PACIENTE: THE CURE – «Songs Of A Lost World» (Polydor/Fiction Records, 2024)

HISTORIA CLÍNICA: Como que 2008 quedó un poco lejos, ¿no? ¿Alguien recuerda qué estaba haciendo en ese entonces? Por su parte, The Cure editaba «4:13 Dream», un discreto álbum que cerraba con una canción llamada «It’s Over» («Se Terminó»). 16 años después, Robert Smith parece retomar la idea del final desde donde la dejó, pero quien está en otro lugar es él, ya que de 2008 a esta parte murieron los padres y el hermano mayor del músico. Temas recurrentes como la muerte, los miedos y el paso del tiempo son enfatizados en «Songs Of A Lost World» a través de 8 canciones que remiten al sonido de las mejores épocas de la banda. El cuarteto que realizó «4:13 Dream» quedó atrás hace bastante, la formación de «Songs…» es un quinteto que se consolidó en 2012 con el regreso del tecladista Roger O’Donnell, que había dejado el grupo en 2004 para volver en 2011 y la incorporación del guitarrista Reeves Gabrels (David Bowie, Tin Machine), que se sumó a The Cure en 2012, a tres años del distanciamiento del entonces Porl –ahora Pearl- Thompson, histórico guitarrista de la banda. Cabe aclarar que este álbum se grabó entre 2019 y 2022 sin la participación del multiinstrumentista Perry Bamonte, que también regresó a The Cure, pero justamente en 2022, tras haber dejado el grupo en 2004.

Producido por el experimentado Paul Corkett, viejo conocido que también trabajó en “Bloodflowers” (2000), «Songs…», al igual que aquel, es un álbum emotivo y conceptual, uno de esos discos para escuchar de noche y con la ventana abierta. Sus climas por momentos se hacen eco de discos como «Pornography» (1982) y «Disintegration» (1989), aunque su estética y sonido son -acaso inevitablemente- más actuales. Los extensos pasajes instrumentales, los colchones de teclados de Roger O’Donnell, el poderoso sonido del bajo de Simon Gallup, la forma de tocar la batería de Jason Cooper -que por momentos utiliza más bombos que platillos-, las melodías y solos de guitarra de Reeves Gabrels y Robert Smith y, sobre todo, la voz de él (Smith tiene cosas de Gardel, cada día canta mejor), hacen de este un disco potente, catártico e intenso. La obsesión de Smith -¿y de quién no?- con el final es más evidente que nunca y, de hecho, casi literal: la palabra «end» («final») aparece en seis de los ocho temas. Smith esquiva las metáforas en varias letras e incluso en algunos títulos como «And Nothing Is Forever» («Y Nada Es Para Siempre»), «I Can Never Say Goodbye» («Nunca Puedo Decir Adiós») o «Alone» («Solo»). Muchas letras son bastante directas y por momentos parecen muy sinceras. Lejos de querer emitir un juicio de valor, parece oportuno decir que escribir con simpleza no es algo precisamente simple.

La tapa de «Songs Of A Lost World» muestra una obra del escultor esloveno Janez Pirnat, quién falleció en 2021… el mismo día en que Smith se dispuso a contactarlo para utilizarla (!). Si bien la portada es monocromática, las canciones no lo son: en los 49 minutos de este «Songs…» hay pasajes contemplativos, melancólicos y salvajes que se amalgaman en armonía dentro del concepto del álbum. «And Nothing Is Forever» resulta un gran hallazgo, una canción que parece distinta, extraña, «Promise you’ll be with me in the end» («Prometeme que estarás conmigo en el final»), ruega el cantante en una especie de balada que tiene un clima especial, casi bucólico, similar al de la versión de «Pictures Of You» que Smith realizó con un cuarteto de cuerdas para el documental «Dead Good»(2018). Si hubiera que seleccionar temas radiales, o ligeros, bien podrían ser «A Fragile Thing» y «All I Ever Am», terceros temas de cada lado que, ahora leídos uno-al-lado-del-otro, parecen formar un título más largo y confesional, guarda (?). En estas canciones hay alguno que otro guiño pop al estilo de «Wish» (1992) y también cierto tono que remite a «Disintegration», por el uso de los teclados y el sonido de la batería. En el primero, que suena más limpio y con mucho aire, se luce el sonido del bajo y un punteo de guitarra muy a lo The Cure: pocas notas y mucho espacio; por su parte, el segundo es pegadizo, pero también muy crudo y sobrecargado: muchas guitarras, muchos teclados y mucha distorsión en el bajo le dan forma a una de las canciones más particulares del disco.

Hacia la mitad de la placa hay un quiebre con «Warsong», una pieza única, ácida, salvaje y poderosa que es la más corta y -al mismo tiempo- la más densa del álbum. Con un ritmo lento y roto, muchísima distorsión y solos de guitarra con wah-wah (¡Cómo le gusta el wah-wah a Gabrels!), Smith observa con desencanto: «Oh it’s misery, the way we fight…» («Oh, es una desgracia, la forma en que peleamos…»). Con un sonido similar pero a otra velocidad, continúa «Drone: Nodrone», otra de esas canciones bien guitarreras de The Cure, de nuevo con un Gabrels indomable. Otro punto destacable es la lenta «I Can Never Say Goodbye», una de las más emotivas de esta obra que Smith escribió en memoria de su hermano, fallecido durante la pandemia. Como ejemplo de lo que decíamos más arriba, esta letra tiene varios pasajes casi literales, como «Something wicked this way comes / to steal away my brother’s life» («Algo malvado viene hacia aquí/ a robarle la vida a mi hermano»). De hecho, Smith reconoció que en esta canción simplemente buscó contar cómo fue la noche de la muerte de su hermano. ¿Acaso la realidad superó la ficción para el propio Smith?

DIAGNÓSTICO: Sin lugar a dudas, este fue uno de los discos más esperados de los últimos tiempos, mucho se habló y se especuló sobre este trabajo e incluso muchos fans le bajaron el precio a la credibilidad de Smith ante la promesa de un álbum que nunca llegaba. Ante este nivel de ansiedad y entusiasmo, «Songs Of A Lost World» superó las expectativas e incluso elevó la vara respecto a los dos últimos trabajos de la banda, el mencionado «4:13 Dream» y el homónimo de 2004. La primera frase de «Songs Of A Lost World», «This is the end of every song that we sing» («Este es el final de cada canción que cantamos»), es retomada en «Endsong» (otro título ultraliteral, «Canciónfinal») desde otra perspectiva: «Left alone with nothing / The end of every song» («Dejado solo sin nada / El final de cada canción»). Esta intensa canciónfinal de 10 minutos alcanza su climax cuando un Smith desaforado dice, «I will lose myself in time / It won’t be long» («Me perderé en el tiempo / No falta mucho»), una de las frases más sentidas del álbum y quizás una de las metáforas más logradas… ¿o acaso el tiempo es un lugar?

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