A finales de los ’80 los tiempos eran bien difíciles para Ramones: miembros que volvían, otros que se iban, sangre nueva, disco nuevo, adicciones, mala onda, el paso del tiempo, el éxito comercial que no llegaba… Hoy te contamos en esta nota todo lo que acontecía en esa época en el Mundo Ramone (poco antes de que fuera más Bizarro que nunca).

PUNKEANDO AL FINAL DE LA DÉCADA. Estamos en 1989, Ramones es una banda que ya lleva 15 años tocando y el mundo ha cambiado muchísimo desde que encendieron la mecha de esa movida llamada punk rock. De los que iniciaron el camino junto a ellos, nada ha quedado: Sex Pistols separados a poco de nacer, Johnny Rotten convertido otra vez en John Lydon y haciendo música inclasificable, Steve Jones a puro hard rock con melena y motocicletas, The Clash separados a mediados de los 80s con un disco más que polémico, Joe Strummer componiendo bandas de sonido con música inclasificable (mucho más salsera y latina que su buen amigo Lydon), Mick Jones volcando a la música bailable con su Big Audio Dynamite… ¿Los demás? Los Jam separados, Paul Weller volcado al soul y al dance, los Damned hacia el goth, los Fingers separados y vueltos a juntar pero enamorados del rap.

Hay una máxima que dice que Ramones han hecho el mismo disco desde aquél seminal debut autotitulado. ¿Cuán cierta es esta afirmación? Podríamos decir que, a su modo, han ido evolucionando: no es lo mismo “Leave Home” que “End of the Century”, ni tampoco “Pleasant Dreams” se parece a “Animal Boy”. Es decir, no hay cambiado radicalmente su sonido, pero han incorporado otras influencias en cuentagotas. Lo que originalmente era un sonido propio (¿quién sonaba como Ramones en 1976?) dio lugar a una búsqueda sonora que por momento se cobijaba en teclados, acústicas, orquestaciones, y por otro en sonidos más pesados.

CJ con bandana (¡No las que cantaban!)

Ya habían sufrido la megalomanía de Phil Spector produciendo el “End of the Century”, ya habían virado hacia el pop bubblegum en “Pleasant Dreams”, ya habían perdido el rumbo (y a Marky) en “Subterranean Jungle”, ya habían renacido de las cenizas (junto a Richie) en “Too Tough to Die”, ya habían endurecido su sonido en “Animal Boy”, ya habían sonado más oscuros y podridos que nunca en “Halfway to Sanity”. ¿Qué podía esperarse de ellos a finales de la década? Una década que los había visto moverse incómodos junto a las bandas new wave, una década que los había mostrado disconformes junto a los grupos de synth pop, una década que vio como las bandas a quienes influenciaron ahora los influenciaban a ellos (imposible olvidar a Dee Dee luciendo casacas de los Misfits), una década que los vio morir y renacer mil veces como el Ave Fénix (Marky internado por drogas y por trastornos mentales, Johnny salvando su vida post fractura de cráneo en una pelea, Dee Dee más junkie que nunca). Pero si hay algo que acompañó todas estas movidas, fue su incapacidad de lograr un éxito masivo en su propio país: cada intento, cada movimiento, era aplaudido por los fans pero ignorado por la crítica.

Dee Dee a punto de irse a la mierda (como siempre)

EN BUSCA DE UN POCO DE CORDURA

Y es que Ramones era un grupo inentendible. ¿Cómo una banda de 4 dementes podía lograr algo? Analicemos: Dee Dee era un drogadicto perdido, con un carácter que alternaba entre la violencia y la fragilidad, Johnny era un tipo que veía al grupo como un trabajo, sólo le importaba hacer los suyo rápido y marcharse (si, ya sabemos que era un fanático de las políticas de derecha, no haremos hincapié en eso), Marky volvía a rearmarse después de unas temporadas fuera del grupo por problemas severos de drogas alcohol y locura, Joey con sus eternos problemas de TOC, que lo volvían totalmente incontrolable (sumado a sus vicios como el alcohol y la cocaína, que sólo dejó después de sufrir un accidente al caerse del escenario del Ritz). Pero claro, ellos mismos habían afirmado que eran “demasiado duros para morir”. Entonces, ¿qué se traían entre manos para cerrar los 80s?

Para empezar, el regreso de Marc Bell (Marky), luego de la más que fructífera experiencia de Ramones junto a Richie (el primer y único baterista del combo que fue voz principal en una canción). Después de “Subterranean Jungle”, Marky había sido el fusible que saltó y dejó el grupo, permitiendo el ingreso del tercer baterista de la banda. Durante su estadía fuera de Ramones, Marc fue parte del efímero grupo King Flux junto a su amigo Richie Stotts de los Plasmatics. La banda ahora volvía a su formación clásica, pero no duraría mucho ya que, durante la grabación del LP, sería Dee Dee quien abandonara el barco. Así, el grupo perdería a uno de sus principales compositores y uno de los motores del combo. La relación entre el bajista y los restantes miembros nunca fue la mejor, llegando en su momento a afirmar que él componía los temas y los demás sólo ponían sus nombres como autores.

Marky con King Flux, pero sin campera de cuero (?)

Uno de los motivos principales de la deserción de Dee Dee sería su incipiente y llamativa pasión por el rap, género de moda por aquellos días y visto por muchos como “el nuevo punk”, ya que era una música simple y ligada a la gente de la calle. Obviamente esto no fue visto con buenos ojos por el público y tampoco por sus propios compañeros, que veían como Dee Dee se iba alejando cada vez más de ellos (en las giras solía vestirse como un rapper, sólo se ponía su “uniforme Ramone” para subir al escenario). Finalmente, logró editar en 1989 un disco bajo el seudónimo Dee Dee King, cuyo título sería “Standing in the Spotlight”. Pero, ¿es realmente un disco de rap? No crean encontrarse con unos Run DMC ni unos Public Enemy: aquí hay pop, rock, un poco (pero muy poco) de rap, un TEMAZO muy Ramone como “Poor Little Rich Girl”, y el clásico “The Crusher” que su banda madre grabaría luego para su disco despedida “Adios Amigos” en 1995. Pero rap lo que se dice RAP, lo encontramos solamente en aquél sorprendente single “Funky Man” que grabó allá por 1987 (cuyo video aún sigue siendo de lo más gracioso que uno recuerde, imposible imaginar la cara de Johhny al ver semejante disparate).

Dee Dee, el King of Rap (¿?)

CHE PIBE, VENÍ TOCÁ

El escenario era el regreso de Marky pero la partida de Dee Dee, entonces ¿quién se animaría a ocupar semejantes zapatos? Bueno, Ramones enarbolaban en “Pinhead” aquello de “Gabba gabba, we accept you, we accept you, one of us” (“te aceptamos, uno de nosotros”) Y no había mejor manera de llevar eso a la realidad que reclutando un verdadero fan del grupo como nuevo bajista. Estamos hablando de Christopher Joseph Ward, que de aquí en adelante sería conocido como CJ Ramone. El muchacho se tomó tan en serio la audición que se pasó toda la espera tocando los temas, y al momento de hacer la prueba tenía los dedos en carne viva.

CJ sería el encargado de darle sangre nueva al grupo, ya de movida tenía una imagen un poco diferente: en sus primeras fotos con la banda se lo ve con un pañuelo tipo bandana en la cabeza (?). Luego adoptaría un look extremadamente similar a su predecesor, siendo visto como un Dee Dee más joven y vital. Si Ramones necesitaba algo, era precisamente la energía de la que ya carecía el viejo bajista y que a CJ le brotaba por los poros. Porque a esta altura del siglo, ¿qué se le podía pedir a la banda? Ya no podía ofrecer nada revolucionario, ni algo que asombrara. Sólo podían ofrecer grandes discos y shows más que energéticos, pero luego de 15 años ya no era tiempo de grandes hazañas. Digamos que eran tiempos de asumir que sólo estaban tratando de sobrevivir, y sobrevivirse a ellos mismos.

El sargento Johnny con su soldado más leal: CJ ya en versión young Dee Dee

PUESTOS EN MARCHA.

Así las cosas, aún con Dee Dee en las 4 cuerdas pero golpeado contra las cuerdas, la banda entra a los Sorcerer Sound Studios de New York y se pone a trabajar con Bill Laswell, que había producido nada más y nada menos que a gente como (tomen aire y lean) Laurie Anderson, Herbie Hancock, Fela Kuti, Afrika Bambaataa, Mick Jagger, Yoko Ono, Public Image Limited, Motörhead, Peter Gabriel, Ryuichi Sakamoto, Bootsy Collins e Iggy Pop, entre otros. Mínimo, tenía que sonar como los dioses el disco.

Y el disco (que sale a la calle el 23 de mayo de 1989) empieza con una trompada en el medio de la cara, llamada «I Believe in Miracles». Una melodía a la vieja usanza Ramone y una letra que es más una declaración de principios que otra cosa. ¿Qué podes sentir cuando Joey entona con furia aquello de “I used to be on an endless run, believe in miracles ‘cause I’m one, I’ve been blessed with the power to survive, after all these years I’m still alive” (“Solía ​​estar en una carrera sin fin, creo en milagros porque yo soy uno, he sido bendecido con el poder de sobrevivir, después de todos estos años todavía estoy vivo”). No sé a ustedes, pero a mí me eriza la piel escuchar tremenda definición de voluntades. La letra, obviamente, es de Dee Dee, esta vez junto a la mano maestra de Daniel Rey (amigo y productor que se convertiría con el tiempo casi en el Quinto Ramone). Le sigue otra de Dee Dee/Rey, la poderosa y veloz Zero Zero UFO”, una viñeta acerca de un avistamiento alienígena (el bajista parecía estar encandilado con ese tema, recordemos que años después editó una canción llamada “I Am Seeing UFO’s”). Rey parece manejar la parte compositiva, pues continua otra suya junto a Dee Dee y Joey, la quejosa y bravucona “Don’t Bust my Chops”. Luego es Dee Dee quien toma la voz principal y realmente se luce en un temazo como lo es “Punishment Fits the Crime”, compuesta junto al ex Plasmatics Richie Stotts. Seguidamente, una típica de Joey: “All Screwed Up”, puro power pop bubblegum junto a Andy Shernoff de los Dictators en una letra clásica de extrañar a la chica que ya no está. Cierra el lado A el único cover del álbum, “Palisades Park” de Freddy Cannon que fue un hitazo en 1962 pero realmente aquí no tuvo el mismo efecto ya que poco duró en la lista de temas en vivo de la banda.

El lado B se abre con una de las gemas del disco y tal vez uno de los mejores temas de la banda: “Pet Sematary”. La canción fue compuesta otra vez entre Dee Dee y Rey, basándose en la nueva novela de Stephen King. La pluma del bajista realiza una de sus mejores labores, es un tema que de primera oída impresiona y se queda grabado para siempre. Cabe aclarar que el tema fue editado como single tiempo antes de la grabación del disco, y fue producido por Jean Beauvoir (también de los Plasmatics, que en la canción se encarga de los teclados). Como dato curioso, el título del tema está mal escrito adrede: debería ser “Pet Cemetery”, pero “los chicos que entierran a sus mascotas no saben escribir bien”. Marky se calza el traje de escritor y compone su primera letra para el grupo: “Learn to Listen” (junto a Johnny, Dee Dee y Rey), un tema que es una serie de consejos de vida en primera persona. Luego, un viejo tema que había sido parte de las sesiones de grabación de “Pleasant Dreams”, estamos hablando de “Can’t Get You Outta My Mind”, balada de Joey acerca de un amor que ya no está y la incapacidad de uno para poder superarlo. “Ignorance is Bliss” es un hardcore de Joey y Shernoff con una letra crítica acerca de la sociedad moderna. “Come Back Baby” es una letra intrascendente de Joey para intentar hacer regresar a una chica que se fue. Cierra el disco una canción que ya había aparecido en el single de “I Wanna Live” allá por 1987: «Merry Christmas (I Don’t Want to Fight Tonight)», un punk rock navideño compuesto por Joey con toda su ironía a cuestas (producido también por Beauvoir).

Destaquemos que el arte de tapa es la reproducción de un cuadro del artista Matt Mahurin (la obra se parece mucho a “Skrik/El Grito” de Edvard Munch). Agreguemos que dos de los ingenieros de grabación (Artie Smith y Robert Musso) colaboraron en guitarras (recordemos que Johnny no era muy adepto a pasar mucho tiempo en estudio). También recordemos que hay todo un mito urbano acerca de que no es Dee Dee quien grabó los bajos en el disco, siendo reemplazado en su función por Rey y Shernoff (incluso hay quienes afirman que fue Laswell, ya que él tocaba el bajo en su propia banda llamada Material). Nos encontramos entonces con un disco de transición, no tan pesado y oscuro como la tríada anterior (“Too Tough to Die”, “Animal Boy”, “Halfway to Sanity”) pero tampoco tan inspirado. Si bien hay buenos momentos y se respira un aire más fresco, pareciera que no han podido armar un álbum ellos solos ya que precisaron no solamente rodearse de amigos que los ayudaron a componer, sino que incluyen canciones de singles anteriores y de sesiones de otros LPs. No es el mejor disco que podían haber grabado, pero tampoco el peor: sería un buen paso para dejar atrás el pasado que tanto pesaba, y tomar aire para ingresar más livianos a la nueva década

Resta remarcar que debido a la diferencia temporal entre la grabación del single y el álbum, Dee Dee aparece en el video de “Pet Sematary” pero al irse del grupo es CJ quien aparece en los siguientes videos del disco (“I Believe in Miracles” y “Merry Christmas”).   

UNA SANA INSANÍA

Así, de manera caótica y casi azarosa (como era todo el Mundo Ramones en ese entonces), se acomodan las piezas del rompecabezas por última vez: Marky ya recuperado vuelve con su tempo único y su hi-hat a velocidad de la luz, Dee Dee se marcha con sus adicciones y su pluma incandescente (aunque seguiría colaborando en la composición a cambio de dinero para solventar sus vicios…) y CJ se ocupa del bajo y la energía que en ese momento era indispensable para el grupo. Joey dejaría las drogas y su voz se vería revitalizada por unos años, y Johnny… bueno, el viejo John seguiría castigando su motosierra. Los años de desquicio quedarían atrás, y Ramones se adentraba en su última década para llegar al fin del siglo. Los esperaba un tiempo de mayor sanidad y de buenos discos, aunque la eterna búsqueda de reconocimiento les seguiría siendo esquiva: sólo fueron valorados cuando ya no estaban en este mundo. ¿Qué podía esperarse de una banda de dementes cuyo objetivo era volver a la esencia del rock n roll?

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