El predicamento del que es dueño King Crimson por parte del público argentino está fuera de discusión. La última visita de la banda dejó como saldo dos Luna Park colmados y a los presentes en estado de éxtasis. David Cross, quien fuera violinista en una etapa central en la historia de la banda (y por qué no, del prog rock en general), se presentará en pocos días en el ND Teatro ( Paraguay 918, CABA) junto a su banda para repasar el legado que supo construir junto a Fripp y compañía. De lo que vamos a poder ver en ese show tan especial y detalles de su paso por las filas de la leyenda versó la charla que les ofrecemos a continuación
En pocos días vas a estar tocando en nuestro país, el cuál ha sabido construir un culto muy particular por King Crimson. ¿Qué puede esperar el fan del Rey Carmesí al respecto?
Creo que una mezcla de cosas. En un principio la idea era hacer algo que se volvió habitual en la escena actual, que consiste en ejecutar en vivo álbumes que se han convertido en icónicos dentro de la carrera de una banda o un artista. Pero después se me ocurrió que también tenía que dar espacio a lo que hago con mi grupo, la David Cross Band. Por eso te decía, terminó siendo un mix. Creo que coincidirás conmigo en que cuando entré a King Crimson la banda estaba dando un giro importante a su propuesta, que hasta ahí había sido bastante errática, con demasiados cambios de un disco al otro y sin consolidar una formación estable. Y la piedra fundacional de ese nuevo rumbo fue “Larks’ Tongues In Aspic” (1973), un disco que abrió una nueva dimensión dentro de los siempre expandibles límites del prog rock. Siempre digo que pese a pertenecer al género, era un disco que estaba fuera de las normas del rock progresivo de entonces. Hoy lo escucho y percibo que en ese disco somos cuatro individuos expresando cada uno su propia vibra pero que logran darle cohesión a ese aporte individual. Creo que sigue siendo novedoso hoy en día. Un todo que contiene a todas las partes. Eso es muy difícil de lograr a la hora de grabar algo
¿Vamos a poder escuchar algo de discos como “Starless And The Bible Black” o “Red” también?
Depende de cuánto tiempo tengamos para tocar, y eso va a hacer una leve diferencia. Definitivamente vamos a tocar todo el material de “Larks’ Tongues…”, y también introduciremos algunos temas de mi propio material. Ojalá eso que planteás sea posible. De todos modos el primer disco que hicimos juntos me parece el más representativo de mi paso por la banda, porque después todo se fue disgregando. Robert (Fripp) siempre repite que por cada álbum que hacíamos la banda se iba achicando. En “Larks’ Tongues…” èramos cinco :Robert, Brufford, Wetton, Jamie Muir (percusionista) y yo. En “Starless And Bible Black”(1974), Muir ya se había ido, lo que siempre sentí como una pérdida, porque en mi opinión era muy, muy osado. Tal vez el más creativo de todos nosotros. Para el disco siguiente éramos cuatro. En “Red”(1974) me fuí yo. Y antes de que salga “Red”, Robert disuelve la banda. Una suerte de “And There Were None” de la música (ndr: se refiere a la popular novela de Agatha Christie, también conocida como “Los Diez Indiecitos”)
¿Después de tantos años de tomar distancia de King Crimson, qué te motivó a revisitar el legado que ayudaste a construir con la banda?
¿Te referís a qué nos inspiró?. Bueno, no me gustaba la idea al principio, y nunca quise mirar particularmente hacia atrás, pero con el tiempo comencé a disfrutar el material de King Crimson. Me di cuenta de que podía hacer lo que fue nuestra propia música de entonces con la banda, pero con la gente que me acompaña ahora. Empecé a notar que había un lugar para encontrar en ese pasado nuestro propio lugar. Y ahora es muy emocionante hacerlo con ellos. Son músicos interesantes y con muchos logros. Tienen sus propias ideas que necesitan expresar. Hoy viendo los resultados me doy cuenta cuanta libertad pudimos tener al momento de abordar ese material. No lo había pensado de esa forma antes. A la distancia pude ver que hay cosas que fueron escritas y ejecutadas de una manera sorprendente. Y después aparecieron otras áreas donde había lugar para que mis compañeros actuales pudieran poner su impronta, aportar lo suyo. Entonces intentamos relacionarlo no sólo con recrear el pasado. Poder conectar también con lo que está pasando ahora. Recuerdo que en el momento en el que grabamos el tema “ Lark´s Tongue in Aspic P1” lo veíamos más como algo de suburbios versus la música de ciudad. Como una invasión musical a la industria de ese momento, en oposición, casi contracultural. Había ahí un tipo de contraste muy fuerte
¿Qué podés contarme de la banda que te acompaña?
No puedo sentirme más cómodo con ellos, de hecho con algunos trabajo desde hace años. Sheila Maloney, la tecladista, es una de ellas. Mick Paul, el bajista lleva décadas trabajando conmigo.Son dos personas con las que trabajé en profundidad en años pasados. Con ellos empecé la banda en los 80, que empezó siendo algo una banda más orientada al jazz, y después nos movimos más hacia el rock. Con ellos grabamos y tocamos muchas veces. Sheila se fue para seguir una carrera en educación, y después volvió. Con Nick hemos escrito mucha música juntos. Él tiene su propia banda y sacó un álbum llamado Parallel Lines. Produjo muchas cosas conmigo, es un bajista fantástico y tengo mucha suerte de que se haya quedado conmigo todo este tiempo . De las guitarras y voces se encarga John Mitchell, quien hace un fantástico trabajo. En la batería tenemos al más joven del grupo, Jack Summerfield, que es pura energía y nos desafía a ir para adelante, pero ahora está atado a otro proyecto, por lo tanto no va a estar con nosotros. Estará Jeremy Staycy, que es parte de la reencarnación más reciente de King Crimson, es uno de los 3 bateristas que estuvo tocando en los últimos shows de la banda ( ndr:los otros son nada menos que Pat Mastelotto y Gavin Harrison). Hemos tocado ya varios shows con Jeremy en el pasado, y hemos trabajado con él previamente en otro álbum, así que son personas muy valiosas para tener alrededor en el escenario.
UNA CRUZ EN LA CORTE DEL DEMONIO
¿ Cómo conociste a Robert Fripp y terminaste formando parte de King Crimson?
Con mi banda de entonces estábamos intentando conseguir un acuerdo con una discográfica e invitamos a quien terminó siendo parte del managment de King Crimson a que nos conozca. Este buen hombre lo trajo a Fripp a participar de la escucha. Después de escucharnos discutimos algunos aspectos sobre la banda, discusión que no llegó a nada en particular.Luego Robert se contactó conmigo y me dijo que estaba interesado en hacer un álbum con base de rock junto a Jamie Muir. Nos juntamos los tres y comenzamos a trabajar y eso fue básicamente todo. En algún punto del camino se le ocurrió la idea de comenzar a expandir el proyecto. Se sumó Bill Brufford y estuvimos zapando juntos. Recuerdo que John Wetton no pudo venir en esa oportunidad. Arrancamos con una improvisación de batería más fluida y se dio algo interesante, empezó a sonar como algo cargado de mucha emoción y antes de que lo sepamos estábamos haciendo melodías muy interesantes. Repentinamente éramos una banda. Lo teníamos que discutir todo esa misma tarde, como iba a ser este nuevo proyecto, si iba a ser diferente o no al King Crimson anterior. De una manera u otra estábamos muy entusiasmados y todos saben que estoy muy entusiasmado también con recrear ese espíritu ahora. Pero volviendo a ese entonces, de pronto estaba ahí, trabajando y compartiendo con esos maravillosos músicos. Así fue como comenzó todo.
¿Cuál es tu mejor recuerdo de tu paso por una banda tan importante?
(Piensa) Interesante pregunta. Un gran momento fue justamente cuando logramos terminar el álbum (“Larks’ Tongues…”). Era haber podido plasmar todas las ideas que tuvimos desde un principio. En lo personal quedé muy satisfecho. Cuando lo escuché, el sonido me pareció hermoso. Me sigue pasando hoy que cada nuevo álbum que grabo es siempre algo excitante para mi. Otro momento un tanto gracioso fue estando de gira en Phoenix, Arizona. Recuerdo estar mirando a una banda local en el bar del hotel donde parábamos De pronto, y sabiendo que éramos parte de la audiencia, empezaron a tocar un tema nuestro para agasajarnos. Y nos empezamos a mirar entre nosotros porque realmente tocaron el tema mejor que nosotros. Eso nos mostró lo buenos son los norteamericanos tocando. Fue grandioso, definitivamente. También tengo muchos buenos recuerdos de estar en el escenario, haciendo buena música, siempre quise sentirme parte del grupo, ser parte de la “tribu”, porque nunca hubiera tenido el coraje de pararme solo en el escenario. Pero con mis amigos de la banda pude hacerlo y tengo el recuerdo de ese sentimiento glorioso, compartir esa aventura, siempre quise estar ahí, tocando con ellos
Ahora la otra cara de la moneda, ¿qué fue lo peor de estar en King Crimson?
(Risas)El manejo de la adrenalina.Soy uno de esos músicos que sube al escenario con mucha adrenalina, y cuando haces eso es bastante difícil lidiar con ese momento, es un lindo sentimiento en parte, pero también tiene su lado jodido. Incrementaba mi ansiedad y lo notaba muy nítidamente. Creo que esa es una de las peores cosas que me pasó, el no poder manejar esa ansiedad. Buscaba refugio en la bebida, pero ponerse en pedo todas las noches también te pasa factura. En otro plano, también creo que hubo cierta decepción con el tiempo, particularmente cuando tocamos en USA. Empezamos a apurar las cosas para lograr un rápido reconocimiento, pero sin perder lo jugado de nuestra propuesta. Fue un ¿qué pasa ahora?. Es un conjunto de cosas, había un cierto sentido de pérdida de reconocimiento hacia nosotros. Sentíamos que el foco no estaba enteramente puesto en la banda. Tal vez era un condicionamiento la audacia que tenía nuestra propuesta. Tuvimos que aprender a complacer a la audiencia y perdimos ese coraje de pararse y hacer una música diferente. Creo que fuimos condicionados por la audiencia, perdimos esa cosa jugada que admiraba, tanto como lo hago ahora. Perdimos esa urgencia de estar ahí y ser diferentes. Intentar complacer a la audiencia, darles lo que pedían inmediatamente, hizo que perdiéramos nuestro filo. Eso fue una gran desilusión.
¿Ese fue el motivo por el cual dejaste la banda?
No realmente. Como te decía recién, los niveles de ansiedad fueron demasiado para mí y tuve que hacer un corte. Quería grabar otro álbum con la banda pero también hacer una pausa, parar un poco las giras. Ellos querían continuar con las giras rápidamente y no estaban muy interesados en mí en ese estado, ellos no querían que toque teniendo ese ánimo. En realidad no lo sé, creo que de alguna manera trataron de deshacerse de mí. No era parte de las reuniones que tenían con el managment, la relación se volvió tensa y distante. Mirando nuevamente hacia atrás, me parece que fui despedido, básicamente (risas)
¿Actualmente mantenés contacto con Fripp u otros ex compañeros de Crimson?
Si. Con Robert Fripp nos hemos visto algunas veces, no mucho. Creo que él todavía se reserva para sí algunas cosas con respecto a nuestro vínculo, cosas que debería decirme y nunca las dijo. Pero con el paso de los años, si bien nunca hemos vuelto a ser cercanos, lo he visto recientemente en el verano trabajando ambos en España, por ejemplo. A John Wetton, quien lamentablemente falleció hace unos años, lo he visto un par de veces en Roma, hemos pasado buenos momentos tocando en el mismo festival. Él estaba con una banda y yo con otra. Fue muy lindo el encuentro, una conversación de gente de mediana edad, mirando hacia atrás en el tiempo, recordando nuestra juventud, y viendo la posición que tenemos ahora. Fue un buen momento.
Para terminar, ¿cuál es tu canción favorita de King Crimson en la que hayas contribuido?
Uh, me vas a hacer pensar (risas). Creo que eso ha cambiado. Cuando estaba en la banda me gustaba “Starless», porque me gusta el tipo de giro que dió la banda en ese tema, es menos jazz y un poco más pop, y es algo que realmente me gusta. Pero ahora prefiero el concepto de haber desdoblado en dos partes “Larks’ Tongues in Aspic”, una que abre el álbum y otra que lo cierra. Es representativo ese concepto de lo vanguardista que ha sido siempre King Crimson como banda. He cambiado mi opinión sobre esas dos partes, cuando surgió la idea mucho no me cerraba, pero al final creo que fue algo especial, un verdadero acierto.
Porteño, cincuentón, melómano, cinéfilo, amante del whisky y la cocina. Licenciado en comunicación, fue agente de prensa en organismos públicos, se desempeñó como productor e investigador periodístico en Arte Canal y participó como redactor de los suplementos “No” y “Turismo 12” de Página/12 y de la versión impresa de Madhouse. Como Do Carmo, baterista frustrado, padre de dos rubias y hombre librepensador.