Sí, ya sé que vos sabes y yo lo sé (pero es áspero reconocer) que hace dos meses ya estuvimos cubriendo a la banda de Ciro Pertusi en el Teatro Greison de Monte Grande. Pero como este año sacan disco nuevo (crucemos los dedos), no son muchas las ocasiones que vamos a tener para verlos en el escenario. Por esa misma causa (no te podes callar), nos hicimos presentes en el bonito Teatro Vorterix para seguir festejando los primeros 15 de la Jauría de la Libertad. Palabra que hoy en día parece cobrar otro sentido, pero la banda sabe muy bien a qué se refiere. Sin más prolegómenos, los dejamos con la reseña de lo que fue la noche del 10 de mayo. ¡Pasen y lean!

Es difícil analizar un show de una banda que uno ha visto desde prácticamente la fecha número 1, y más aún cuando uno ha hecho decenas de reseñas de shows como parte de su labor periodística. Qué no hemos dicho ya en tantas notas, ¿no? Y para colmo, uno tiene la suerte de asistir a recitales desde hace más de 30 años, lo que deja un poco complicado el tema de encontrar diferencias sustanciales entre los conciertos que presenciamos.

Y la cosa arrancaba calcada a la noche en el Greison, porque los espíritus de Pappo y de Renato Russo dieron inicio al show. “Adonde Está La Libertad ” y “Perfección” son dos canciones que, a su manera, ilustran el decálogo ideológico de la banda. Una, desde la constante búsqueda del concepto de libertad, término manoseado y vilipendiado con el paso de los años. La otra porque, como dijo Ciro hace muchos años, “dice en un solo tema, muchas cosas que hubiéramos querido decir en toda nuestra carrera”. Ambas en versiones sumamente diferentes a las originales: la de Pappo pasa de un blues pesado y arrastrado a velocidad/cadencia Motörhead, y la de Legião Urbana era originalmente un rap al que Attaque le puso pulso punk acelerado y melodioso.

Luego (al igual que en el Greison) “El puente más allá de lo vivido” y toda la emoción a flor de piel con un tema que versa acerca del final de nuestros días y con un video alusivo que siempre nos deja al borde del llanto. “Más de un millón” desde 1989 nos recordó que somos muchos los argentinos rebeldes (como decía Ciro en aquél viejo show de Cemento de fines de los 80s), y “Religionaré” ya es todo un himno antifascista. “No pertenecemos” es la oda a esa sensación de querer dejar atrás este lugar injusto y buscar nuevos horizontes. La historia del doctor René Favaloro ilustrada en “Western” es otra de esas que se cantan con el corazón en la mano.

Seguidas, dos del 1er disco de Jauría, cuando todos éramos más jóvenes y con más pelo: “Sigue” e “Indios Kilme”. Pero siempre se vuelve a ese viejo amor: “Canción inútil”, cosecha 2000 de Attaque 77 y el recuerdo para la agrupación H.I.J.O.S. Obviamente el público no dejó pasar la oportunidad de vivar a la vieja banda de Ciro, que respondió afirmando que siempre va a haber lugar para cantar por los 77 ya que sin ellos ninguno de nosotros estaríamos aquí (si no fuera por ellos…). “Enfermatozoide” es de las nuevas, parte del nuevo trabajo que debería estar saliendo para fines de este año. Resulta paradójico que en una canción que refiere a la obsesión de la gente con los teléfonos celulares, al mirar alrededor podías ver a decenas de chicos y chicas entrando a Instagram o viendo cosas en el Google mientras la banda exponía todo lo contrario.

Pertusi comentaba que, a través de una Inteligencia Artificial, alguien había hecho una versión de “Piscis” con la voz de Ricardo Iorio. Entonces decidió homenajear al padre del metal argentino intentando ponerle su estampa al tema, poniendo la clásica voz del líder de Almafuerte. Enganchada, una introducción climática de Seba Ambesi dio lugar a “Ascenso”. Uno también tiene su corazón, y ha tenido que escalar mil veces desde el fondo de todo aferrándose a cráneos y huesos, entonces es muy complicado no dejar escapar unas lágrimas. “Antes fuego, ahora fuego” es de Sebastián, que se ocupó de las voces de este tema tan representativo de esta nueva etapa de la banda.

2000 nuevamente, esta vez de la mano de “El Pobre”. Momento autorreferencial: la primera vez que escuché en vivo este tema fue en el mítico Borde de Temperley muy a principios del 2000, atravesando una etapa poco feliz de mi vida. Todo pasa, dicen. 25 años después, me dedico a mirar las caras de la gente en determinadas canciones, y ver qué emociones los atraviesan. Luego de “Vaquero” (puro spaghetti western) y “El poder nuestro es” («hola, soy Gokú»), Ciro recordó aquél viejo «Un Día Perfecto» que tanto nos ayudó en épocas de juventud. Y claro, reconocer que el amor no es un contrato de exclusividad y que los sentimientos no se pueden explicar, siempre es “Áspero”.

Pasó “Esquirlas” (otra del próximo disco) y el set se cerró con “Adios a Dios”, que siempre la sentí como el cierre de Pertusi respecto a una etapa de su vida y una bienvenida a todo lo nuevo. Un breve descanso, y otra nueva: “Calle de los sueños”. Pero todo fue algarabía cuando desde «Ángeles Caídos» apareció “Cuál Es El Precio”, cantada a gritos por todos. Qué hermoso disco, qué hermosa época… Napoleón Bonaparte también dijo presente, como parte de “Josefina”, canción nueva compuesta por Ray Fajardo. Quedaba poco, y Ciro dijo que esta que venía ya no era de ellos sino de toda la gente. “Espadas y serpientes” nos recordó épocas de calles, ideales, amores, muerte y libertad (otra vez esa palabrita, ¿casualidad?).

Sabíamos que quedaba una sola, pero la gente cantaba una que no estaba en la lista. A pedido de Ray, que se ocupó de llamar a sus tres compañeros, tuvimos “Chicos y perros”, la primera canción de Ciro en nombrar a tan nobles animales. Se sabe, la parte donde queda solamente la batería y la gente canta mientras aplaude, es de lo más bello que puedas presenciar. El clásico final con “La jauría” (de la libertad, obviamente) nos dejó una lluvia de papelitos y de emoción.

Es muy grato ver el camino tomado por Jauría, no se han quedado estancados repitiendo las fórmulas de sus primeros discos. Han incorporado vientos y un guitarrista más, lo que expande su sonido. Y lo mejor de todo es que la voz de Ciro recuperó un semblante que parecía perdido para siempre. Se sabe que no debe ser fácil atravesar el percance de salud que tuvo, por eso se celebra volver a verlo cantar con tanta energía. Que el próximo disco los coloque en el lugar que se merecen, plenos de música, ideas, pasión, valores y… sí claro, libertad.

Crónica: Rodrigo Cardozo

Fotos: Natalia Sbert

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