“One day the sadness will end. But I don’t think today’s the day”
Escribo esto de noche, ya pasaron varias horas del anuncio del fallecimiento de David Lynch. Hay algo que no encaja, un extrañamiento en la escena. Estoy en uno de los barrios más ruidosos de CABA y sin embargo, el silencio es desolador. ¿La oscuridad puede haberse tornado más oscura?David dejó de respirar. Ese hombre que encendía su cámara para develar toda la oscuridad que puede albergar el mundo, dejó de respirar. Se apagó la última estrella. Estamos frente a un agujero negro que nos quiere devorar.

Encontrarme con la obra de David Lynch era solo cuestión de tiempo. Leo los nombres en la banda sonora de «Lost Highway» podría ser la lista de temas de algún antro en los que solía pasar mis noches hace 25 años: Nine Inch Nails, Marilyn Manson, David Bowie, Smashing Pumpkins, Lou Reed, Rammstein. ¡Definitivamente ese hombre de pelos extravagantes podría haber sido uno de mis amigos!La música crea mundos paralelos que se perciben con el cuerpo. Uno no busca explicaciones racionales, se entrega a las sensaciones en las que lo envuelve y sobre todo, la disfruta. Quizás por esto, las amistades unidas por la música son lazos arraigados en algo profundo, ancestral, difícil de explicar porque es más grande que uno mismo y que el otro David entendió lo visceral de la música y quiso hacer del cine una experiencia similar: un cine visceral. Con una enorme cuota de surrealismo, su obra supo mezclar «Fellini 8 ½» con Kafka y Ballard, tomando elementos del expresionismo alemán y girando la perilla hasta que la distorsión de la humanidad lo rompiera todo.
Lo onírico y sobre todo, lo ominoso, tiene un papel central. Por momentos, hay un borramiento de las fronteras entre sueño y realidad, lo que genera claustrofobia, angustia e impotencia ante la maldad y la perversión que puede esconderse dentro del ser humano.Lo dionisíaco emerge y lo inunda todo.

La figura del doppelganger es algo recurrente en sus películas, estos dobles malvados al estilo Mr Hyde acentúan lo ominoso, haciendo que lo terrible se vuelva insoportable, como por ej un filicidio no consciente. Sus películas son como sueños desde su forma: hipérboles sonoras, juego de luces estroboscópicas, pérdida de información por baja exposición a drede, montajes dinámicos y fraccionados que nos recuerda a la estética del videoclip en su auge (90s/2000s). Sueños pesadillescos plagados de símbolos que David siempre se negó rotundamente a explicarlos. Esto hace que su obra sea mucho más rica porque da lugar a la imaginación de cada espectador y engendró un sinfín de interpretaciones, elucubraciones y teorías respecto a cada uno de sus trabajos, en busca de los significados ocultos.
«Mulholland Drive» podría ser su “mejor película” en torno al uso de los recursos del lenguaje audiovisual y porque define un claro ejemplo de su firma autoral. Pero las tres obras que hicieron que me enamorara de Lynch fueron: «Twin Peaks» (la serie), «Eraserhead» y «Rabbits». Para los que no las conozcan les dejo un pequeño aliciente, espero, para que tengan ganas de verlas.

TWIN PEAKS
Me declaro fanática del universo Twin Peaks, al punto de haber querido decorar mi casa como la Black Lodge (suelo blanco y negro, cortinas rojas). Por suerte, o desgracia, el dinero no acompañó mi deseo. Las dos primeras temporadas son de 1990 y 1991 tiene un guión bastante atado a una estructura clásica en relación al tiempo y espacio, con una línea argumental principal clara. Una investigación policial por un homicidio se encuentra atravesada por elementos fantásticos, el juego del borramiento de las barreras en este caso se aplica entre lo racional y lo espiritual. Lo onírico está presente como premonición, pero hay una fuerte presencia de lo fantástico: doppelgangers, un enano, un gigante, búhos, sincronicidad, posesiones.
El corazón de la serie son sus personajes. El más querido de todos es Dale Cooper, este agente del FBI con una personalidad encantadora, es una suerte de mesías que viene a salvar al pueblo de la desgracia. Lo que hace diferente a esta historia de muchas otras con la misma premisa es la convivencia del bien y el mal como parte de la experiencia vital. Una interpretación más cercana a la cultura oriental, que lleva adelante Dale, quizás como reflejo de Lynch, que practicaba meditación trascendental. Todo es una danza de opuestos que se complementan: tragedia y comedia, luz y sombra, ciudad y bosque, racionalidad y espiritualidad, mundo conocido y otros mundos. (La tercer temporada es un delirio hermoso que se estrenó en 2017)

ERASERHEAD
«Eraserhead» es increíblemente fascinante.Se estrena finalmente en 1977, es su primer largometraje y le llevó seis años poder concluirlo. Como amante del postpunk no puedo dejar de vincularla con este género musical. Exteriores despojados de vegetación, grandes bloques de cemento como escenografía de una industria en decadencia, desolación, fotografía en blanco y negro, podría haber sido un videclip de Joy Division. Esos ambientes sonoros disonantes y la claustrofobia que generan los interiores comidos por la oscuridad, acentúan la incomodidad de Henry con la paternidad.. “La Criatura”, como se le suele decir a los niños coloquialmente, en este caso es en sentido literal una criatura no humana. Henry siente culpa por no saber cómo cuidar y cómo amar a esta criatura horrorosa.
Lo absurdo desborda toda la película. Hay una exageración constante de este absurdo que construye un mundo ridículamente sórdido en el cual también hay lugar para la risa.

RABBITS
«Rabbits» fue concebida como una serie que después terminó armando una película de 50 minutos. Lynch la autodefinió como “sitcom”, lo que para mi en realidad es una parodia de las sitcoms o me gusta leerlo así.La premisa es la misma: un living donde los personajes entran y salen, interactúan de manera cotidiana, hablan. Pero es una sitcom bañada de extrañamiento: los personajes son humanos con cabeza de conejo, mantienen conversaciones inconexas. Parece no haber un hilo causal, no hay progreso en los personajes o no lo podemos distinguir porque no hay un arco dramático de una narrativa tradicional. La iluminación es desde abajo proyectando sombras duras en la pared, algo que recuerda más al expresionismo alemán que a la iluminación difusa y abundante de las las sitcoms reconocidas.Esto sumado a el uso de marcaciones externas como risas y aplausos, propio del género, pero desfasados de los sucesos y con un entusiasmo desmedido, genera una atmósfera tenebrosa.

David Lynch nos deja un legado enorme que ensambla diferentes lenguajes artísticos, con una poética y una estética exquisita.Pero quizás la enseñanza más importante sea su ferviente deseo de crear otros mundos posibles y de empujarnos a nosotros a imaginar. Ojalá reestrenen todas sus películas en el cine. Necesitamos que el arte nos devuelva la chispa creadora que nos haga ser humanos otra vez.
Gracias por tanto, saludos al otro David y buen viaje.
Txt: Natalia Sbert

Fundada por Frank Blumetti, la edición digital de la recordada revista de los 90 cuenta con colaboradores de la vieja época y nuevas incorporaciones. Basada en el gusto por la música y centrada en todas las manifestaciones de la cultura joven, esta web busca estar al tanto de lo que ocurre a diario en Argentina y el mundo y estar al día con los desafíos que las nuevas tecnologías imponen al periodismo.