El rock uruguayo tiene la particularidad de que, si bien tiene y ha tenido grandes exponentes del género, suele llegar en cuentagotas a este lado del Río de la Plata. Los punks charrúas de Trotsky Vengarán no son la excepción: en su país son pasión, pero acá aún no han pegado el gran salto. Ese salto que pretenden dar haciendo shows como el que los tendrá como protagonistas el próximo 17 de septiembre en Uniclub. De eso, de sus comienzos, de sus trabajos formales, de la pandemia, y hasta del reggaetón hablamos con el siempre cordial Guillermo Peluffo. Como buenos hijos del rigor, disfrutemos de las palabras de uno de los grandes protagonistas del rock uruguayo.
Más de 30 años del inicio de la banda. ¿Qué conservan aún de sus primeros días y qué cosas han perdido en el camino?
A pesar de los años, que son muchos más de los que imaginamos, en espíritu seguimos siendo una banda muy parecida a la que empezó. Unos amigos que se siguen divirtiendo en un ensayo, buscando una mezcla de diversión y energía punk iniciática. Seguimos buscando algo que no sabemos explicar pero que nos mueve las tripas cuando lo encontramos. En el camino perdimos aquello de que “no tenemos nada que perder”. La responsabilidad de estar a la altura de lo que nuestro público no es fácil de llevar. En algún momento nos desbordó y nos llevó a intelectualizar nuestra obra. Pero con el tiempo las cosas fueron cayendo en su lugar. Entendimos nuestra repercusión a medida de la realidad uruguaya, donde tu vida de civil y de artista reconocido conviven en las rutinas cotidianas. Acá nadie es famoso de verdad, a no ser contadísimas excepciones.
Son un grupo que más allá del innegable éxito que poseen, siguen apostando al camino autogestivo. ¿Qué representa para ustedes hoy en día ser una banda independiente?
Empezamos la banda de grandes, con veintipocos años. El éxito nos llegó cuando ya teníamos trabajos y familias en formación. De hecho, cada uno sigue trabajando en su oficio. La responsabilidad de cumplir con obligaciones nos enseñó la importancia del trabajo planificado. Luego de un par de revolcones, ser autogestionados fue el único camino posible. Nos permite decir que SI a los shows que quieras y no aceptar condiciones en las que no nos sentimos cómodos. Podemos pasar un precio “alto” por un show privado o una aparición en publicidad y al otro día tocar por los costos si nos interesa participar en shows con fines benéficos.
La pandemia sigue siendo un tema inevitable. ¿Cómo transitaron esos primeros tiempos tan difíciles y qué aprendizaje les dejó?
Como te decía más arriba, todos tenemos nuestros trabajos particulares. Al tema de los shows suspendidos se sumaron despidos y una inestabilidad económica para casi todos nosotros. Ante ese panorama de total incertidumbre, el ensayo se transformó en un refugio. Desde allí proyectamos un show que nos imaginamos iba a ser el posible para las autoridades sanitarias: espectáculos con aforo acotado, con público sentado y de tapabocas. Nos parecía un abuso salir a hacer lo mismo de siempre y pedirle al público que se comporte. Entonces desarmamos nuestras canciones para armarlas en formato acústico y semiacústico en un show más para ver que para participar. No se trató de apagar la distorsión y darle. Versionamos más de 50 canciones nuestras. En el camino aprendimos mucho de nuestras canciones y también del oficio de pararse con una guitarrita y encarar al público sin la protección de la distorsión y la complicidad del público. Al final de la pandemia, habíamos tocado más que nunca y en lugares jamás habíamos imaginado como los recitales en el Antel Arena en formato 360 grados o 2 noches en el Auditorio Nacional del SODRE.
Están terminando lo que va a ser su nuevo disco de estudio, ¿qué nos podes contar de este trabajo?
En los últimos discos ya somos nuestros propios referentes. Buscamos que suene a Trotsky. Para este último en particular, fuimos a buscar sin disimular los recursos del punk clásico, del rock de los 80’s sin traumas ni una lectura histórica de esos fenómenos. Tomamos colores y texturas para jugar con ellas. Un poco como lo hacen las bandas emergentes actuales del género. Sentimos que no tenemos que demostrar nada a nadie.
Hablando de discos, ¿cuáles son para vos los mejores trabajos del grupo y por qué? ¿Hay algún disco que sientas que no pudo plasmar la idea previa que tenían?
Tenemos distintas opiniones de cuál es nuestro mejor disco. Nos sorprendió que a la hora de buscar canciones para sacarlas del sonido para el que fueron creadas, algunos discos que no han tenido mucha repercusión tenían las canciones más originales. El público nos demostró que disfruta de las distintas facetas de la banda. Incluso las menos conocidas. Somos agradecidos de los discos más exitosos porque son lo que te abrieron las puertas. Estos serían la trilogía que hicimos entre 2001 y 2003 que son «Durmiendo Afuera», «Todo lo Contrario», y «Pogo». Al mismo tiempo, nos gusta la última parte de la obra («Relajo Pero Con Orden» y «Los Valientes»). Pero como siempre pasa en Trotsky Vengarán, estamos convencidos que el próximo es el mejor disco de la banda.
¿Cómo ven hoy en día la música uruguaya, principalmente el rock? ¿Ha perdido lugar con respecto a otras épocas debido al apogeo de otras expresiones artísticas?
El rock uruguayo penetró muy fuerte en la crisis de 2002 (aquí pegó un año después que en Argentina). De la mano de La Vela y NTVG surgió un nuevo público que aprovechamos las bandas más veteranas. Veo muy saludable la escena local, con muchos artistas emergentes. Sin embargo, no aparecen bandas tan convocantes como las que mencionamos arriba. El rock va siendo parte del panorama musical uruguayo. Obviamente que no es la música de la nueva generación, pero hay que tomar en cuenta que los uruguayos escuchan de todo. La gente que nos sigue no es sólo roquera. Es gente y chau. Escuchan a Tky, algunos a La Vela, a Buitres o lo mismo escucha cumbia. Tocamos en muchos lugares donde suena plena o reguetón hasta la hora de que se suba la banda. Los mismos que estaban haciendo coreo, se ponen a saltar con tu música.
El 17 de septiembre desembarcan nuevamente en Argentina, más precisamente en Uniclub. ¿Cómo es la relación con el público porteño?
Es una relación de amor no correspondido. Deberíamos tocar más seguido y en más lugares de Buenos Aires para poder llegar a gente que disfruta de lo que hacemos. Nos llegan mensajes de muchos lugares de Argentina. Alguno viaja a Uruguay para vernos. Pero siempre faltamos a nuestra palabra y les dejamos tirados. Nos consume mucha energía producir nuestra actividad en Uruguay y los viajes siempre quedan relegados.
¿Qué traen entre manos para este show de reencuentro con sus fans de Argentina luego de más de 3 años sin pisar suelo patrio?
Tenemos un vivo poderoso que se afinó mucho en estos dos últimos años. La banda llega muy aceitada a este show en Uniclub y estamos seguros de que la gente va a disfrutar a full.
Cosecha 1977, como el buen punk rock. Nacido y criado en zona sur. Periodista desde 2011, enfermo de la música desde los 90. Eterno buscador de respuestas y amaneceres. Dog friendly, beer friendly. No me busquen en las barricadas, aún creo en el poder de las palabras.