PACIENTE: SMITH/KOTZEN- “Smith/Kotzen” (2021, BMG)

HISTORIA CLINICA: El proyecto que hoy nos ocupa hizo que, al momento de anunciarse, más de uno frunciera el ceño. Dejando de lado que ambas partes implicadas son dos nombres de peso dentro de la escena, la dirección artística de sus carreras presentaba más de una asimetría. Si bien formó parte de varias bandas (Poison, Mr. Big, Vertú, The Winery Dogs), o incursionó en alianzas similares a las que hoy nos ocupa (con Glenn Hughes o Greg Howe, por ejemplo), Richie Kotzen basó su larga trayectoria desempeñándose como solista, sitial en el que sin dudas más prestigio alcanzó. Su compañero en esta nueva aventura es nada más y nada menos que Adrian Smith, quien como guitarrista de Iron Maiden ha demostrado en su desempeño junto a otro lead guitar (Dave Murray), o dos (Murray + Janick Gers), ser un auténtico jugador de equipo, lejos de cualquier pretensión de prima donna.

En materia de estilos, Kotzen abrazó géneros disímiles como el hard rock, el blues o el jazz fusión, pero nunca incursionó en el metal, y en este viaje estaba eligiendo como compañero de ruta a un tipo que forma parte de una de las bandas más importantes del heavy. Así es que una vez con el álbum en nuestras manos, fuimos varios los que encaramos la escucha con una mezcla de duda y curiosidad. ¿Lo que suele ser en otros terrenos como el agua y el aceite, me refiero a lo individual y lo colectivo, pueden verse congeniados por la música? Veremos…

Para la apertura, el binomio eligió “Taking My Chances”, tema que vio la luz como adelanto del disco con una anticipación considerable. La elección no pudo ser mejor, gracias a un riff atrapante y a un estribillo muy bien pensado, con todo el sello de Kotzen. Le sigue la dinámica “Running”, en donde se hace por primera vez palpable que la nave tiene un piloto y un copiloto. Queda claro que en esa pulseada sonora de la que hablabamos, es Smith el que cede, dejando que el dúo esté más familiarizado con el rock duro y elegante de su compañero, antes que con la épica maideneana. En “Scars” sí aparece por primera vez el protagonismo de Adrian, que hasta ahora se le venía negando. Dos conclusiones al respecto: una es que Smith muestra en sus solos mucha soltura, haciendo visible una faceta que la Doncella de Hierro jamás le permitiría. La otra es que, si bien tiene un registro vocal modesto, su labor la lleva adelante con criterio, haciendo mucho con poco.

Transcurridos los tres primeros temas, el panorama se ameseta de la mano de un par de canciones de relleno. Felizmente, el nivel se levanta con “Solar Fire”, uno de los tracks con más polenta del repertorio, teniendo tras los parches a un invitado de lujo en la figura de Nicko McBrain, mientras la dupla guitarrera combate a full sacándose chispas entre sí. En ese sentido es digno de destacar que, si bien participan algunos sesionistas, en muchas de las canciones son los propios Smith (bajo) y Kotzen (batería) los que se hacen cargo de la base rítmica, tal como lo demuestra el clip de “Taking My Chances”. En el último tramo del viaje se destaca “You Don’t Know Me”, otro de los momentos donde el binomio va, como diría Pappo, juntos a la par, intercalando voces y solos de guitarra con un equilibrio que no siempre es respetado a lo largo del disco.

DIAGNÓSTICO: Despejadas las incógnitas hay que decir que el matrimonio que a priori parecía dificultoso llegó a buen puerto en términos artísticos. Esta vez se van a casa con el examen aprobado, ofreciendo un producto más que digno y a la altura los pergaminos de sus intérpretes. De todas formas, eso no quita que el tandem que en un principio parecía desparejo, no haya terminado siéndolo. Donde Smith aporta oficio como violero, Kotzen descolla. Donde la voz de uno aporta corrección, la del otro brilla.  Quizás habría que tomar el dato como algo loable, y que sea justamente ese punto lo que convierta a Adrian Smith en el verdadero héroe de la historia. Hay que plantarse frente a un tipo tan talentoso en ambos rubros y salir bien parado, sin desentonar y aportando lo necesario en función del resultado final. Ser consciente de las propias limitaciones y salir airoso es una virtud. Sería ésta la de tener una clara noción de la realidad, que al final del día, sigue siendo la única verdad.

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