Vivimos una semana histórica a pleno Iron Maiden, a cuyos shows en Huracán y el Movistar Arena – que desarrollaremos a continuación- debemos sumarle el concierto intimo de British Lion en El Teatrito (cuya reseña podés leer acá). Mientras te secas el sudor y las lágrimas de emoción, te dejamos nuestras impresiones de dos shows que permanecerán largo tiempo en nuestras retinas.
IRON MAIDEN, MOVISTAR ARENA, ”The Future Past World Tour 2024”, 02/12/2024
Fotos por Huberto Andrada
TÁCTICA Y ESTRATEGIA.
Para entender esta gira “Future Past World” tenemos que remontarnos al disco que le dio inicio: “Senjutsu”, término japonés que remite a la Estrategia, algo indispensable de pensar en una banda como Maiden repleta de héroes legendarios, batallas épicas y epopeyas varias en sus letras. Es que toda acción que se suponga victoriosa -desde la conquista de un pueblo por parte de un imperio, hasta una nueva gira de una banda de rock- necesita una estrategia (entendida como el plan de acción que te guie hacia el objetivo) y una táctica (los pasos y las acciones individuales a tomar) acordes. Es por eso que en “El Arte De La Guerra” (célebre manifiesto bélico), su autor Sun Tzu escribió: “Todos pueden notar las tácticas de mis conquistas, pero ninguno puede ver la estrategia que lleva a la victoria”. Y ahi está la clave del éxito de esta duodécima visita de Iron Maiden a nuestro país: la estrategia desarrollada por Steve Harris -ex promesa futbolística del West Ham United, férreo bajista de British Lion y mariscal indiscutible del heavy metal- que hace que salgamos del Arena con las manos rojas de tanto aplaudir y los ojos humedos de tanta emoción.
Y en este caso, el enemigo tiene dimensiones inmensas y un poder inconmensurable: el paso del tiempo y el esfuerzo físico que demanda tocar 100 minutos de heavy metal. Los últimos shows en Argentina de La Doncella, si bien siempre musicalmente impecables, dejaban entrever un notorio cansancio en el último segmento, y si a eso le sumamos el ACV con paralisis parcial que sufrió Nicko McBrain el pasado enero, el cambio de estrategia del DT Harris era inevitable.
Por eso esta gira “Future Past World”, además de los temas de “Senjutsu” (cinco en total) se completa en su mayoría con material de “Somewhere In Time” (1986) de su época dorada, lo cual es un guiño a los fans de la era clásica y a la vez le permite al sexteto desarrollar más la parte épica instrumental, en detrimento de las canciones más poderosas (y más exigentes fisicamente), para que las fuerzas acompañen todo el concierto sin necesidad de pulmotores.
La lujosa comodidad del Movistar Arena (¡qué bueno disfrutar del confort de un espectáculo de rock sin interrupciones molestas! ¿otra batalla ganada por el metal?) nos predisponía a una noche que suponíamos histórica. Y ahí estuvo Malón para hacerle justicia una vez más a semejante desafio con un set enfocado en su debut «Espíritu Combativo», un sonido potente y prolijo y un cierre con dos clásicos de La H: «Vientos De Poder» y «Soy De La Esquina» para dejar todo listo para el plato principal.
AQUÍ Y AHORA.
La clásica apertura pre grabada de “Doctor Doctor” de UFO, seguida del tema de “Blade Runner” de Vangelis (a tono con la distópica puesta en escena) marcaron como de costumbre la salida de la banda a pleno con “Caught Somewhre In Time”, seguida por “Stranger In A Strange Land” ; un uno/dos directo a la mandibula, para dar paso a“The Writing On The Wall”, el primero de los temas de “Senjutsu”, en defintiva, el disco a presentar. Y acá es importante volver a destacar el armado del setlist: temas largos, a medio tiempo, con lugar para el destaque armónico de las guitarras del trío Gers/Murray/ Smith (cada vez más simbióticos) y a la vez permitiendole a Dickinson (mucho más estático también) administrar mejor el aire, a Nicko reacomodar los arreglos para un menor desgaste y a Harris… bueno seguir siendo Harris, ese heroe inexorable del agite de las cuatro cuerdas.
Planteada de esa forma, el único momento en donde la estrategia del bajista flaquea minimamente, es en la parte media del show, donde se extrañó la presencia de algunos de los clásicos más pesados de la banda como “Two Minutes To Midnight”, “The Evil That Men Do”, “The Clairvoyant” o “Hallowed Be Thy Name” por nombrar algunos himnos que hubiesen levantado mucho más el clima y funcionado mejor que las elegidas “Days Of Future Past”, “The Time Machine” o “Death Of The Celts”, que hicieron que varios aprovecharan el momento para ir al (impecable, eso si) baño. Hasta que Dickinson grita “Can I Play With Madness?” y lo fragil de la locura se desata con la seguidilla “Heaven Can Wait”, la joyita “Alexander The Great” y una “Fear Of The Dark” cantada a viva voz hasta por la empleada del stand de medicina prepaga del Arena, antes del cierre pre bises con “Iron Maiden” y Eddie batiendose a duelo futurista con Bruce y Janick. Para el final quedaron “Hell On Earth” -lo más destacado del ultimo disco- y lo que todos esperábamos: más hits metaleros de la Doncella encarnados en “The Trooper” y “Wasted Years”.
Si nos ponemos a hilar fino, quizás el hecho de tocar en un lugar cerrado (la vez anterior se remonta a los Obras de la época con Blaze Bayley, (algo que Dickinson mencionó erróneamente, confundiéndolos con sus shows solistas en el mismo recinto) ameritaba algun cambio en el setlist, alguna perla, alguna sorpresa que rompiese ese férreo planteo armado por Harris. Pero como sabemos, equipo ganador no se cambia, y el sexteto británico apuntó al corazón, definió de primera, la clavó al ángulo y nos dejó con ganas de volver a jugar con la locura, en algún otro lugar en el tiempo.
Iron Maiden. Estadio Club Atlético Huracán “Tomás A. Ducó”. ”The Future Past World Tour 2024”, 01/12/2024
Por Rodrigo Cardozo
AÑOS DE GLORIA
Cuando allá por inicios de los ’90 me pasaba días enteros viendo una y otra vez en VHS de “Live After Death”, que lo alquilaba una y otra vez en mi video club amigo, jamás me hubiera imaginado que iba a tener la posibilidad de ver a Iron Maiden en vivo. La vida fue girando rápido desde aquellos lejanos noventas, pasaron las décadas, pasaron los discos de La Doncella, pasó Blaze Bayley, cambiamos de siglo, y un día la rueda me hizo ir por primera vez al team de Dickinson y Harris. También fue la primera vez que iba de visita al Tomás Adolfo Ducó, del pintoresco barrio de Parque Patricios.
Hace mucho tiempo (creo que 10 años) que no iba a un show en un estadio de fútbol. Tal vez fue para Kiss en River, o tal vez AC/DC, aunque si mal no recuerdo fueron el mismo año. Y ver semejante cantidad de gente tomando por asalto el barrio, plenas de algarabía, alcohol y buena onda, siempre es algo para destacar. Las brigadas metálicas que se acercaban en malón al estadio de Huracán sacudían sus melenas y mostraban orgullosas sus casacas que nos mostraban emblemas de AC/DC, Motorhead, V8, Hermética pero también de Misfits y de Dos Minutos.
VOLVIENDO EL TIEMPO ATRÁS
Entrar al estadio y mirar hacia los cuatro costados y ver semejante convocatoria de público, a uno lo hace pensar en cuánta agua pasó bajo el puente, cuanta vida vivida y cuantas bandas uno ha tenido la suerte de ver. Lo de siempre: las luces se apagan y el público se enciende.
Desde el tremendo “Somewhere In Time” apareció el primer tema del show, precisamente “Caught Somewhere In Time”. Coreado desde las partes instrumentales hasta las letras, mientras el público seguía ingresando. Hubo temas de sus últimos trabajos que, si bien no desentonaron, hicieron un poco pesada la parte media del show. Pero cuando la banda volvía a 1982 para desempolvar una gema como “The Prisoner”, todo era felicidad. Y ni que decir cuando el verborrágico Bruce Dickinson contó 4 y todos arremetieron con el brillante “Can I Play With Madness?”
Uno tiene su corazoncito, ¿vio? Y la música es una máquina del tiempo, un placebo para las almas sensibles. Entonces esas canciones a uno le llegan hasta los huesos, porque han sido parte del soundtrack de la vida de cada uno de nosotros. Y por más que Bruce haya nombrado al Estadio Obras, sabemos que la primera vez de los Irons fue en Ferro allá por 1992 (cuando yo pasaba tardes enteras con el VHS, porque la vida es un círculo).
Si, ya sabemos que Steve Harris la rompe, la descose toda con el bajo. Que la tríada de guitarras conformada por Janick Gers, Adrian Smith y Dave Murray (cada vez más parecido a Lilita Carrió) llena cada rincón con sapiencia y buen gusto, que Nicko McBrain hace lo que puede a pesar de su edad y lo hace más que aceptablemente. Que Bruce se come el escenario a pura simpatía, que hace morisquetas, que juega a que le saca piojos a Janick y se los come. Y también sabemos que las 50 mil personas festejaban cada tema como si fuera la última vez, y que la mascota Eddie subió a jugar un rato a que tenemos 10 años, y que Bruce disparó una y mil veces una pistola que lanzaba chispas de fuego.
Pero a veces, los años y las canas hacen que uno mire un poco más allá del escenario. Y que vea esos ojos brillosos de la gente, las tribunas extasiadas, los abrazos de los hermanos metaleros, y que vuelva a aquellos años de principios de los 90s cuando en la Rock N Pop no paraba de sonar ese temazo que es “Fear Of The Dark”, coreado hasta el hartazgo por la gente. Y en “The Trooper” ya no hay polémicas por la bandera británica (no, esa no es la bandera de Inglaterra), porque hemos crecido y evolucionado al menos un poco. Y claro, el telón baja luego de que Bruce nos asegura que volverá el año próximo a festejar los 50 años del grupo.
Y el final es con “Wasted Years”, y yo me emociono como se emocionan todos alrededor, y sabemos que todo esto que está pasando en el Ducó son nuestros años dorados, los que vamos a extrañar cuando seamos más viejos de lo que somos ahora. Y yo me quiero quedar con eso, con esta hermosa banda que se merece este show tremendo que lo hicieron ellos y lo hizo la gente, y que no nos olvidemos de que no hay pasado ni futuro, que disfrutemos de cada show como si fuera el último. Mi yo adolescente, aquel que miraba al Dickinson de calzas y pelo largo de 1985, debe estar sonriendo en algún rincón pensando que todo esto no es más que un juego de niños.
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