Es bien sabido entre los fanáticos de Ministry que el exitoso álbum de la banda de 1992, «Psalm 69: The Way to Succeed and the Way to Suck Eggs» (tal su título completo), que salió a la venta el 14 de julio de 1992, fue creado en un loco espiral de demencia alimentada por drogas, libertinaje ilimitado y múltiples roces con la muerte. En ese momento, parecía MUY poco probable (que el líder Al Jourgensen todavía siguiera al final de la gira del álbum, que incluyó un espacio legendario en Lollapalooza 1992. Desafiando las probabilidades, Jourgensen y sus compañeros de banda, los guitarristas Mike Scaccia y Louis Svitek, el bajista Paul Barker y el baterista Bill Rieflin, no solo sobrevivieron la gira, sino que superaron su caos (particularmente Jourgensen y Barker) y lograron dejar de lado sus diferencias durante un período de dos años entre 1991 y 1992 para crear y grabar su quinto disco. «Psalm 69» se convirtió en el lanzamiento más popular de Ministry, generando los sencillos «Jesus Built My Hotrod», «N.W.O.» y «Just One Fix» y obtuvo el disco de platino en diciembre de 1995: nada mal para un trabajo nacido de las más profundas oscuridades del caos… Para celebrar sus primeros 30 años, les presentamos una selecta docena de incidentes, anécdotas, eventos, curiosidades y sucesos (que van de lo gracioso a lo terrible pasando por lo demente – por favor no lo intenten en sus casas) de este Disco De Los Salmos: que el Señor tenga piedad de ustedes, amables lectores.

La tapa de la edición original del libro de Crowley: qué iba a saber el tipo que años más tarde inspiraría tanto a Jourgensen como a Ozzy Osbourne…

1. NUNCA UN TÍTULO TAN CRÍPTICO FUE A LA VEZ TAN DESCRIPTIVO. Si bien originalmente iba a llamarse «The Tapes Of Wrath» (en un juego de palabras con «The Grapes Of Wrath», la famosa novela de John Steinbeck), y con el tiempo el álbum hoy suele ser llamado «Psalm 69» por los críticos y los fans, el título completo y oficial es «Psalm 69: The Way To Succeed And The Way To Suck Eggs» («Salmo 69: La forma de triunfar y la forma de chupar huevos»). De algún modo, a pesar de lo bizarra esta frase anticipa el clima retorcido y perverso en que se creó el álbum y asimismo la descarga violenta de energía industriorockera que le aguarda a quienes se atrevan a escucharlo. La cuestión es, ¿de dónde salió? El título está vinculado al capítulo 69 de «The Book Of Lies», obra publicada en 1918 por el escritor y esoterista inglés Aleister Crowley, donde utiliza la expresión «La forma de triunfar y la forma de chupar huevos» que a su vez la banda reutiliza como un juego de palabras vinculado a la posición sexual popularmente conocida como 69; dicho sea de paso, aclaremos también que «succeed» (literalmente triunfar o tener éxito) era un juego de palabras con la expresión «suck seed» (lit. chupar semen), cuya pronunciación suena parecida. Además, Crowley tituló el álbum como ΚΕΦΑΛΗΞΘ, expresión griega que se traduce literalmente como «encogido de hombros» y contiene el sonido ΛΗΞ, «lamer») pero tiene un segundo significado como compuesto del griego κεφαλη («cabeza») y Ξ Θ (una referencia alfabética codificada a «69»); es decir, «Head 69». Otra vez dicho sea de paso, «to give head» es una expresión del slang estadounidense que hace referencia al sexo oral… BONUS: Jourgensen y su banda siguieron obsesionados con este número y/o posición sexual, de la cual hicieron múltiples referencias en álbumes futuros. Por ejemplo, los álbumes «Dark Side Of The Spoon» y «Houses Of The Mole» tienen pistas ocultas en la pista #69. Hay otra referencia en Houses of the Mole con un tema oculto, titulado «Psalm 23», que es un tercio de 69.

2. LAS DROGAS Y EL ALCOHOL FUERON EL COMBUSTIBLE DE LA CREACIÓN DEL ÁLBUM: Cuando Ministry terminó la gira de su álbum de 1989 «The Mind Is a Terrible Thing to Taste», Jourgensen, su ex esposa Patty y el guitarrista Mike Scaccia simplemente no podían frenar su adicción a las drogas. «Me inyectaba, fumaba crack y bebía Bushmills (N. famoso whiskey irlandés) mezclado con ácido», dice Jourgensen. «Y era un ciclo que repetía diez veces al día, por lo menos». Las adicciones le costaron a la banda alrededor de U$ 1000 por día, que pagaron con el anticipo de $ 750.000 que habían recibido de Warner Bros. (sello al cual llegaron a través de su subsidiario Sire) para hacer un nuevo álbum. En ese momento, Jourgensen estaba harto del protocolo de la industria de la música y sintió que había caído en una rutina creativa: «Lo que estaba haciendo ya no era arte», dice. «No era divertido. Era un procedimiento. Como ya no disfrutaba de lo que solía amar, decidí rebelarme más que nunca y empujar los límites hasta sus extremos. Mikey y yo vivíamos clavándonos speedballs (N.: así se le dice en EE.UU. al uso combinado de heroína y cocaína en una misma jeringa) para no quedarnos dormidos ni estar hiperactivos. Y luego nos sentábamos y grabábamos paredes de ruido blanco durante horas y horas».

3. EL «HOT ROD» DE GIBBY HAYNES SE CREÓ A BASE DE CINTA, TIJERA… Y PACIENCIA. Aprovechando que los Butthole Surfers estaban en Chicago, donde Ministry trabajaba en su nuevo disco, Jourgensen invitó al cantante Gibby Haynes a ir a los Wax Trax Studios para colaborar en lo que terminaría siendo el tema «Jesus Built My Hot Rod»… terminaría decimos, porque al comienzo parecía que ni siquiera tendría un final: «Gibby llegó absolutamente hecho mierda», dice Jourgensen. «Ni siquiera podía caminar. Le pusimos una banqueta, le dimos un micrófono y un quinto de Jack Daniels y tocamos esta canción de rock sureño con la que estábamos jodiendo. Gibby balbuceótonterías incoherentes, tiró el whisky y se cayó de la banqueta. Lo volvimos a levantar e intentamos de nuevo. ‘¡Bing, bang, dingy, dong, wah, wah, ling, a bong!’ Balbuceó cosas así durante un rato y luego, ¡plaf!, de vuelta al suelo. Continuamos así toma tras toma y solo obtuvimos una galleta con algunas palabras discernibles, como ‘bebé’, ‘pistola’, ‘trailer park’,’ ‘alrededor’ y ‘¡por qué, por qué, por qué!’ Finalmente, Gibby se desmayó y dependía de mí convertir todo ese caos en una canción… Fue como sacar un anillo de diamantes de un pozo ciego», agrega Jourgensen. «Edité la canción en casa, en mi consola de dos canales, y empalmé muchísima cinta para hacer que ese parloteo sonara como palabras. Incluso en mi jodido estado, tuve la mano firme para realizar una delicada cirugía cerebral. Corté cinta durante toda la noche y tres semanas después comenzó a sonar bastante bien. Agregué samples de drag racing (N.: carreras de aceleración), puse estos locos efectos, sonidos de autos de carreras, un riff thrasher de Mikey y luego agregué la introducción de palabras habladas sin sentido para acompañar las tonterías de Gibby».

4. «JESUS BUILT MY HOT ROD» NO GUSTÓ, PERO LOGRÓ DUPLICAR EL PRESUPUESTO DEL ÁLBUM (!). Cuando la gente de Warner Bros. (que al decir de Jourgensen esperaba que Ministry produjera un álbum tan vendedor como «Thriller» de Michael Jackson) comenzó a ponerse ansiosa y a presionar al frontman para saber qué estaba haciendo con su enorme anticipo monetario de U$750.000, este decidió enviarles su colaboración con Haynes, ahora formalmente bautizada como «Jesus Built My Hotrod»… ¡simplemente porque eso era todo lo que tenía! «Me odiaban hasta el punto de la crueldad», dice Jourgensen. «Me habían dado todo ese dinero y esto era todo lo que tenía para mostrar. Se empeñaron en mi destrucción. Recibí una llamada telefónica: ‘Te dimos $ 750.000 y nos devolvés esta cosa sin sentido. ¿Qué se supone que debemos hacer con esto?’ Lo odiaban. Yo estaba onda, ‘Bueno, entonces apuesten doble o nada, man. Échennos ahora si quieren. No me importa’. Así que mordieron el anzuelo y duplicaron el dinero para que siguiéramos trabajando, lo cual fue genial porque finalmente logramos que nos pagaran $ 1.5 millones para hacer este maldito disco».

«¿Jourgensen? A quién le ganó ese, si le paré todos los golpes… sí, con la cara»

5. PARA DESCOMPRIMIR UN POCO, JOURGENSEN NOQUEÓ A HENRY ROLLINS (!). Cuando el festival Lollapalooza llegó a Chicago en 1991 en el primer año del festival, Jourgensen se tomó un descansito de la grabación para ir a ver a Nine Inch Nails, la banda de su ex roadie Trent Reznor. Resulta que The Rollins Band era el grupo de apertura en el escenario principal ese año y cuando Jourgensen fue detrás del escenario para felicitar a Reznor, se topó con el musculoso vocalista y celebridad mediática Henry Rollins, cuya banda compartía el micro de gira con NIN. «Rollins me miró y me dijo: ‘Rajá de acá, pedazo de mierda. Odio a los drogadictos'», recuerda Jourgensen. «Sé que se supone que Rollins es este personaje que levanta pesas, se quita la camisa y muestra sus músculos fuera del escenario, pero no sabía si el tipo podía pelear o no y, francamente, no me importó», explica el líder de Ministry. Decidido a defenderse sin importar el costo, entró en acción: «Ni siquiera pensé en lo que estaba haciendo. Simplemente revoleé el brazo y le metí un gancho de derecha en la mandíbula», dice Jourgensen, y remata: «Sus ojos se abrieron con sorpresa y cayó al piso y luego unos tipos nos separaron. Ni siquiera logró reaccionar y nunca me persiguió ni me molestó de nuevo después de eso».

«Calladito, gordito y bonito Al, que ahí enfrente hay un fotógrafo eh. A ver si ponemos un poco de onda…» Y sí, Jourgensen se pasó de la raya (literalmente) y se la tuvo que bancar

6. JOURGENSEN TUVO QUE CEDER EL MANDO DE MINISTRY… A UN CLUB DE LECTURA (!) Mientras Jourgensen, su esposa, Scaccia y posiblemente otros miembros de la comitiva de Ministry luchaban contra sus paralizantes adicciones, Paul Barker, Bill Rieflin y Chris Connelly -trío que no consumía drogas y al que Jourgensen apodó «el club de lectura«- comenzaron a tomar más control sobre las actividades de la banda, aunque Jourgensen insiste en que él y Scaccia seguían siendo responsables de la mayor parte de la producción creativa: «Yo era un desastre, pero gracias a Dios que estaba Mikey», se sincera Jourgensen. «Estuve perdido todo el tiempo, pero seguía siendo productivo. Y el éxito de ‘Jesus Built My Hotrod’ le dio a Mikey un segundo aire. Se le ocurrieron todos los riffs de ‘N.W.O.’, ‘Just One Fix’ y otros con base thrasher. Agregué mi producción y algunos samples de películas para hacerlo genial. Pero Barker vio esto como su oportunidad de hacerse cargo. Ministry comenzó a salirse de mis manos, se volvió una corporación y yo me volví más rebelde que nunca cuando se trataba de mi propia autodestrucción. Me sentía acorralado. Tenía a toda esta gente manejando mi vida… El ‘club de lectura’ se hizo cargo de Ministry durante unos años. Y estuvo bien, porque yo estaba inutilizado, completamente loco por las drogas, así que pensé en poner a cargo al tipo que no estaba loco por las drogas, y ese era Barker. Durante tres años fue la cara de Ministry e hizo todas las entrevistas y promociones porque yo no podía caminar desde la mesa de mezclas hasta la puerta sin caerme. En serio, esa fue mi espiral descendente».

Los Wax Trax Studios de Chicago, hoy, con todo limpito y ordenado y sin rastros de la recordada fiestacha. A Jourgensen no se lo ve (y claro, si lo habían rajado)

7. A JOURGENSEN LO ACUSARON DE ASESINATO Y A MINISTRY LO ECHARON DE CHICAGO. Tal como lo leen. Miren que hay que lograr que una banda sea expulsada por la comunidad de rock industrial de una ciudad, pero eso es exactamente lo que le sucedió a Ministry mientras trabajaban en «Psalm 69» en Chicago. Jourgensen & cía. estaban haciendo lo mejor que podían para ser productivos dado el tema de la drogadicción de varios de sus integrantes, pero esa no fue la causa de la condena al ostracismo, sino la partuza que tuvo lugar en los estudios Chicago Trax mientras el frontman dormía… ¿Qué, quién, cómo, cuándo, dónde, por qué? Jourgensen hace su descargo: «No tuvo nada que ver conmigo», insiste. «Un portero le dijo a una chica: ‘Si me das mil dólares, te dejaré estar toda la noche y podrás acercarte a Al y se la podrás chupar. Es el que está en el sillón inflable’… La gente tenñia una sobredosis frente a mí o se tragaba la lengua. Yo estaba drogadísimo, tratando de lidiar racionalmente con esta mierda que estaba a mi alrededor: puñaladas, choreos, todo tipo de caos. Entonces alguien murió, pero no bajo mi vigilancia». El tema es que alguien organizó una fiesta de cumpleaños (con heroína y jeringas en vez de torta y velitas) para Jourgensen y dos de los asistentes fueron su tatuador Guy Aitchison, y su amiga Lorri Jackson, una poetisa local. Mientras Aitchison seguía de joda, Jackson se fue de la fiesta con un traficante de heroína y sufrió una sobredosis. «Me culparon por eso», se lamenta Jourgensen. “Pero no tuve nada que ver. Ella vino a la fiesta, conoció a este tipo, se fue con él, se drogaron juntos y murió en su casa, no en la mía. Pero la prensa me atacó, todos me daban mal de ojo, la policía me vigilaba… las cosas se pusieron muy calientes y literalmente me echaron de Chicago; nunca perdonaré quienes me trataron como un asesino serial después de que esta chica muriera».

Tanta alegría seguida me va a hacer mal: «La verdad que estoy tan pero tan puesto que no distingo Wisconsin de Chicago», confiesa Jourgensen.

8. LA BANDA SE FUE A WISCONSIN PARA SEGUIR GRABANDO Y DEJAR DE DROGARSE… BUENO, PARA SEGUIR GRABANDO. Presionado para dejar Chicago, Barker convenció a Jourgensen y al resto de Ministry para que se trasladaran al Shade Tree Studio en Lake Geneva, en el estado de Wisconsin. El objetivo de Barker era alejar a Jourgensen de sus compañeros faloperos de Chicago y llevarlo a un entorno más saludable y productivo. Pero calculó mal la fuerza de voluntad de Jourgensen y Scaccia: «Barker fue tan estúpido como para encontrar un lugar a más de 90 millas de distancia», dice Jourgensen. «Entonces Mikey y yo manejábamos 90 millas dos veces por semana para conectarnos con nuestros dealers, jodiendo durantetodo el viaje y arriesgándonos a ser arrestados en el camino de regreso. Un par de veces zafamos por un pelo de la ley, cuando nos detuvieron en la ruta y escondimos la droga detrás del cenicero, abrimos las rejillas de ventilación, pusimos todo allí y terminamos justo cuando la policía se acercó a nosotros con una linterna».

Los Shade Tree studios en Lake Geneva, Wisconsin. No se ve a los Cheap Trick ni a Jourgensen, pero les damos nuestra palabra de que ahí grabaron

9. EL ESTUDIO DE WISCONSIN ERA DE LOS CHEAP TRICK. Ministry grabó el resto del álbum en los estudios de esta famosa banda de hard rock, cuyo guitarrista Rick Nielsen se convirtió más tarde en uno de los amigos cercanos de Jourgensen. Pero estar fuera de Chicago y en un lugar desconocido solo enfatizó la grieta que se había desarrollado entre los dos hombres principales de Ministry: «Ya no éramos un equipo unificado de modo alguno», dice Jourgensen. «Mikey y yo estábamos de un lado, Barker, Rieflin y Connelly estaban del otro. Lo gracioso es que nosotros éramos los cabrones, pero éramos los que creábamos todas las malditas canciones. Nos trataron como una mierda e intentaron darnos un horario a seguir. Onda, ‘Apúrense, estamos fuera de horario’. Yo estaba tipo, ‘¿Horario? ¿Qué horario? Estamos perdidos, trabajaré mañana’… Ese fue el comienzo de la gran división en la banda. Estábamos todos jodidos y los del Club estaban asustados porque éramos la fuerza creativa de la banda y bueno, si los drogadictos no producían, ellos no comían».

10. EL FOTÓGRAFO DE LA TAPA DE «PSALM 69» TAMBIÉN FUE DIRECTOR DE VIDEOS. A fines de 1990, la revista Spin contrató al fotógrafo Paul Elledge para fotografiar en su estudio de Chicago a los Ministry, que estaban de gira en apoyo de su cuarto LP, «The Mind Is a Terrible Thing to Taste» y las cosas no empezaron favorablemente: «La banda me jodió bastante la primera vez, así que la segunda vez fui un poco hosco con ellos», recuerda. «Pero luego llegaron a mi estudio y vieron parte de mi trabajo , que en ese momento estaba muy en el espíritu de lo que eventualmente haría para la tapa de ‘Psalm 69». Elledge y Jourgensen terminaron llevándose bien y, después de pasar toda la noche de joda, el cantante convenció al artista de grabar un video para el single de «Jesus Built My Hotrod». Jourgensen luego eligió a Elledge para tomar la fotografía del motor en la tapa del single, así como para crear la portada de «Psalm 69», historia que ya mismo contamos en el siguiente punto.

Amigos son los amigos: Jourgensen y Elledge hoy: empezaron con el pie izquierdo y hoy son como chanchos

11. LA TAPA SE INSPIRÓ EN LA OBRA DE CROWLEY Y ELLEDGE SE TOMÓ UNA SEMANA PARA HACERLA. La portada muestra la silueta de un ángel rodeado de relojes y diversos objetos. Elledge concibió el diseño después de que Jourgensen le pasara una copia de «El Libro De Las Mentiras» de Aleister Crowley. El fotógrafo se inspiró en este material, así como de sus conversaciones con Jourgensen: «Los íconos del borde, es decir los relojes, la hoja de afeitar, los dados, las monedas y el avión fueron pequeñas pistas de lo que escuché en la música y/o de lo que había hablado con Al». La imagen final fue una triple exposición de tres tomas en una sola pieza de película. El ángel era una modelo del Instituto de Arte de Chicago, que llevaba alas de ángel hechas a mano por la esposa del artista . La segunda fueron los íconos, para lo cual vertió arena en los bordes a fin de ablandarlos.

Los outtakes de la tapa del álbum, el borrador del diseño y la página del «Libro De Las Mentiras» de Crowley con el Salmo 69: ¡a que nunca habían visto todo esto!

Finalmente, la tercera exposición fue para la textura, «para joderlo un poco», como dice Elledge. «Utilicé almohadillas y esponjas Brillo (N. con hilos de cobre) para hacer eso. Fue un procedimiento bastante interesante: si lo estropeás, sonaste, porque está en el negativo real». Elledge, que luego crearía muchas más portadas de álbumes y videos para Ministry, estima que todo el proceso, desde la foto inicial hasta el diseño final, tomó una semana de trabajo intensivo. «Estaba muy interesado en hacer cosas dolorosas a finales de los 80 y principios de los 90», dice entre risas. «Muchas personas miran esa tapa ahora y piensan que está compuesta digitalmente, pero está totalmente pasada de moda… La música de Ministry es muy estratificada, muy superpuesta, supongo puede decirse, con todas esas guitarras y samples”, continúa el fotógrafo. «Y el proceso para la tapa de ‘Psalm 69’ se llevó a cabo desde un lugar similar».

Jourgensen, Burroughs y Jim Rose (del Jim Rose Circus), en un raro momento sin drogarse, observan el contenido de una botella de whisky en el backstage del Lollapalooza ’92.

12. UN GRAN FINAL CON WILLIAM BURROUGHS: DROGAS, VIDEOS, DROGAS, MALA ONDA, MÁS DROGAS, TIROS, MAPACHES… Y BUENA ONDA (Y MÁS DROGAS). Para la canción «Just One Fix», Jourgensen incluyó audio de discursos y lecturas de William S. Burroughs, legendario escritor y junkie convicto y confeso. Con el álbum ya listo y Warner Bros. en busca de autorizaciones para esos samples, surgió un problema: no encontraban a nadie que habilitara legalmente el uso del material de Burroughs. Temeroso de una demanda, el sello intentó en vano llegar a Burroughs, lo que retrasó el lanzamiento de «Psalm 69» por dos meses. Cuando James Grauerholz (manager del escritor) leyó un artículo en el que Jourgensen explicaba el retraso, se indignó y localizó al líder de Ministry: «Me llamó y me dijo: ‘Nadie nos pidió una autorización de los samples. Nunca dijimos que no puedas usar esas cosas. De hecho, ¿por qué no venís a Lawrence, Kansas, donde vive Bill, y hacemos algo nuevo?». Entusiasmados con la idea, la banda, los representantes del sello, el management de Ministry y un equipo de video se dirigieron a la casa de Burroughs para grabar un nuevo audio y filmar un video. Todos llegaron a tiempo… excepto Jourgensen, que apareció no uno sino tres días tarde. «Hubo un par de razones por las que hice esperar a Bill», intenta explicar el bueno de Al. «Primero, tenía que terminar una mezcla de Revolting Cocks para la cual estaba atrasado porque habíamos estado trabajando en ‘Psalm 69′». Eso sin contar el viaje: tenía reservas para el día 23, pero no subió al avión por un temor supersticioso a ese número (!), por lo que terminó yendo en auto con un amigo desde Chicago… claro que los problemas no se detuvieron ahí: «Paramos en Kansas City, sabiendo que no teníamos suficiente droga para nuestro viaje», recuerda Jourgensen (increíble que recuerde algo después de tanta mandanga, dicho sea de paso), y continúa: «Pensamos que Bill probablemente querría un poco. Fuimos al ghetto negro y manejamos buscando a alguien en alguna esquina; mientras, la policía nos seguía porque éramos dos tipos blancos en ese barrio, era obvio lo que estábamos tratando de hacer. Así que dijimos, ‘A la mierda. Vamos a la casa de Bill’. Llegamos allá, tocamos la puerta y no abre. Lo primero que dice es ‘¿Trajeron algo?’ Ni siquiera saludó. Luego dijo: ‘Puedo oler a un drogadicto a una milla de distancia’. Solo teníamos lo suficiente para evitar enfermarnos. Así que le dije, ‘No’, y nos cerró la puerta en la cara».

«Donde vea un mapache masticándome las petunias lo bajo de un corchazo, lo bajo»… Burroughs, acompañado de los Ministry, se prepara para comprobar el éxito de la receta de Jourgensen

Pensando que el requisito para la admisión en la propiedad de Burroughs era justo, Jourgensen condujo 35 millas de vuelta a Kansas City y recorrió los ghettos nuevamente. Esta vez encontró a un chico en una esquina que le vendió U$800 en heroína. Contento, Jourgensen regresó a la casa de Burroughs. “Tocamos, nos abre y dice: ‘Oh, sos vos otra vez’. Él ya sabía que tenía que hacer un video con nosotros para ‘Just One Fix’. Dijimos: ‘No, no, no. Esta vez es diferente. Pegamos merca’. Nos dijo: ‘Pasen’. Entramos al living y de inmediato se fue a la habitación. Bill era como un nenito enojado porque su manager generalmente le impedía consumir. Estaba en un estricto programa de metadona. No se inyectaba y odiaba la coca, y James lo mantenía en el buen camino. Pero James tenía gripe y Bill se estaba aprovechando de esto, algo así onda ‘papá no está, así que saldré a jugar’. Estamos por inyectarnos y saca una especie de cinturón onda Pulp Fiction con agujas de los años 50: muy de la vieja escuela. Fue cómico. Teníamos nuestras agujitas comunes y él tenía todo ese equipo artesanal. Todos nos inyectamos y nos desmayamos un rato. Todavía no le había dicho una palabra y él tampoco. Entonces me despierto y veo una carta de la fuckin’ Casa Blanca, en su mesa, sin abrir. Yo estaba onda, ‘Bill, tenés una carta de la Casa Blanca’, y él tipo ‘Eh, ¿y qué? Es correo basura’. Le dije: ‘¿Y no vas a abrirla?’. Me dijo que no. Le pregunté si podía abrirla. Me dijo: ‘Hacé lo que quieras’. Así que abrí el sobre y era una carta del presidente Clinton diciendo que quería que Bill fuera a hablar en la Casa Blanca. Eso me impresionó bastante. Le conté lo que decía y Bill dice: ‘¿Quién es el presidente ahora?’… Ni siquiera lo sabía. No sabía que era Clinton. Ni puta idea. Y no le importaba una mierda. Cuando le leí la carta, dijo: ‘Nunca oí hablar de Bill Clinton’. Dijo que no iría y nunca lo hizo».

Desinteresado en la política contemporánea, Burroughs habló largo y tendido sobre su jardín, quejándose de los mapaches que destruían sus petunias. «Dijo que intentó dispararles a los animales con una pistola de perdigones, pero siempre se escapaban. No se le permitía tener un arma real porque le disparó a su esposa accidentalmente en la década de 1950. Así que estaba tratando de matar a estos mapaches, pero la pistola que tenía no disparó lo suficientemente rápido. Le dije: ‘Bill, estás en el programa de metadona, ¿no?’ Y él dijo: ‘Sí, ¿y qué?’ Y dije: ‘Bueno, ¿por qué no ponés obleas de metadona para que las coman los mapaches? Esto quizá les baje la velocidad lo suficiente como para que puedas alcanzarlos con tu pistola de perdigones'»… Ese fue prácticamente el final de la conversación, por lo que Jourgensen y su amigo se fueron al hotel para reunirse con la banda y el equipo de video. Al día siguiente se presentaron en el lugar de la filmación y Burroughs aún no había llegado. Cuatro horas más tarde apareció con una amplia sonrisa… «Bill fue el bastardo más gruñón que haya conocido», dice Jourgensen. «Nunca parecía feliz por nada. Pero estaba de muy buen humor desde el momento en que entró. Se me acerca y me dice: ‘Sos un joven astuto. Tu idea fue magnífica. Le disparé a dos mapaches drogados. ¡Hoy mismo!’ Así, sin más, entré en la lista de amigos de Bill y esa era una lista corta. Y todo porque aceptó mi sugerencia de alimentar a los mapaches con metadona para doparlos y dispararles. Hasta el momento de su muerte, lo llamaba una vez a la semana y hablábamos. Pero la verdadera razón de su llamada era para quejarse de mí por tomar coca. Su frase exacta fue: ‘¿Por qué alguien tomaría una droga que te mantiene despierto toda la noche con espasmos? Quedate con la heroína, pibe»

1 Comentario

  1. Cuando Frank se pone la 10, saca a relucir la vieja magia rockera de la Madhouse impresa. Tanto el contenido de la nota (la data de la tapa del disco, y los mapaches de Burroughs son la gloria misma) como los epígrafes delirantes me hicieron el día. Chapeau, Francesco!

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