ACCEPT, GRAVE DIGGER Y LETHAL, TEATRO VORTERIX, 25/04/2023

El pasado martes 25 de abril por la noche, Colegiales cual Polonia en el ‘39, se vió sometido a una arrasadora invasión alemana, lo que fue una especie de punta de lanza, si tenemos en cuenta que en esa semana, en sólo cinco días también anduvieron por aquí haciendo de las suyas Kreator, Avantasia, Helloween y Scorpions). Aunque por suerte, esta vez en lugar de fuego y muerte, la avanzada teutona trajo como única arma, heavy metal de la más pura cepa. En el marco del festival Vorterix Metal, Grave Digger serían los encargados de poner el primer pié de la avanzada teutónica sobre las tablas del mencionado recinto, para luego cederle el escenario a la poderosa actualidad de una auténtica leyenda como Accept. Previamente, los locales Lethal caldearon el ambiente, con su oficio y thrash muy en la vena de la Bay Area. Pasadas las 20, la siempre presente mascota de Grave Digger– una parca truchísima, digna de un outlet de cotillón- apareció de entre bambalinas para anunciar al cuarteto germano.

Agarrando la pala : Chris Boltendahl, todo oficio y carisma como la cara de Grave Digger

”Lawbreaker” empezó a sonar marcando lo que sería la constante durante todo el set de Digger: metal ochentero, con deudas importantes a Judas Priest, más algunos tintes powermetaleros, correctamente interpretado pero sin mucho vuelo ni compositivo ni instrumental. Su histórico cantante Chris Boltendahl es un vocalista limitado, pero hay que reconocerle al tipo mucho carisma y sapiencia en el manejo de la audiencia. Ese detalle y la buena respuesta que volvía del público al escenario, hizo que el show de los Digger fuera entretenido aún para alguien como yo, este tipo de propuestas le parecen muy fechadas y demasiado genéricas. Tras once temas interpretados con intensidad y justeza, el cuarteto germano se despidió con la tarea cumplida y dejando a la gente muy bien predispuesta para el plato fuerte. Cuando las luces se apagaron y el primer acorde de “Zombie Apocalypse” voló por el aire, todos los presentes supimos que lo que estaba por venir jugaba en otra liga.

Accept volvía a Buenos Aires para, cual panzer blindado, llevarse todo por delante sin dar ninguna tregua. En escena, el ahora sexteto tiene las funciones bien repartidas. Al fondo del escenario, Christopher Williams (batería), Martin Mortnik (bajo) y Uwe Lulis (guitarra), construyen la sólida pared que apuntala a la otra mitad de la banda que es la encargada de interactuar con el público: Mark Tornillo quien demostró una vez más que fue todo un hallazgo su incorporación a la banda -lo considero un vocalista superior a Udo-, mientras el pibe nuevo del grupo, Phil Soushe (ex Gene Simmons Band), tuvo una noche soberbia. A nivel visual mostró todo su histrionismo y en lo musical ser un escudero inmejorable para la guitarra siempre líder de Wolf Hoffman.

Mark Tornillo, el encargado de unir las piezas en Accept

¿Y qué decir de Don Hoffman?. El longilíneo violero (en persona ostenta una talla digna de la NBA), es una máquina de tirar riffs abrasivos siempre cargados de buen gusto, además de tener una capacidad para meter pasajes melódicos envidiables. Sobre el escenario es el capitán indiscutido de su barco, atento a cada detalle y marcando los tiempos del show de una nave metalera que suena aceitada y contundente, y a la cual el tiempo parece no haberle hecho mella.Tras el tema de apertura vino “Symphony of Pain” otro título de “Too Mean to Die”, el último trabajo de la banda, para luego atacar con el primer gran clásico de la era Dirkshneider, nada menos que “Restless & Wild”, quizás el álbum más representativo de la carrera de Accept. De este también dijeron presente esa pieza proto thrash llamada “Fast as a Shark” y “Princess of the Dawn”, el momento más emotivo del show, con la gente encendida coreando a viva voz las épicas melodías de la canción.

Hubo tiempo también  para hacer un repaso general de la discografía del grupo-salvo “Eat the Heat”, la perla negra de la carrera de los germanos”, que incluyó un ajustadísimo medley con la seguidilla “Demon’s of the Night/Starlight/Losers & Winners”/”Flash Rockin Man”, Para los bises nos regalaron “Hung, Drawn & Quartered”, “Walls to the Wall” y “I’m a Rebel”. en una trifecta demoledora que dejó tierra arrasada y enormes sonrisas en la platea. Después la ovación, y el ritual de siempre: saludos, reverencias, lanzamiento de púas y baquetas a la audiencia, y caída del telón. Había pasado Accept, una de las bandas que mejor enarboló la bandera del heavy metal de la más pura cepa en la historia del género, además de haber sabido reinventarse como pocos. Si algo quedó demostrado esa noche es que el Wolfman goza de un gran presente y promete un futuro en el mismo nivel.

Fotos: Florencia Francischini

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