PACIENTE: THE RESIDENTS – «Metal, Meat & Bone – The Songs Of Dyin’ Dog» (Cryptic/Cherry Red Records, 2020)
HISTORIA CLÍNICA: Después de 50 años (da un poco de vértigo pensar en esa cifra y el tiempo transcurrido, ¿no?), los californianos-sanfranciscanos RIO/ avant-prog The Residents todavía siguen superando todo tipo de límites con este nuevo «Metal, Meat & Bone». El concepto detrás de este proyecto es extremadamente ambicioso y cumple en todos los frentes (música, packaging, concepto, marketing, etc.). Para ser más claros: hace unos años, The Residents comenzaron a plantar las semillas en torno a un músico de blues perdido hace mucho tiempo llamado Alvin Snow (también conocido como Dyin’ Dog). Como parte de un proyecto de revival musical de su obra, The Residents y Psychofon Records lanzaron un box set de demos de Alvin Snow. El packaging y las historias incluidas en son extremadamente cautivantes; las etiquetas de singles de 7″ parecen procedentes de varios estudios de grabación en los años 70; incluso hay polaroids espeluznantes que muestran a Alvin Snow a través de los años y hasta se subió un documental a YouTube que cuenta la historia de Alvin Snow. Lo divertido es que Alvin Snow… no existe. Es una elaborada historia de fondo para iniciar el concepto de «Metal, Meat & Bone», es decir «metal, carne y hueso».
¿Y cuál es entonces el concepto? The Residents interpretan el «recuperado» material de Alvin Snow en su propio estilo; como si esto fuera poco, también lanzan seis canciones originales «inspiradas» en el sonido de Alvin Snow (Dyin’ Dog). Si acaso eso no fuera suficiente, el lanzamiento también incluye los demos «originales» de Dyin’ Dog que solo fueron «lanzados» (perdón por tantas comillas, pero con esta banda usualmente son necesarias) anteriormente como discos de 7″. Así las cosas, las primeras 10 canciones de esta obra son los «covers» de The Residents juntos. Estos «covers» son las canciones más accesibles que The Residents han lanzado en mucho tiempo (o nunca). Hay una mezcla de elementos industriales, licks de guitarra blusera, cuerdas y vocalistas invitados que agregan una melodía muy necesaria para equilibrar el canto frenético del vocalista Resident (también conocido como Randy). Temas como «DIE! DIE! DIE», que presenta al cantante de Pixies, Black Francis, u otros como «The Dog’s Dream», «Tell Me», «Momma Don’t Go» y «Dead Weight» son de los mejores que hayan grabado. Son oscuros, de malhumorados, melódicos y con un peso emocional inédito en el grupo. Este también parece ser el primer álbum en mucho tiempo en el que no hay palabras ni narraciones en la mezcla.
Siguiendo con este concepto, las siguientes 6 canciones son temas originales que The Residents crearon inspirados por el sonido de Alvin Snow. Estas canciones tienen una base más centrada en el jazz y el blues, con algunos toques electrónicos, son más simples que los «covers» y tienen un feeling más espeluznante que recuerda a «Duck Stab» (1978) o las partes más extrañas de «The Commercial Album» (1980) y deberían complacer a los fans de esa era de The Residents, si es que en 2020 todavía quedan; realmente uno puede imaginarse las clásicas máscaras de globos oculares y los smokings del grupo mientras escucha este material. «Blood Stains», «She Called Me Doggy» y «Evil Hides», que tiene algunas influencias de prog rock, son los aspectos más destacados de esta parte del álbum.
Finalmente, llegamos a los «demos originales». El bizarro grupo logra un gran trabajo capturando la onda de un álbum de blues perdido de los 70. También es genial lo diferentes que son de los «covers». Actúan como complementos que hacen que la escucha resulte aún más interesante cuando los comparás entre sí. Si un «cover» es lento y oscuro, la versión «original» es más optimista y variable. La batería tiene onda jazzera y las guitarras ofrecen muy buenos solos bluseros, mientras que las voces se acercan llamativamente al estilo de Tom Waits. Las versiones «originales» de «Hungry Hound», «DIE! DIE! DIE», «The Dog’s Dream» y «Dead Weight» capturan este ambiente a la perfección.
DIAGNÓSTICO: En general, este es un concepto muy complicado y The Residents logran pilotear el vuelo desde el despegue hasta el aterrizaje. A medida que avanza la historia de la música, muchos coleccionistas de discos sienten una creciente fascinación por desenterrar músicos olvidados y los sellos discográficos han crecido publicando estos «maestros perdidos». «Metal, Meat & Bone» aprovecha inteligentemente esta tendencia y también brinda a The Residents la oportunidad de jugar con el material original. Al hacerlo, consciente o inconscientemente brindan una oportunidad fascinante para examinar su proceso creativo y también profundizar en algunas de las cosas que pueden haberlos inspirado a hacer música. Después de todo, nunca antes habían hecho un disco de blues. Es otra aguda adición conceptual a su catálogo y uno de sus álbumes más accesibles en años. Después de 50 años, esto demuestra que un perro viejo puede seguir aprendiendo trucos nuevos: ¡salud y vamos por los 100!
Periodista especializado en artes, espectáculos, gastronomía y cultura pop. Co-fundador de las revistas argentinas Riff Raff (entre 1985-86) y Madhouse desde 1989 hasta 2001. Director del primer fanzine de habla hispana dedicado a Kiss y autor junto a Carlos Parise del libro «Heavy Metal Argentino» (1993).