Tras cuatro años del rockero y dinámico «Discutible», con pandemia y el EP «Suficiente» en el medio, los Babas, que nunca se fueron, regresan. Esta vez nos traen «Trinchera», su décimo tercer álbum. Un disco tan bailable como íntimo, que coqueteando con el rock, synth-pop y pasajes ambientales, es ante todo -y antes que nada- un disco de Babasónicos, una banda que siempre supo (y siempre sabe) reinventarse.

PACIENTE: BABASÓNICOS – «Trinchera» (Sony Music 2022)

HISTORIA CLÍNICA: Grabado y producido por la banda en su propio estudio, y acompañados por el ingeniero Gustavo Iglesias, «Trinchera», es un disco de texturas. A diferencia del predecesor «Discutible», que era a primera oída más rockero, entrador, este nuevo álbum nos muestra un sonido más matizado y ambiental, aunque no por eso menos accesible. Esta mezcla de atmósferas, climas y matices no solo convive entre las distintas canciones, sino que también lo hace dentro de cada una de ellas.

Ya en los primeros segundos de «Mimos son Mimos» se nos presenta una breve síntesis de lo serán los 37 minutos de Trinchera: un sonido compacto, sintetizado, y una colección de canciones ideal para bailar, pero también para caminar, para sentarse o acostarse. Es sabido que los Baba tienen la capacidad de convertir todo en un estribillo pop, y en esta canción volvemos a saberlo, esta vez son son los mismos versos que se van transformando en estribillos, generando un efecto en el que las sensaciones se repiten y se esfuman (el perdón tiene un sabor / la traición tiene un color / los bordes del corazón se dibujan, así como se borran, a la vez, mimos son mimos…) Este tipo de conflictos y contradicciones (también conocidos como: la vida) se hacen presentes a lo largo y ancho de «Trinchera«, por ejemplo -y justamente- en «Paradoja», la pregunta es clara: ¿Quién pudiera sonreír sin tregua todo el tiempo? / Sabiendo la que muerte obra.

Algunos de los temas son especialmente ambientales y minimalistas como por ejemplo el lento «Vacío», una canción tan bella como desesperada, que con pocos elementos y muchas texturas genera un clima que va creciendo sutilmente a lo largo de tres minutos, justamente como anticipa en los primeros versos de la letra («La vida está empapada de segmentos de vacío que amenazan crecer»). Otro de los momentos más ambientales es el tema «Madera Ideológica» una balada preciosa que comienza con colchones de teclados y xilofón, y tiene una estructura similar a la de «Vacío», pero esta vez más experimental, jugando con cambios de ritmos y armonías.

De todas formas, «La Izquierda de la Noche» es quizás el mejor resumen de «Trinchera» (y supondría que por esto fue el primer adelanto): es un tema que reúne todos los elementos del disco juntos, una canción tan pop como minimalista, que habla de la noche con un tono bastante íntimo, donde se repite este correlato entre música y letra que se viene sugiriendo. El estribillo tiene variaciones muy sutiles que hacen al tono del tema, si en el primero dice «me hice de la izquierda de la noche / puedo no decirte nada más», la segunda vez reafirma: «yo soy de la izquierda de la noche / no puedo decirte nada», y por último sentencia: «somos de la izquierda de la noche y no puedo decirte nada». En este ultimo estribillo la sensación realmente es que banda nos está diciendo “somos de la izquierda de la noche, no puedo decirte nada y lo estoy repitiendo por tercera vez.”

El segundo corte del álbum es posiblemente el tema más pop del disco: «Bye Bye», un nuevo favorito de muchos fans, que comienza con una frívola invitación: «Hazme el amor hasta el amanecer y después bye bye«, para terminar sugiriendo casi con desesperación: «Hazme el amor, pegate a mí. Si este mundo sigue en pie, si nosotros tenemos arreglo… «

Antes de lanzarse este single, los Babas nos dieron un susto a más de uno, anunciando su tour, que justamente se llama Bye Bye Tour (y los llevará a varios países de América y Europa). Sin embargo, algunos momentos, sobre todo hacia el final del álbum, tienen cierto sabor a epílogo (creo que esto se llama edad), por ejemplo, el estribillo de «Capital Afectivo», que dice: «¿Quién notará que me fui? / ¿Quién lleva la cuenta de esas cosas que escapan a la sombra de una mano?» O la primera estrofa de «Lujo», la última canción del álbum, en la que Adrián admite: «Ahora el tiempo es lujo, y si lo voy a derrochar quiero saber cómo» Estos son algunos de los pasajes más bellos y confesionales de un disco que es en sí bastante confesional y bello.

DIAGNÓSTICO: Creo que a esta altura nadie duda de la lucidez de Babasónicos, tanto en lo musical como en las letras. Sonoramente el disco juega con un sonido profundo, de texturas y climas. Podríamos seguir nombrando estilos y referencias (¿synth-pop? ¿indie rock? ¿trip hop? ¿ambient?), pero realmente suena un tanto ingenuo ponerle etiquetas a Babasónicos, y creo que esto es algo que la banda se ganó legítimamente con su calidad y personalidad en sus más de treinta años de carrera ininterrumpida. Hay quienes dicen que al disco le falta rock, que es muy pop, muy bailable. No creo que valga la pena discutir esto. Tanto los Baba como el rock han sido capaces de cambiar de piel en varias ocasiones. En este caso es innegable que es un disco de rock, pero de todos modos ¿a quién le importa? «Trinchera» es sobre todo, y antes que nada, una colección de canciones de Babasónicos. Un grupo que sin duda se convirtió en uno de los más importantes del rock argentino, una banda que sigue haciendo música de calidad, y hasta atreviéndose a desafiar a la muerte en criollo, tal como lo hacen en la canción «Anubis» -otra de las nuevas favoritas- en la que Dárgelos avisa: «No va a empezar la muerte hoy / a llevarse a mis amigos. / No la voy a dejar, yo la voy a apalabrar. Tiene que peleármelo«

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