamen en presencia de grandes clásicos que en su tiempo conocieron los honores de las listas de ventas.

Entre los covers se destaca especialmente el de Al Green, pero puede decirse que no hay eslabones débiles en esa cadena. De los temas originales, “I Do” convence sin estar dotada de mayores pretensiones: una balada suave, con arreglos orquestales y de cuerdas como para sonar lo más parecida posible a los covers; no obstante, la verdadera joya es “I, Oh, I”, un tema bailable con un ritmo increíble, el cual no solo suena auténtico sino con un gancho infernal que da para pensar cómo sonaría en versión rockera (dicho sea de paso, Paul señala en las notas del álbum que él mismo escribió, arregló y orquestó todos los originales); por su parte, “Save Me (From You)” y «Lorelei» no brillan tanto pero convencen con agradables melodías y una interpretación convincente.

DIAGNÓSTICO: En «Now And Then» el Chico Estrella se saca un gusto y ofrece un disco honesto y técnicamente impecable que puede describirse como suave, placentero, amable, ideal para el relax, una velada romántica o (algo me hace ruido al decir esto) para usar como música de fondo… ¿Es esto bueno o malo? Que lo decida el escucha: en su momento, en 1978, su ex colega Peter Criss quiso hacer algo similar con su disco solista y los palos y las críticas aún le siguen lloviendo… Solo el tiempo revelará si el proyecto Soul Station habrá tenido algún futuro o si, para Paul y sus músicos, este disco estará destinado a ser lo mencionado al principio: un gusto bien dado, y nada más. Escuchalo Ahora, y Entonces podrás sacar tus propias conclusiones.

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