Cuando era un estudiante de música muchos de sus compañeros le despreciaban porque se había especializado en trompeta, un instrumento considerado vulgar. Ninguno de aquellos estudiantes consiguió destacarse con el tiempo; el italiano Ennio Morricone, en cambio, se ha convertido en uno de los músicos más importantes de la historia. Sus melodías y canciones han trascendido el campo cinematográfico hasta el punto de que se le puede considerar uno de los creadores musicales más grandes del siglo XX. Y lo que queda del XXI. Sus partituras sinfónicas respaldaron todo, desde spaghetti westerns hasta películas de romance, terror y ciencia ficción, murió a los 91 años… pero su leyenda apenas comienza.

El abogado Giorgio Assumma lee la carta de Ennio Morricone fuera del policlínico Bio-Medico Campus sito en Roma, donde falleciera el famoso compositor, en la madrugada de hoy julio 6.

Morricone se había roto el fémur días atrás a causa de una caída y, debido a complicaciones relacionadas con este accidente, murió durante la noche en una clínica romana donde se hallaba internado. Su muerte fue confirmada por su abogado, Giorgio Assumma, en un comunicado diciendo que el compositor «murió al amanecer del 6 de julio en Roma con el consuelo de la fe. Preservó hasta el momento final su plena lucidez y gran dignidad. Se despidió de su amada esposa María, quien lo acompañó con dedicación en cada momento de su vida humana y profesional y estuvo cerca de él hasta su último aliento, y agradeció a sus hijos y nietos por el amor y la atención que le brindaron. Tuvo un conmovedor recuerdo de su audiencia, cuyo afectuoso apoyo siempre le permitió sacar fuerzas para su creatividad».

Biografia di Ennio Morricone

Morricone escribió su propio y no menos conmovedor obituario, que fue leído por Assumma. “Yo, Ennio Morricone, estoy muerto. Así lo anuncio, a todos mis amigos que siempre han estado cerca de mí y también a aquellos que están un poco lejos, a quienes saludo con gran afecto», comienza. Agrega que es «imposible nombrar a todos», pero menciona a los miembros de su familia y amigos cercanos, cerrando con emocionantes palabras para su esposa: «Renuevo el extraordinario amor que nos ha mantenido unidos, y lamento haberte abandonado. Para vos la despedida más dolorosa». La razón de esta carta también mueve a las lágrimas: «Solo hay una razón que me impulsa a saludar a todos así y a celebrar un funeral en privado: no quiero molestar».

Ennio Morricone ha scritto il suo necrologio: Sono morto, a Maria ...

Nacido en Roma el 10 de noviembre de 1928, Morricone (hijo de un trompetista de jazz) tomó la trompeta y escribió su primera composición a los seis años. Estudió música clásica y después de tocar la trompeta para bandas de jazz en la década del ’40 y de hecho recibir un diploma por su habilidad con el instrumento en 1946, comenzó a escribir partituras para teatro y radio. Fue contratado como arreglista por el sello RCA en Italia y también comenzó a escribir para artistas pop; también realizó innovadores trabajos de avant-garde con el Gruppo di Improvvisazione di Nuova Consonanza, un colectivo de compositores experimentales e improvisadores.

Pero fueron sus partituras cinematográficas las que le dieron la mayor fama. Se casó con María Travia en 1956, y su primer hijo, Marco, nació al año siguiente, por lo que había bocas que alimentar. Morricone encontró trabajo como compositor y arreglista para la red de radio nacional de Italia, escribió música para teatro y televisión, y a veces trabajó como trompetista de jazz, adoptando ocasionalmente seudónimos como Leo Nichols o Dan Savio. Como músico de sesión, a menudo se encontraba tocando en grabaciones de partituras de películas. Que no lo impresionaban mucho, a decir verdad. «La mayoría de las bandas de sonido eran muy feas, y creí que podría hacerlo mejor», dijo. “El neorrealismo en el cine italiano fue realmente maravilloso, pero estas nuevas películas realistas no tenían buena música en absoluto. Necesitaba dinero y pensé que sería bueno escribir partituras para películas”. Comenzó a trabajar a mediados de la década de 1950 como escritor fantasma en películas acreditadas a otros, y orquestó el trabajo de otros compositores para directores de la talla de Michelangelo Antonioni, Vittorio De Sica y Dino Risi. Se graduó para componer sus propias partituras, y sus colaboraciones con Luciano Salce, comenzando con «Il Federale (El fascista)», establecieron su nombre. Morricone trabajó en casi todos los géneros cinematográficos, y algunas de sus melodías son quizás más famosas que las películas para las que las escribió.

La película de Jerzy Kawalerowicz de 1971, «Maddalena», es poco recordada hoy en día, pero las dos piezas de Morricone para la película («Come Maddalena» y «Chi Mai»), se encuentran entre las más queridas por sus fans; de hecho esta última alcanzó el número 2 en el Top 40 del Reino Unido después de su reutilización en la serie dramática de la BBC «The Life And Times Of David Lloyd George»… Desde los 70, Morricone fue una figura permanente en Hollywood, componiendo para prolíficos directores como Don Siegel, Mike Nichols, Brian De Palma, Barry Levinson, Oliver Stone, Warren Beatty y John Carpenter, por citar algunos. Como dato extra tuvo un vínculo con la Argentina en 1977, cuando compuso la melodía oficial del Mundial 1978 (!).

Sus partituras de 1960 para el director Sergio Leone, respaldando a un seco Clint Eastwood en la así llamada «Trilogía de los Dólares» -«Trilogia del dollaro» o Dollars Trilogy», también conocida como «The Man with No Name Trilogy» y «Blood Money Trilogy», es una serie de tres spaghetti westerns italianos dirigidos por Leone en tres años consecutivos: «A Fistful of Dollars» (1964), «For a Few Dollars More» (1965) y «The Good, the Bad and The Ugly» (1966)- tuvieron un enorme éxito y llegaron a definirlo como músico y artista: con sus melodías silbantes y la combinación de elementos sinfónicos con disparos y guitarras, estas piezas musicales evocan todo el género del western. «La música es indispensable, porque mis películas podrían ser prácticamente películas mudas; el diálogo cuenta relativamente poco, por lo que la música subraya las acciones y los sentimientos más que el diálogo», dijo Leone. La contribución de Morricone al clima y alcance de estos films fue inmensa, al igual que su papel en la construcción del mito de Eastwood. «Intenté reinventar al pueblo estadounidense», explicó Morricone. «La naturaleza caricaturesca de los personajes de Leone me inspiró a introducir sonidos extraños en la partitura, para que tuvieran el carisma que él quería».

Tal vez fue su familiaridad con las composiciones surrealistas de vanguardia lo que lo ayudaría a idear trucos tan llamativos como el motivo del aullido de coyote de «The Good…» o los ensordecedores relojes de bolsillo que miden el climático duelo final en «For A Few…». La partitura de Morricone para «Once Upon a Time in the West» fue prácticamente una ópera independiente repleta de temas épicos y motivos de personajes individuales. No obstante, Morricone siempre sostuvo que su mejor trabajo fue para la película de 1984 de Leone, «Once Upon a Time in America».

Esas películas -y las partituras de Morricone, claro- fueron una clara influencia en Quentin Tarantino, quien lo contrató para su reciente western «The Hateful Eight». Este trabajo le valió a Morricone su primer Oscar, más allá del que había ganado como premio a la trayectoria de toda una vida. Tarantino también había usado su música en «Kill Bill», «Inglourious Basterds» y «Django Unchained», con Morricone escribiendo una canción original para este último. Otras películas en las que incluyó su música son «The Thing» (dirigida por John Carpenter), «Cinema Paradiso» (Giuseppe Tornatore), «The Battle of Algiers» (Gillo Pontecorvo), «Days of Heaven» (Terrence Malick), «The Untouchables» (Brian de Palma) y la trilogía «La Cage aux Folles» (Édouard Molinaro).

Con frecuencia realizó giras con obras destacadas de su catálogo y seguía dirigiendo su orquesta en 2019. Vendió más de 70 millones de álbumes y fue copiosamente honrado en Italia y en otros lugares. En 1992 fue nombrado Oficial de la Orden de las Artes y las Letras en Francia, luego ascendido a caballero en 2009. En 1994 fue el primer compositor no estadounidense en recibir el premio al logro profesional de la Film Music Society. En 1995 recibió el premio Golden Lion del festival de cine de Venecia. Además de sus dos premios de la Academia, ganó cuatro premios Grammy y seis Baftas.

Desde el cine oculto al sello de autor, él lo ha podido y lo puede todo. Y más allá. «Si se escribe como dicta la costumbre, uno se olvida de investigar y de perseguir la originalidad. Te dejás atrapar exclusivamente por el oficio, por la tradición, por la mecánica de la rutina, por esa habilidad aprendida y ya aplicada de manera pasiva«, explica en su libro «En Busca De Aquel Sonido» (Malpaso). ¿Cómo no creerle? Y todo ello sin olvidar su influencia mayúscula en el pop. En 1987, Morricone coescribió ‘It Couldn’t Happen Here’ con Pet Shop Boys, tema que figuró en el álbum «Actually»; a lo largo de su carrera, compuso para todo tipo de artistas populares: Rita Pavone, Amii Stewart, Paul Anka, Demis Roussos, Françoise Hardy, Zucchero y K.D. Lang, y la lista sigue.

No es casualidad que Muse abra sus conciertos con «Man with a Harmonica», The Mars Volta con «A Fistful Of Dollars» y Ramones y Metallica con «L’estasi Dell’oro», que Pat Metheny y Charlie Haden hayan grabado una versión del «Love Theme» de «Cinema Paradiso» o que Danger Mouse, productor clave del pop-rock actual, haya colaborado con Danielle Luppi para editar un álbum como «Rome», un homenaje al maestro con colaboraciones de Jack White y Norah Jones.

Es más, también existe un álbum tributo llamado «We All Love Ennio Morricone», con versiones de Roger Waters, Celine Dion, Quincy Jones, Bruce Springsteen y otros. Su música fue sampleada por Jay Z & The Orb. Thom Yorke de Radiohead lo considera su «gran obsesión» y el mismísimo Giorgio Moroder afirmó que fue Morricone quien le inspiró a dedicarse a la música.

Decía Morricone, en un ejercicio de modestia sorprendentemente alegre, que su trabajo no tenía otra función que la de ser… funcional, justamente. «Sinceramente, creo que a veces perdemos de vista lo esencial. Me preguntan por el valor de la música en una película y sólo puedo decir que mi trabajo es válido siempre que ayude a la propia película. Le diré una cosa: una película mala lo será independientemente de la banda sonora. Pero una música inspirada nunca podrá hacer buena a una película», añadió, sin interrumpir ni por un segundo su inmejorable -y ya eterno- estado de ánimo. QEPD.

PD: al cierre de esta nota, testimonios de músicos, actores y demás personalidades de todo el mundo (como pueden ver más abajo) que lamentan la muerte del maestro continúan sumándose.

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